MADRID. Una "sucursal" de siete sicarios colombianos, dedicada presuntamente a ajustes de cuentas del narcotráfico, fue desarticulada en Madrid por la Policía, que se incautó de un arsenal que incluía un lanzagranadas antitanque.

Así lo informaron hoy en rueda de prensa el secretario de Estado español de Seguridad, Francisco Martínez, y el director de la Policía, Ignacio Cosidó, junto con los responsables policiales de la operación "Aquiles".

Las detenciones se produjeron en Madrid una vez que la organización había recibido un importante cargamento de armas con las que presuntamente cometerían esos ajustes de cuentas o bien para venderlas a otro cartel mexicano de la droga en Valencia (este español).

Entre las armas incautadas, encontradas en una camioneta de alquiler, figuran un lanzagranadas antitanque, detonadores, cinco fusiles y pistolas con silenciador, un rifle con mira telescópica, un revólver y dos escopetas.

La banda colombiana supuestamente tenía la misión de ejecutar ajustes de cuentas en forma de asesinatos, secuestros o palizas a aquellos que no pagaban las deudas derivadas del narcotráfico a los carteles de Colombia.

Entre los detenidos se encuentra el cabecilla de esta "oficina de cobros", apodado "El Conejo", un antiguo integrante de la banda de colombianos "Señor del cido" y que está reclamado por las autoridades colombianas, además de su lugarteniente, "El monstruo", sobre el que pesa una orden europea de detención y entrega.

Otra de las funciones de la "oficina" era alimentar la incipiente alianza con un supuesto integrante de un cártel mexicano, a quien entregarían parte del armamento incautado para cometer varios ajustes de cuentas, principalmente en la provincia de Valencia.

Los presuntos sicarios arrestados, que empleaban como tapadera un restaurante de la localidad madrileña de Leganés para reunirse, se referían a cometer un asesinato como "enviarle flores a alguien", según las fuentes policiales.

Por esa acción podrían recibir la mitad de la cantidad que debía la víctima al cartel, si bien la Policía no tiene constancia que en los 16 meses de investigación de que se haya cometido en España ningún crimen.

El jefe de la Brigada Central de la Policía para la lucha contra el Crimen Organizado, Andrés Diéguez, explicó que esta célula de sicarios actuaban no solo contra narcotraficantes sino también contra vendedores de estupefacientes que habían contraído deudas y que no denunciaban las amenazas por miedo a las posibles consecuencias.

Diéguez también indicó que el cabecilla se encontraba inmerso en una guerra en Colombia contra otra "oficina de cobros", responsable del asesinato de su hermano hace seis meses y de su sobrino hace unos días.

Así, había dado instrucciones para que realizaran trabajos de inteligencia y vigilancia sobre personas vinculadas con el grupo rival y había llegado incluso a ordenar el asesinato de una ciudadana colombiana en Santiago de Cali (Colombia) y el ametrallamiento de la vivienda de un narcotraficante por una deuda de drogas.

Paralelamente a la guerra en Colombia, la "sucursal" aceptó el encargo de cobrar una deuda derivada del narcotráfico a un ciudadano español, que se encuentra en régimen abierto en un centro penitenciario de Madrid. EFE

 

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