Una espera de tres días para obtener una evasiva

Una negociación de bonos por $105 millones de la Corporación Financiera Nacional, que había sido suspendida por el Gobierno anterior porque la consideró inconveniente, estaría a punto de concretarse, según una serie de comunicados internos de ese organismo a los que tuvo acceso BLANCO Y NEGRO.
El gerente de la CFN, Enrique Espinel, negó que esa negociación estuviera en marcha y aseguró que los bonos se encuentran en el Banco Central, aunque insistió que él solo cumplía disposiciones del Directorio, en una breve conferencia telefónica con BLANCO Y NEGRO.
La conversación ocurrió luego de tres días de insistencia con la oficina de Relaciones Públicas de ese organismo y con la asistenta del gerente, pero éste se limitó a decir que quien debía pronunciarse es el presidente de la República, Lucio Gutiérrez, o la presidenta del Directorio de la CFN, Rosa Mantilla de Velasco, quien está fuera de la ciudad, según informó su asistenta.


La negociación de los bonos en el mercado internacional fue suspendida por la anterior administración debido a tres razones, según el ex presidente del Directorio de la CFN, Nicolás Espinosa: la oferta no estaba respaldada por una empresa de primer orden; el cambio de Gobierno estaba próximo; y, esos recursos hubieran podido destinarse a otras entidades del Estado necesitadas de liquidez, dejando sin recursos a la CFN.
La inconveniencia se habría detectado luego de que la firma internacional de investigación de riesgo Kroll, contratada por la CFN, informara que la empresa que ofrecía comprar los bonos, DBMS Financial Investments Inc, no tenía la experiencia necesaria para estas negociaciones; no estaba registrada ante la Securities Exchange Comission (SEC) y era muy poco sólida. (JT)

CIBC Oppenheimer

CIBC Oppenheimer, la firma con la que CFN tiene un contrato de exclusividad para colocar bonos en el mercado internacional, provee servicios de asesoría financiera y banca. Según sus balances, facturó $350 millones en 2002.
La anterior administración de la CFN estudió la terminación del contrato de exclusividad, bajo el argumento de que le daba poco margen de maniobra a la CFN para negociar los bonos.
En enero de 2003 CIBC Oppenheimer fue adquirida por la gigante Fahnestock Viner Holdings Inc., que presta servicios financieros tanto a empresas como a individuos entre los que se incluyen negociación de acciones y bonos.
Esta última empresa es una corredora de valores con sede en Nueva York, opera desde 1881 y tiene 1 100 empleados en 89 subsidiarias localizadas en EEUU, Sudamérica y Canadá, además, está registrada como miembro de la Bolsa de Valores de Nueva York y de la Securities Exchange Comission (SEC).
La CFN debió contratar los servicios de CIBC Oppenheimer porque para negociar bonos en el mercado internacional es indispensable hacerlo por medio de una corredora, debidamente registrada ante una cámara de liquidación y custodia, que en el caso de EEUU es la SEC.
Las empresas o personas naturales no pueden emitir y negociar sus propios bonos, sino que necesitan de la intermediación de una firma de corretaje y del aval de un banco de inversiones.
Por cumplir el papel de intermediarios entre quienes emiten los bonos y quienes los compran, los corredores cobran una comisión, que en el contrato entre la CFN y CIBC es del 1,25%.
Los bonos son papeles que las empresas usan para captar recursos en el mercado de capitales, es decir, para tomar dinero prestado a plazos establecidos y con tasas de interés que varían según la calificación de riesgo de los bonos.
Si una empresa califica como segura, se entiende que tiene capacidad para honrar los créditos y pagará menos intereses para captar dinero. En el caso contrario los bonos pasan a ser "papeles basura" o junk bonds, que pagan altas tasas de interés por ser inversiones de alto riesgo. (MT)

DBMS Financial Investements Inc

Según la firma de investigación y control de riesgos, Kroll Associates, DBMS Financial Investments Inc. fue incorporada en 1997 en Florida (EEUU) pero se encuentra inactiva desde el 4 de octubre de 2002 en el registro de la Secretaría de Estado. BLANCO Y NEGRO intentó rastrear información sobre sus balances, así como su registro en la SEC, pero no los encontró.
Kroll afirma en un informe confidencial obtenido por BLANCO Y NEGRO que sus fuentes en el sector financiero señalan que uno de los socios principales de DBMS, Mario P. Morejón, tiene un pasado como "prisionero plantado en Cuba" (sic).
"Nos indicaron que ni el señor Morejón ni la compañía tienen renombre dentro del primer rango de compañías financieras con la capacidad de llevar a cabo los servicios ofrecidos a la CFN", dice Kroll. De otro lado, ningún documento que identifique a DBMS como una empresa pública o consejera de negocios aparece en los bancos de Nasdaq (Asociación Nacional de Corredores de Valores, por sus siglas en inglés), condición indispensable para negociar papeles en Estados Unidos.
A cambio, está inscrita en los registros de Dun & Bradstreet desde 1997, como "empresa de servicios legales e ingeniería".
El balance del 13 de diciembre de 2002 de DBMS es "bastante negativo por lo que D & B le da una calificación de 4 en cuanto a riesgos de quiebra" y una calificación de 5 "en cuanto al pago de deudas", lo que la hace muy riesgosa en relación con sus competidoras. Sin embargo, en la Corte Federal de Estados Unidos del Distrito Sur no había, hasta la publicación del informe, "ningún caso civil o criminal o bancarrota pendiente, involucrando a DBMS", de acuerdo con Kroll. Pero en la Corte del Condado de Miami-Dade hay dos casos civiles vinculados a DBMS.
Los casos son AT&T Corporation versus DBMS Financial Investments Inc., del 12 de octubre de 2000, por incumplimiento de contrato por parte de ésta última y Federal Express Corp. versus DBMS, del 15 de junio de 2000, nuevamente por incumplimiento de contrato por parte de la empresa DBMS, dice el informe. (MT).

Unos apetitosos papeles para una firma de dudosa procedencia, según Kroll

La primera noticia que tuvieron en la Corporación Financiera Nacional (CFN) de la firma DBMS Financial Investments Inc. (ver recuadro de la derecha), domiciliada en Miami, data del 27 de agosto de 2002. Esa fecha llegó a las oficinas de la banca estatal de segundo piso una jugosa oferta para adquirir los bonos que le fueron entregados por el Gobierno, en 1999.
En ese año la CFN recibió $424 millones en bonos para su capitalización: de la Ley 98-17. Los papeles tenían un vencimiento en 2006 y 2010, y estaban contabilizados al valor de mercado, según la disposición de la Superintendencia de Bancos.
Los bonos eran negociados en la Bolsa de Valores de Quito y Guayaquil, con lo que las autoridades obtenían recursos para el funcionamiento de la institución, según recuerda el ex presidente del Directorio de la CFN, Nicolás Espinosa, que estuvo al frente de esa entidad desde el 7 de enero de 2002 hasta el 15 de enero de 2003.

La necesidad de obtener mayor rentabilidad por esos papeles habría motivado a la Comisión Ejecutiva de la CFN a autorizar la firma de un contrato de exclusividad con la reconocida firma CIBC Oppenheimer para la venta de bonos en el exterior, por una comisión de 1,25%, que debía ser cancelada por el comprador de los bonos.
La oferta de DBMS Financial Investments Inc. llegaba cuando la CFN atravesaba un difícil momento porque se acumuló de Certificados de Depósitos Reprogramables (CDR), papeles que entregó el Estado a los clientes de la banca cerrada por sus ahorros (luego de la crisis bancaria de 1999), y que eran comprados en el mercado negro por los acreedores de la misma banca cerrada al 50% y 60% de su valor nominal. Un Decreto Ejecutivo (derogado recién en septiembre de 2002) obligaba a la CFN a recibir CDR como cumplimiento de las obligaciones al 100% de su valor nominal. Así, la CFN acumuló $400 millones en papeles que no podía negociar en ninguna parte.
La perspectiva de obtener una mayor rentabilidad por los bonos 98-17 obligó a la CFN a plantearse la posibilidad de negociarlos en el exterior. En ese contexto la oferta de DBMS resultaba atractiva, así que en agosto de 2002 la Comisión Ejecutiva autorizó la gestión de la venta de esos bonos.
El 11 de septiembre de 2002, DBMS vuelve a insistir en su propuesta para adquirir los bonos, e igual propuesta se hace el 17 de octubre del mismo año, pero en esa ocasión DBMS propone compras parciales: para los bonos de vencimiento de 2006, se promete el 97% de su valor nominal, y para los de 2010 el 95% de su valor nominal.
"El precio en el mercado de los bonos 2006 es del 80,34% de su valor nominal y para los de 2010 es 60,5%. Si se acepta la propuesta, la CFN registraría una importante utilidad (alrededor de $20 millones) por la diferencia entre los precios de compra y los precios registrados en la contabilidad", dice un informe reciente de Germán Worm, supervisor nacional de riesgos de la CFN, remitido al actual gerente de la entidad, Enrique Espinel.
Los precios fuera de mercado obligaron a la anterior administración de la CFN, a cargo de Nicolás Espinosa, a pedir a la firma internacional de investigación de riesgos Kroll Associates un informe sobre DBMS Financial. El informe mostraba a DBMS sin el respaldo económico que se necesita para este tipo de operaciones.
"Las enormes variaciones en las ofertas y su insistencia no son normales en este tipo de transacciones internacionales. Cabe señalar que la última carta de enero 16 de 2003 está escrita en papel no membretado, sin los detalles de montos por tipo de papel y la firma de Mario Morejón (registrador de la empresa) no coincide con la de otras cartas, ni con ninguna firma de los socios de DBMS", dice Worm en el informe. Insiste en que de producirse la venta, la institución perdería el único activo con el que podría realizar nuevas operaciones para tener una mejor estructura financiera.
Pese a estos antecedentes, el actual gerente de la CFN, Enrique Espinel, envió un memorando al entonces director financiero, Pablo Rivadeneira, asegurando que la negociación con DBMS Financial Investements Inc. sí era procedente.
"Por cuanto la empresa DBMS Financial Investments Inc., en oficio del 10 de marzo de 2003 (...) ha manifestado su conformidad con los términos de la citada resolución (que no exista pacto de recompra de los papeles sino solo de venta) y ha reiterado su interés por adquirir los bonos de propiedad de la institución emitidos al amparo de la Ley 98-17 y los Decretos 1517 y 2187, manteniendo para los primeros su oferta del 17 de octubre de 2002 (97% del valor nominal para los bonos de 2006 y 95% para los de 2010), y para los últimos oferta el 100% (del valor nominal), esta negociación se efectuará sin recompra", dice el memorando de Enrique Espinel, el 21 de marzo de 2003.
El memorando de Espinel omite la recomendación de Germán Worm, en el informe que le remitió el 19 de febrero de 2003, de que no se continúe con la negociación con la "DBMS debido al elevado riesgo que supone negociar con una firma en la condiciones anotadas en el documento de Kroll Inc. (sin experiencia y sin patrimonio)."
Worm aclara, en el informe al que tuvo acceso BLANCO Y NEGRO, que al hacerse pública la venta de bonos existe la posibilidad de que "se considere que la CFN ya no necesita soluciones a sus graves problemas como la deuda de la Agencia de Garantía de Depósitos, los CDR con sus respectivos intereses y, además, pueden disminuir los esfuerzos de recuperación de la cartera vencida, venta de activos y reducción de gastos". (JT)

ANALISIS

Sospechas, solo sospechas que parecen ser realidad

La confiscación de los depositos bancarios y la crisis de la banca de 1999 afectaron directamente a la Corporación Financiera Nacional (CFN) que actúa como institución de segundo piso en el sistema financiero nacional: canaliza líneas de crédito para el sector productivo.
El principal detonador de la crisis en la CFN fue la publicación (en el Registro Oficial del 17 de noviembre de 1999) del Decreto 1492, que obligaba a la Corporación a recibir Certificados de Depósitos Reprogramables (papeles que no se podían negociar en ninguna parte) al 100% de su valor nominal para pagar las obligaciones por vencer o vencidas de los deudores de la banca cerrada. La CFN acumuló así $400 millones de esos bonos "basura", producto de la crisis financiera, casi la misma cantidad que el Gobierno entregó en bonos de la Ley 98-17 a la institución para su capitalización: $420 millones.
Los bonos 98-17, negociados en las Bolsas de Valores de Quito y Guayaquil, permitieron a la Corporación tener liquidez para operar y habrían sido uno de los puntales para la reactivación de la institución en la administración del gobierno de Gustavo Noboa.
Pero solo la sospecha de una negociación de esos bonos alborotó a varias personas al interior de la CFN, que empezaron a hacer denuncias anónimas sobre un supuesto "negociado" que involucra al único patrimonio con el que cuenta la Corporación.
La sospecha parece acertada una vez que BLANCO Y NEGRO tuvo acceso a una serie de memorandos en los que la actual administración de la CFN muestra demasiado interés por negociar los papeles con una compañía de dudosa reputación, que presenta una oferta de compra de los bonos por encima de los valores de mercado.
BLANCO Y NEGRO tuvo acceso también a un informe de la firma internacional de investigación de riesgo Kroll, en el que se afirma que la empresa que ofrece comprar los bonos tiene antecedentes de problemas legales en dos cortes estadounidenses. En estas circunstancias intentamos obtener una versión oficial de la CFN sobre la negociación, pero la respuesta que recibimos, después de intentar durante tres días, fue "pregúntenle al presidente de la República", y "vamos a investigar de dónde ustedes obtuvieron los documentos". (JT). (BLANCO Y NEGRO)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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