Guayaquil. 15 sep 98. Una gran presión se ceñirá sobre los
hombros de la banca ecuatoriana una vez que en noviembre se
abra la posibilidad a nuevas instituciones de participar en el
mercado para ofrecer igual o mejor tecnología y servicios. En
ese marco, solo queda luchar y quedarse o desaparecer.


Cuando la estabilidad del sistema financiero ecuatoriano está
a prueba por la liquidación de varias instituciones que
formaban parte de él y olas de rumores que han puesto en juego
su liquidez y solvencia, el sector se acerca a enfrentar un
nuevo reto: el término de la prohibición para crear nuevos
integrantes en el sistema y la necesidad de competir
eficientemente para mantenerse en el mercado.

Exactamente el 13 de noviembre próximo vencerá la moratoria
que hace tres años estableciera el superintendente de Bancos
de ese entonces, Mauro Intriago Dunn, para la constitución de
nuevos bancos, sociedades financieras, mutualistas,
cooperativas de ahorro y crédito que realizan intermediación
financiera con el público y compañías de seguros.

¿Moratoria o apertura?

Partiendo que el número de entidades existentes en el sector
bancario en especial, ha sido ampliamente cuestionado y dado a
que la conclusión de este plazo brindaría la posibilidad a
nuevas instituciones de establecerse en el Ecuador, ciertos
expertos sugieren la conveniencia de extender la mora,
mientras que otros son partidarios de la total apertura para
lograr la consolidación del mercado.

estos últimos afirman que si bien existe posibilidad de que el
número de participantes aumente, después de un proceso de
consolidación las entidades que quedarán en el mercado "solo
serán aquellas preparadas para competir con base a su
eficiencia".

Hacia la depuración

A criterio de Jorge Ambram, consultor bancario argentino, el
establecimiento de nuevos bancos es lo que catalizaría el
proceso de depuración de la banca ecuatoriana y apuraría los
plazos de mejoramiento en la eficiencia de todas las
operaciones y la administración.

Para él, la presencia de nuevas entidades bancarias haría que
algunos bancos nacionales "totalmente obsoletos y sin mercado"
tengan que desaparecer.

Indicó que dichos bancos en la actualidad solo se mantienen
"con vida" asumiendo mayores riesgos, como la concesión de
créditos a clientes marginales del sistema para poder cobrar
tasas de interés más altas.
En este grupo se encuentran los créditos personales o de
consumo y los otorgados a empresas medianas y pequeñas con
poca demanda de productos y servicios.

Los primeros han proliferado en el sistema en los últimos
meses y las entidades que los proveen consideran sujeto de
crédito a un trabajador con un ingreso mínimo de 500.000
sucres mensuales, sin considerar la verdadera capacidad de
pago.

De allí, a menudo se derivan los problemas de cartera vencida
o deudas incobrables que suelen acarrear graves consecuencias
a sus poseedores.

Entonces, al cuestionamiento concreto de extender o no la
moratoria, el experto destaca la importancia de "dejar que
actúen las fuerzas del mercado que por otra parte es la
doctrina de la Organización Mundial de Comercio".

Paralelamente ante la posibilidad de contar con más
participantes, indicó que el mercado tiene el número de
instituciones que puede albergar produciendo utilidades
sostenidamente en el tiempo.

De allí que no existe un número específico para este tema,
"todas las metodologías y todos los índices que indican el
número óptimo de las instituciones financieras que debe tener
un país no tiene base científica y son inaceptables",
puntualizó.

Ahora bien, ante la avalancha de liquidaciones y obligatorio
cierre de puertas en el sistema, Ambram solo posee una forma
de enfrentar el reto aunque advierte que puede parecer
demasiado fuerte y hasta grosera: "agarrándose los
calzoncillos, esto significa invirtiendo recursos en
tecnología y capacitación del personal".

Sobre el seguro de depósito que permitiría formar un colchón
de recursos por medio de los aportes de las instituciones
bancarias del país con el fin de utilizarlo como garantía en
caso de que una entidad sea liquidada, manifestó que puede
funcionar solo durante algún tiempo.

Esto se debe a que el inconveniente de este tipo de figura,
según Ambram, es el aflojamiento potencial de la rigurosidad
de la administración bancaria. Los beneficios son mayores en
la primera etapa durante el tiempo que tarde la consolidación
del mercado, previno.

Debido a que los problemas del sector bancario no solo en el
Ecuador sino a nivel mundial comúnmente se producen por la
mala administración y la concentración de créditos, el
consultor recomienda que los organismos de supervisión estén
pendientes de este tipo de riesgo y obliguen a las
instituciones financieras a producir ajustes en el patrimonio
técnico en función de ellos.

Opinó que deben existir sistemas de alerta temprana diferentes
a los que existen en la actualidad, un seguimiento del
patrimonio técnico ajustado en función de los riesgos, la
medición de indicadores de excesos de tasas de interés que
pagan los bancos por sus operaciones pasivas, es decir el
interés que pagan a sus ahorristas por sus depósitos.

Debe extenderse

En tanto, Gianni Garibaldi Uraga, ex presidente de la
Asociación de Instituciones Financieras del Ecuador (AIFE), es
un fiel convencido de que extender la moratoria al menos por
un año o dos es lo más conveniente para el país, por la
recesión en que se encuentra.

"Creo en extender la moratoria pues, a más de permitir que con
el tiempo se pueda consolidar el sistema financiero, estamos
pasando una de las etapas más críticas de la economía",
comentó.

Garibaldi piensa que mientras no tengamos una economía en
franco desarrollo el ingreso de nuevas instituciones al
sistema no es aconsejable. Solamente en el momento que
conseguimos la reactivación vamos a solventar al aparato
productivo y, como consecuencia de ello, a tener un sistema
financiero más sólido y solvente, señaló.

Restablecer intervención

Tras recordar que la experiencia confirma que cuando se espera
que el ingreso de capitales venga con nuevas instituciones a
fortalecer el sistema lo único que se ha logrado es
incrementar el número de participantes, consideró este el
momento oportuno para lograr con una moratoria que aquellos
interesados en participar en el sistema nacional lo hagan
mediante las instituciones ya establecidas a través de la
adquisición parcial o total de acciones.

Recomendó añadir a este proceso el establecimiento de
diferentes sistemas de control en el que se restablezca la
figura de intervención que no la contempla la Ley General de
Instituciones Financieras vigente.

También estima saludable disponer una auditoría informática
que sea prácticamente diaria con el fin de conocer la
solvencia y el grado de liquidez que tienen las entidades
controladas.

Para completar el esquema se requerirá fijar una serie de
sanciones muy rígidas no solo para quienes violen el control,
sino cuando se detecten casos de operaciones relacionadas.

En este último punto se encuentra la famosa piramidación de
capitales que no es otra cosa que realizar préstamos a quienes
suscribirán un aumento de capital de la misma entidad que se
los concedió.

Otra de las figuras consiste en la constitución de empresas
que se forman con el capital del banco.

Garibaldi destaca además la necesidad de establecer sanciones
para los administradores, "yo creo que el que administra es
responsable y con mayor razón cuando un banquero es el cajero
de todo un pueblo que le deposita".

Para el experto es fundamental para precautelar la estabilidad
del sistema que se insista en el cumplimiento de las normas de
Basilea y que se fije la importancia de analizar el índice de
patrimonio técnico que nos refleja la solvencia de una
institución y cambiar el estribillo de la necesidad de
aumentar capitales.

Precisamente el Banco de Préstamos, con 89 años en el mercado
financiero ecuatoriano, apenas un mes antes de su liquidación
anunció un aumento de capital por 25 millones de dólares,
(aproximadamente 130.000 millones de sucres).

De esta forma con un capital pagado por 62 millones de dólares
(320.000 millones de sucres), se convirtió en el cuarto banco
con mayor capital del sistema.

Quiroz: No temo a la competencia

"Yo no le tengo miedo a la competencia, lo que hay que hacer
es ser eficiente y ojalá esta competencia venga porque es el
país el que se favorece, es el público el que se favorece",
fue el comentario del presidente ejecutivo del Banco del
Pacífico, Arturo Quiroz.

Indicó que hasta el momento el tema de la moratoria ha sido
relativo porque, si bien existe la prohibición de abrir nuevos
bancos en el país, "resulta que hoy hay más de 40 bancos e
incluso bancos pequeñitos que una institución grande los
podría comprar sin ningún problema".

Al reconocer que la participación de más integrantes podría
acarrear la desaparición de entidades que no están preparadas
para aferrarse al mercado, el directivo indicó que esta
situación está estrechamente ligada con la actuación adecuada
de la Superintendencia de Bancos para manejar cada caso y
anticiparse a lo que pueda ocurrir.

Como ejemplo citó la capacidad que posee el organismo de
control de remover la administración de una entidad en caso de
detectar problemas, "esta capacidad de actuar, de exigir, creo
que es la base del sistema", dijo.

Respecto al interés que tendría la banca extranjera por
invertir en el país mediante la instalación de sucursales
propias o participando como accionistas de las entidades que
hoy conforman el sistema, señaló que efectivamente existe esta
posibilidad, no obstante, por los problemas que ha afrontado
el Ecuador desde hace varios años y la crisis financiera
mundial el interés sería secundario.

"Nos miran para después; por lo que tenemos que dar las
muestras necesarias para que vengan", enfatizó.

ABPE propondrá autoevaluación como garantía de solvencia

Al igual que Garibaldi, Antonio Acosta, presidente del
directorio de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador
(ABPE), no considera que se va a conseguir mayor eficiencia y
mejores indicadores en el sector bancario ecuatoriano
incrementando el número de agentes económicos en el país.

Es más, el dirigente teme que buena parte de los problemas que
debe enfrentar el sistema financiero ante una economía
recesiva precisamente se derivan de la gran cantidad de
participantes que "están peleando por un mercado que, lejos de
crecer, más bien se ha disminuido en estos últimos años".

Según las cifras de la ABPE, basadas en los informes mensuales
de la Superintendencia de Bancos a julio de 1998, de las 41
instituciones bancarias solo cuatro manejaban más de la mitad
de los depósitos a la vista del sistema y, coincidencialmente,
son las mismas que manejan el 50% de los depósitos a plazo.

El caso se repite en el resto de cuentas como activos,
pasivos, patrimonio y cartera, donde constituyen menos de diez
las instituciones que integran casi el 60% en cada una.

"En este escenario es difícil pensar que incorporar más
agentes al proceso de intermediación financiera vayan a
garantizar una consolidación de los agentes y una mejor
eficiencia operativa", enfatizó.

Para Acosta el hecho de prorrogar la moratoria existente no
afecta de forma alguna los compromisos adquiridos con la
Organización Mundial de Comercio (OMC), ni representa
discriminación alguna contra inversionistas nacionales o
extranjeros que quieran colocar sus capitales en el país.

"La moratoria significa que no se pueden crear nuevas
entidades, pero no impide a los interesados, sean nacionales o
extranjeros, adquirir o participar del capital de
instituciones vigentes. Cualquiera puede comprarlas o invertir
en ellas comprando acciones", aseguró.

En cuanto a los compromisos internacionales puntualizó que
cuando se negoció con la OMC el capítulo relacionado a los
servicios financieros, el Ecuador fue claro en indicar la
existencia de la moratoria y el organismo la aceptó sin
inconveniente porque no somos el único país que tiene este
tipo de disposiciones, precisó.

Calificar al sistema

Sin embargo, el dirigente no niega que el levantamiento de la
moratoria deberá darse tarde o temprano y de allí la necesidad
de preparar medidas para afrontar liquidaciones y su
consecuente problema social.

En este contexto, en el interior del directorio del gremio se
analiza la posibilidad de iniciar un proceso de
autocalificación como primer paso para garantizar la
eficiencia de las instituciones. Los resultados deberán
hacerse públicos para que los clientes puedan escoger la
institución que más le convenga de acuerdo con sus intereses.

Este esquema que todavía no ha sido propuesto a los asociados
parte de un proceso de clasificación de los participantes del
sistema bancario para establecer índices y parámetros en
función del tamaño, la estrategia y el segmento que atiendan.

"En el mundo actual ya se nos exigen especializaciones, hay
bancos que se concentran solamente en el segmento corporativo;
hay otros, preocupados por el segmento de consumo; otros, que
se dedican a atender los requerimientos de toda clase de
clientes o bancos universales, (que hacen de todo)".

Asimismo, señaló Acosta, existen bancos regionales, ubicados
solamente en cierta zona del país y bancos interesados en
tener participación en todo el contexto nacional.

A continuación estaría el proceso de calificación que deberá
ser realizado por una firma de prestigio y seriedad, aprobada
por todos los miembros de la ABPE.

Aclaró que este tipo de evaluaciones voluntarias funcionan con
éxito en otros países, "no es invento de la asociación" porque
no desplazan la gestión de la Superintendencia de Bancos, sino
que funcionan como un mecanismo adicional de calificación que
garantizan al público la solvencia de la institución a la que
confían sus depósitos.

El directivo dio a conocer que en una primera etapa ser
merecedor de calificaciones poco satisfactorias no será motivo
de quiebra o liquidación, ya que se dará la oportunidad y los
plazos respectivos para corregir aquellos temas que la
ocasionaron.

Para Acosta la propuesta es interesante, pero para
implementarla deberá contar con el respaldo de los miembros
del ABPE, ya que el trabajo de la calificadora no solo les
representará un costo económico sino que requerirá su
compromiso de "abrir los libros y brindar toda la ayuda para
que la calificadora investigue".

Considera a la idea no solo válida sino necesaria para dar
transparencia a la actividad bancaria y como un método eficaz
para predecir la situación financiera de cada una de las
instituciones participantes.

Si bien gran parte de la responsabilidad de mantener un
sistema bancario sólido y confiable depende de sus integrantes
que deberán invertir recursos en capacitación, tecnología y
medición de riesgos para evitar futuros problemas, los
organismos de control no deben olvidar su papel de supervisión
y prevención para desterrar la temida figura de liquidación.
(Texto tomado de El Universo)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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