Quito. 25 ene 96. La muerte de Ximena Vargas fue brutal. Su
marido Wilson Carrillo esperó a la joven de 23 años estuviera
dormida y de un solo machetazo la degolló. Una vez muerta, con
una crueldad sin nombre, dividió el cadáver en siete pedazos:
desprendió los brazos y las piernas del tronco y los
formolizó.

Carrillo, guardó el cuerpo en tres bolsas de polietileno, las
envolvió en sacos de yute y regó diésel para borrar las
evidencias. La fosa en un patio cercano estaba lista.

Uno de los hijos de la pareja, de apenas tres años de edad,
presenció el asesinato, ocurrido el pasado 29 de abril, en la
parroquia Arosemena Tola, a 35 kilómetros de la ciudad del
Tena. A nueve meses de los hechos, el pequeño aún revive la
escena del crimen: "juguemos a que yo era el marido y tu la
mujer". Entonces, el pequeño toma un cuchillo y amenaza a su
compañero de juego con degollarle.

El juicio 35/95, por el asesinato de Ximena Vargas se ventila
en la Corte Superior, luego de que hace dos semanas, la
defensa presentó una apelación, en la que demanda que se
invaliden varias evidencias. Carrillo alega que su crimen fue
un acto de locura.

En una carta escrita después del asesinato, antes de su
frustrada huida, que reposa como parte del expediente
judicial: Carrillo dice "Por el santo nombre de Dios, que
nadie me guarde rencor ni venganza, porque no tuve otra
solución, ya que ella misma tuvo toda la culpa".

En su declaración, Carrillo insiste en que el desenlace fatal
"es el resultado de muchos años de sufrimiento, puesto que su
esposa mantenía una relación amorosa con un individuo.

Entre las pruebas que presenta la defensa consta una carta del
párroco y misionero josefino de Tola Arosemena, Pedro Moncayo.
Según este sacerdote, "Wilson Carrillo era un hombre de bien y
que cambió por completo cuando su esposa, Ximena Vargas dio un
mal paso y huyó con su amante, botando a los dos hijos y al
marido. Luego, no tuvo vergüenza de regresar a esta vecindad e
instalar una cantina, especie de casa de cita, molestando a la
vecindad con los estruendos de esa música bullanguera... El
hombre en un ataque de celos, enajenado, ha hecho lo que ha
hecho".

Desde el primer informe presentado por la Oficina de
Investigación del Delito (OID), el móvil del asesinato fueron
los "celos".

Aquel 29 de abril, tuvo lugar en la ciudad del Tena una
audiencia de conciliación, en la que Ximena Vargas ratificó su
deseo de divorciarse. Horas más tarde, Carrillo llegó a la
casa y cenó con su familia, como si fuera una noche
cualquiera. En algún lugar de la casa, los machetes de 80
centímetros, el formol, las bolsas de polietileno, la fosa,
todo estaba listo.

El gran interrogante de este caso es ¿por qué si eran celos,
Carrillo actuó con tanta sangre fría? ¿por qué dividió el
cadáver en siete pedazos si no hubo confrontación? ¿cómo se
explica la extrema meticulosidad de Carrillo, en la ejecución
del crimen, en donde no hay indicios de furia o de pasión? De
hecho, estamos frente al asesinato de una mujer dormida y ante
la desmembración de un cadáver.

La víctima no está más para contar su versión de los hechos.
Empero, el proceso penal recoge pedazos de información en los
que se filtra la voz de Ximena.

El 30 de octubre de 1993, por ejemplo, la joven narra en la
Intendencia de Policía del Napo la siguiente historia: "En
condiciones en que me encontraba en mi domicilio, ubicado en
la parroquia Arosemena Tola, llegó mi marido, que responde al
nombre de Wilson Carrillo y me agredió salvajemente con
puñetazos y patadas, y como si fuera poco cogió la carabina y
me quiso disparar, por suerte yo logré empujar el arma. Si no
hubiera sido así, yo no estuviera contando lo ocurrido. Luego,
cogió el cable de la luz y me quiso coger la corriente.
Intentó ahorcarme. Los vecinos me socorrieron".

El seis de enero, en la misma instancia policial, Ximena
cuenta que "siendo aproximadamente las 02h00, llegó mi esposo
y en forma descomedida y malcriada, injuriándome y pegándome
cerró la puerta del cuarto y me dijo: ahora mismo me das el
(...), sino te mato. Luego me pegó en la barriga, en los
senos, en la vagina. Me arruñó el ano al punto que no podía
caminar".

En otro informe policial, Ximena cuenta que en su intento por
escapar de una nueva violación, salió desnuda en la noche,
cruzó varios patios y tomó la ropa que colgaba en casa de una
vecina. Aquel día, la joven decidió separarse. Viajó a
Guayaquil. Durante varios meses vendió baratijas en La Bahía.

Según el relato de Mariana, hermana de la víctima, a los 12
años, Ximena fue secuestra y violada por Carrillo, quien en
aquel entonces era profesor en la escuela de la niña.

SE FRAGUABA LA IMPUNIDAD

La abogada de la acusación, Alejandra Cantos, insiste en que
en el asesinato de Ximena hubo "premeditación, alevosía y
ensañamiento. Premeditación porque Carrillo actuó en la noche,
esperó el momento exacto y preparó los instrumentos del
asesinato. El asesino esperó a que Ximena estuviera dormida
para que no tuviera ninguna posibilidad de defensa: lo prueba
el hecho de que el asesino no tenía un solo rasguño luego de
cometer su crimen".

Cantos insiste en que, desde hacía dos años, la joven se
encontraba bajo amenaza de muerte. Los elementos de
planificación del crimen, dice la abogada solo se conocen en
el momento en que éste tiene lugar.

A su vez, Carrillo cometió el asesinato con alevosía y
ensañamiento, con un exceso de crueldad, que demostraría el
sentido de propiedad del asesino frente a su víctima.

Cuando en octubre pasado el caso llegó a manos de Cantos,
faltaban en el proceso evidencias claves: los dos machetes no
aparecían y el juez primero de lo Penal del Tena, Juan
Francisco Hernández había ordenado que se queme el colchón y
la almohada llenas de sangre y con el corte del machete.

Las anomalías en el caso llegaron al punto de que las
autoridades de control judicial destituyeron a Hernández.
"Este es un caso típico en el que se fraguaba la impunidad",
dice Cantos.

A su vez, los expedientes judiciales de los peritos médicos se
encontraban destruidos. Según Cantos, algunas autoridades
judiciales y la familia del acusado ha intentado por todos los
medios dilatar el proceso penal. (DIARIO HOY) (P.12-B)
EXPLORED
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