Ejercicio de la medicina

En una época nuestra misión como médicos era curar, pero curar se ha convertido en un arte perdido. Ahora el ejercicio de la medicina es una causa de estrés y desgaste físico y síquico.
Al carecer de un seguro social universal, nuestro sistema favorece la difusión del modelo de la medicina como negocio y propicia en algunos casos la comercialización con el dolor del paciente. En el ámbito público, lo que importa es atender a un número cada vez mayor de usuarios. En este ambiente los médicos hemos caído en la trampa del sistema. Al ser la salud pública una especie de ‘acto de caridad’ nuestro trabajo no tiene el suficiente mérito para ser bien retribuido, y se considera poco ético exigir justicia en la remuneración.
En otro orden, todos los pacientes merecen una atención médica de calidad humana y científica. El médico tiene la responsabilidad de prestarla, cualquiera que sea la modalidad de su práctica profesional, y comprometerse a emplear los recursos de la ciencia, adecuándolos a la necesidad de su paciente, según el estado del arte, los conocimientos científicos vigentes y las posibilidades a su alcance.
Lo que ni el gremio ni las autoridades han dicho es que cuando un médico dedica su jornada completa a una institución sanitaria, debe disponer de tiempo para la formación y el estudio, lo cual no debe contemplarse como un lujo sino como un deber profesional y a la vez un derecho de los pacientes. Esto, lejos de ser un ‘premio’, debe entenderse como un requisito para la eficiencia del sistema, pues un profesional motivado y actualizado siempre será más resolutivo, eficiente y efectivo. De ahí que resulte razonable sugerir que de las horas que deben cumplir los médicos según su contrato de trabajo, se destine un tiempo proporcional para realizar sesiones clínicas de calidad, programas de formación continuada, consultas bibliográficas, etc.
El galeno necesita tiempo para dedicar al paciente y hacer un acto médico de calidad científica, humana y ética. El paciente tiene el derecho moral y también legal de ser adecuadamente informado, lo cual exige una imprescindible dedicación por parte del médico, y las autoridades deberían ser especialmente sensibles en este punto.
Ricardo Hidalgo Ottolenghi
Decano de Ciencias de la Salud,
U. Tecnológica Equinoccial


La imagen del país

Encontrándome en el exterior tuve oportunidad de informarme de dos noticias sobre Ecuador (cosa poco frecuente): Una en referencia al pedido de asilo del ex presidente Noboa y otra (más destacada) respecto al asesinato de dos turistas holandeses.
Existiendo una intensa presión de las Cámaras de Turismo para fomentar esta actividad en el país, llama profundamente la atención el enfoque que se ha dado a esa campaña, olvidando partir de las bases, con la educación y preparación de todos aquellos involucrados (guías, hoteleros, turistas, vendedores, etc.).
Reina el errado criterio que lo que hay que hacer con el turista es explotarlo al máximo, recurriendo incluso al engaño y al robo, sin respetar, como en este funesto caso, ni siquiera la vida.
Una excelente manera de dilapidar dinero es hacer publicidad que no vaya respaldada por una infraestructura, no solo material, sino moral y ambiental, pues un hecho como el acaecido implica que miles de potenciales turistas desistan de visitar el Ecuador.
Esto da como resultado que teniendo atractivos naturales superiores a los de otros países, el volumen de nuestro turismo externo sea notoriamente inferior.
Magdalena García

Campaña del libro y la lectura

Es incomprensible que se desate una campaña de agresión en contra de la Casa de la Cultura, como que el éxito de la administración de Raúl Pérez sacara a flote resentimientos y envidias inconfesables para destruir la alta imagen que ha logrado alcanzar la institución que con lealtad lleva el inmenso nombre de Benjamín Carrión.
La campaña por el libro y la lectura Eugenio Espejo, con una edición de más de dos millones de ejemplares, no tiene parangón en cantidad y calidad con anteriores esfuerzos que desde otras instancias muchos tratamos de impulsar, lo que más bien debería motivar el aplauso generalizado.
Cuando ejercí el Ministerio de Educación, con los mismos escritores Raúl Pérez e Iván Egüez, impulsamos una campaña similar, pero ahora ha sido superada con creces, en beneficio de implantar en nuestra juventud el hábito de la lectura y yo me alegro de que se haya podido llegar más lejos.
En 1944, mi padre, entonces ministro de Educación, logró materializar la genial idea de Benjamín Carrión de institucionalizar un ente que acogiera e impulsara las manifestaciones de la creación y la identidad nacional, y se fundó la Casa, desde allí el entorno de mi vida giró junto a familiares que aportaron sin egoísmos toda su capacidad para engrandecer esa institución, como Pedro Jorge Vera, Oswaldo Guayasamín, Noraima Vera, Fernando Cazón Vera, Eugenia Viteri de Vera y muchos entrañables amigos con quienes tuvimos el privilegio de arrimar el hombro para impulsar su crecimiento.
No puede la mediocridad tratar de desprestigiar 59 años de fecunda labor y si algún trabajador de la cultura cree que debe criticar a la institución o a sus directivos, lo correcto y valiente sería que lo hiciera desde adentro, sin dar puñaladas por la espalda.
Arq. Alfredo Vera

Opiniones y reclamos a la Defensoría del Lector por carta al Diario HOY, al buzón electrónico: [email protected] o [email protected].


EXPLORED
en Ciudad Quito

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