Quito. 16 ene 96. La fertilización in vitro (FIV) y otros
métodos de alta tecnología para combatir la infertilidad de
las parejas, han experimentado en los últimos años un
auténtico "boom" en Estados Unidos.

En poco más de una década, el número de clínicas dedicadas a
este campo han pasado de 30 a más de 300, y ahora se efectúan
más de 40 mil fertilizaciones in vitro y otros procedimientos
similares al año.

El negocio de estas clínicas ha crecido tanto que hoy en día
mueve 350 millones de dólares al año.

¿Por qué este auge? Un amplio artículo del New York Times
explica que la expansión de este "mercado" se debe a los
avances de la tecnología y al envejecimiento de la población,
además de que las mujeres han pospuesto el momento de tener
familia incluso hasta los 40 años, edad en la que los óvulos
no tienen igual calidad, y por tanto se dificulta el embarazo.

En Ecuador la demanda crece

En América Latina, los diversos métodos de reproducción
asistida -concretamente la inseminación artificial y la
fertilización in vitro- que se aplican en parejas que no
pueden concebir por métodos naturales, se practican
exitosamente desde 1984. El país pionero fue Colombia, aunque
a principios de esta década la práctica ya se había difundido
por el resto de países, y el año pasado el Registro
Latinoamericano de Reproducción Asistida reunía los nombres de
59 centros dedicados a esta tarea.

En Ecuador, se practica la inseminación artificial desde 1984.
Desde entonces han nacido con este método más de 500 niños,
según nos cuenta el doctor Iván Valencia, director del Centro
Médico de Fertilidad y Esterilidad (CEMEFES), que funciona en
Quito desde hace once años.

En relación al FIV, Valencia explica que el primer niño
engendrado por este método fue un varón, y nació en junio de
1992. Después vinieron al mundo 20 niños más.

Aunque no existen leyes que regulen esta práctica, y a pesar
de algunos debates con la Iglesia, el doctor Valencia dice que la
demanda de métodos de reproducción asistida ha crecido porque
"se constituye en una alternativa real de solución para las
parejas", a veces la única solución.
Es tal vez por eso que solo en el CEMEFES se han atendido
decenas de parejas de todas las edades y razas. También se ha
dado servicio a parejas que no están legalmente casadas, e
incluso se ha cubierto una pequeña demanda de mujeres solteras
que han solicitado la inseminación artificial, eso sí, después
de profundas investigaciones de la parte moral, ética,
psicológica e incluso económica de la mujer.
"Negamos el servicio únicamente a las lesbianas", explica
Valencia.

¿QUE ES LA INSEMINACION ARTIFICIAL?

Quito. 16 ene 96. El doctor Iván Valencia explica que la
inseminación artificial se practica en parejas donde el esposo
no tiene espermatozoides o los tiene de muy mala calidad.
Para corregir este problema existen dos tipos de inseminación.
La inseminación artificial homóloga, es decir con una muestra
de semen del propio esposo, que es mejorado en el laboratorio
con técnicas de rehabilitación espermática.
Y cuando el semen del hombre no puede ser mejorado en el
laboratorio, se recurre a la inseminación artificial
heteróloga, o con semen de un donante anónimo, que siempre se
utiliza congelado, porque desde que llegó el SIDA -en los años
80- la Sociedad Americana de Fertilidad (American Fertility
Society) prohibió la practica de la inseminación artificial
con semen fresco.

Un banco de semen

La doctora Juana Rivero, también del CEMEFES -único centro que
cuenta con un banco de semen en el país- nos explica que el
proceso de inseminación artificial no es tan complejo.

Todo empieza con el reclutamiento de posibles donantes de
semen, que por lo general son estudiantes universitarios,
casados o solteros. Luego se estudia profundamente a los
candidatos, desde el entorno en donde se desenvuelven, hasta
los parámetros internacionales requeridos para escoger un
donante: edad, historia clínica y genética, exámenes físicos y
de fenotipo, ausencia de enfermedades de transmisión sexual y
una excelente calidad del semen.

Los que pasan estas pruebas son aceptados y donarán su semen
durante ocho meses, una vez por semana, siempre después de
tres días de abstinencia sexual.

El semen de los donantes es congelado inmediatamente después
de la donación, en pequeñas pajillas plásticas que se guardan
en tanques similares a los de inseminación de ganado. Para
ello, el semen se mezcla previamente con crío preservante, una
substancia que protege los espermatozoides de las bajas
temperaturas, ya que el semen pasará de 37 grados centígrados
a -196 grados.

El semen donado -clasificado por códigos para que la identidad
del donante quede en la más absoluta reserva- se guarda en los
tanques de congelación durante seis meses. Entonces se vuelve
a practicar exámenes al donante, para rechazar definitivamente
la presencia del virus del SIDA. Solo entonces el semen donado
podrá ser utilizado para una inseminación. La doctora Rivero
aclara que el semen de un mismo donante será utilizado en un
máximo de cuatro embarazos. No más.

Solo 10 minutos

La inseminación artificial se lleva a cabo en el día de
ovulación de la paciente. Para ello se escoge las muestras de
semen de acuerdo a las características físicas del esposo. Se
descongelan dos pajillas -cada una tiene alrededor de 40
millones de espermatozoides-, y se deposita este semen en una
copa plástica que se coloca en el cuello del útero de la
mujer. El procedimiento dura de cinco a diez minutos y no es
nada doloroso. El costo de la muestra de semen es de
aproximadamente 250.000 sucres. El porcentaje de éxito es del
60 por ciento.

FIV UN METODO MAS COMPLEJO

La fertilización in vitro más común se realiza con gametos de
la misma pareja, es decir, con semen del esposo y óvulos de la
esposa, que son preparados y posteriormente unidos en un
laboratorio.

El proceso se inicia con un tratamiento de estimulación
ovárica a la paciente -a través de una combinación de
medicamentos- que provoca que ésta produzca varios óvulos en
un mismo ciclo. Cuando los óvulos están listos, se los aspira
vía transvaginal, en un procedimiento que se realiza con
anestesia general. En el laboratorio los óvulos son lavados y
clasificados según su madurez.

Minutos antes de que los óvulos sean recolectados, el esposo
obtiene una muestra de su semen. Sus espermatozoides se
someten entonces a un proceso de capacitación que dura varias
horas.

Luego viene la reunión de los óvulos y los espermatozoides.
Este proceso se efectúa en cajas plásticas que se mantienen en
una incubadora a temperatura controlada. La fertilización toma
alrededor de 18 a 20 horas. El proceso es seguido por
microscopio, para verificar si se ha conseguido la
fecundación, es decir, si los óvulos se han convertido en
embriones. De ser así, la paciente ingresa a la clínica y se
somete a la transferencia del embrión al útero, un
procedimiento que se realiza a través de un catéter muy fino
que pasa a través del cuello del útero hacia la cavidad
endometrial. El procedimiento dura de cinco a 10 minutos.

Entonces solo queda esperar que el organismo acepte los
embriones. Si es así, el resto se desarrolla como en un
embarazo normal.

Donantes de óvulos

Cuando la mujer está incapacitada para producir óvulos
propios, el método de fertilización in vitro se realiza con el
semen del esposo y los óvulos de una donante.

La doctora Rivero explica que en el CEMEFES se trabaja en este
procedimiento desde hace algunos años, primero con donantes no
anónimas, generalmente familiares cercanos de la mujer, y
posteriormente -para evitar cualquier problema entre la
donante y la madre- con donantes anónimas que son estudiadas
mediante una completa historia clínica, detallada revisión de
enfermedades genéticas e infecciosas, historia menstrual,
exámenes de laboratorio para descartar el Sida, sífilis y la
hepatitis B, evaluaciones psicológica, física y ginecológica,
que incluye todo el aparato genital.

La donante escogida para un proceso de FIV -que deberá tener
rasgos físicos similares a los de la madre- seguirá el mismo
proceso arriba citado, es decir, será sometida a una
estimulación hormonal para que produzca varios óvulos en un
mismo ciclo, y finalmente se someterá a la aspiración de
óvulos. Ahí termina su participación. Después se realiza la
fecundación entre los espermatozoides del padre y los óvulos
de la donante, que al convertirse en embriones son
introducidos en la cavidad endometrial de la madre.

Ambos casos de fertilización in vitro tienen un porcentaje de
éxito del 20%. El costo del tratamiento es de aproximadamente
cuatro millones de sucres. El principal inconveniente puede
estar en la posibilidad de un embarazo múltiple, y sus
consecuentes riesgos. (DIARIO HOY) (P. 5-B)
EXPLORED
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