Quito. 24 ago 97. Los partidos políticos se preparan para la
Asamblea Nacional. Algunos jefes partidistas, a menos de tres
meses del evento, no ven diferencia entre el nuevo cuerpo
legislativo y el actual Congreso.
Todos afinan sus estrategias y su campaña para poner el mayor
número de asambleístas. Además, ven la Asamblea como una
oportunidad de demostrar su vigencia y posibilidad electoral.
Por lo menos, eso es lo que tiene pensado el Partido Social
Cristiano (PSC). Según César Acosta, director nacional del
PSC, su organización política planea presentar candidaturas en
todas las provincias del país, "sin escatimar ningún
esfuerzo".
Según él, el PSC no espera nada de la Asamblea, salvo que se
cumpla con el mandato popular de reformar la Constitución
vigente. No descarta que algunos diputados de su partido se
candidaticen para asambleístas.
Para el dirigente social cristiano, hay partidos que tienen un
doble discurso (como Pachakutik) que protestaron por la
postergación de la Asamblea y ahora quieren cuestionar la
forma de votación, a pesar de que el pueblo votó por la
elección uninominal. Acosta expone su perfil del asambleísta:
"deben ser personas de mucha experiencia, muy versadas en
leyes".
Mientras tanto, el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), según
su candidato presidencial, Marco Proaño Maya, espera que la
Asamblea cumpla con un único propósito: reformar la
Constitución política.
Para el roldosista, la actual Carta Magna es una de las más
progresistas que ha tenido el país, ya que incluye nuevas
instituciones, como la Defensoría del Pueblo, o la
preservación del medio ambiente, además de la
descentralización. Lo que se debería reformar, en su criterio,
es la parte orgánica; es decir, la que determina la estructura
de las instituciones.
Proaño Maya cree que la crisis del país está en las
instituciones, y en un nuevo concepto de la participación
estatal. El PRE estará también en la Asamblea, ya que el
roldosismo quiere demostrar que "hay un espíritu de salir
airosos de la adversidad. Vamos a demostrar que somos la
fuerza política más importante del Ecuador". El roldosismo
habría abierto sus puertas, según Proaño Maya, a ciudadanos
"con autoridad moral y valores éticos, para tener ante el país
una representación responsable." Sin embargo, es escéptico
sobre el papel de la Asamblea. A su juicio la única forma de
superar la crisis política es la capacidad de la dirigencia,
para entender lo que significa el ejercicio del poder.
Las candidaturas no militantes - y no "quemadas"
políticamente, para no dar la impresión de que van "los
mismos" a la Constituyente- forman parte de la estrategia de
la Izquierda Democrática (ID). En este partido se espera que
la Asamblea permita la presencia de "un conjunto de fuerzas
progresistas, que aglutine a la sociedad civil", según
Guillermo Landázuri, director de la socialdemocracia en
Pichincha.
La ID, según Landázuri, apoyará a independientes con una
ideología afín a la suya. Según él, la "transitoria crisis" de
la socialdemocracia no tendrá mayor significación en la
presencia del partido. "La Asamblea debe ser un foro
representativo de los intereses que hay en el país, los
partidos deben llevar a los mejores hombres para que en un
espacio de concertación se planteen aspiraciones sobre el
Ecuador del futuro." Cree en una Asamblea con plenos poderes.
La Democracia Popular (DP) cree que lo importante son los
temas. El 5 de septiembre, los demócratas cristianos se
reunirán para determinar sus planteamientos. Al igual que la
ID, pretende lanzar a personas de fuera de su organización
política, según anunció su director, Ramiro Rivera. Aunque la
DP trabaja ya en las provincias, con sus juntas provinciales,
no descarta la participación de "los mejores cuadros, porque
no queremos cerranos en el ámbito partidista."
El dirigente demopopular cree en una Asamblea que permita
lograr consensos sociales.
En algo coinciden los partidos: el mandato popular determina
una Asamblea Nacional que solo reforme la Constitución. Como
espacio de concertación, pero también de conflicto, la ven los
sectores de la izquierda tradicional, que participarían en
ella con propuestas "reivindicativas".
Este es el caso del Movimiento Popular Democrático (MPD). Ciro
Guzmán, director nacional del partido, dijo que las decisiones
deben tomarse con las dos terceras partes de los votos. Se
opone a que los diputados actuales pasen a ser asambleístas:
"no queremos una clonación del Parlamento", afirma. Guzmán
propone como reforma constitucional, que se permita el derecho
a sufragio a los soldados de las Fuerzas Armadas.
Que se reforme la conformación del Consejo Superior del IESS,
donde, según dice, deben tener mayoría los afiliados.
Por lo pronto, en el MPD ya hay un nombre para la Asamblea:
Jaime Hurtado, líder histórico de ese partido.
Y un llamamiento: "a las fuerzas sociales de izquierda,
patrióticas y democráticas a unirnos en un gran frente popular
contra la oligarquía".
La Asamblea se debate desde 1989
La idea de una Asamblea Nacional Constituyente nació con el
levantamiento indígena en 1.989. La primera propuesta de orden
político que tuvieron los indios, es que el Estado se declare
multinacional. Con ese planteamiento aparece la Confederación
de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Para
lograrlo, planteaba una Asamblea Constituyente que
reestructure el Estado. Esa propuesta fue debatida desde
entonces por algunos gobiernos.
Así, en el Gobierno de Sixto Durán Ballén se interpretó la
exigencia como una Asamblea que reforme la Constitución,
reconociendo a las nacionalidades como tales. La fecha
propuesta era el dos de enero de 1995 y el mecanismo era
legitimarla a través de una consulta popular.
Sin embargo, Durán Ballén desistió de la idea y planteó
reformas a la Constitución bajo otro mecanismo. La propuesta
de la Asamblea vuelve a tomar cuerpo en la campaña electoral
de 1996, con la candidatura de Freddy Ehlers. Pero también en
ese mismo proceso la recogieron, aunque con menos fuerza,
Abdalá Bucaram y Jaime Nebot. El 5 de febrero es cuando se
vuelve a plantear, con el "mandato popular" recogido por el
Congreso. Luego fue incorporada a través de la última Consulta
Popular, y aún está en proceso de desarrollo. (Texto Tomado
del periódico El Comercio)
Asamblea Nacional. Algunos jefes partidistas, a menos de tres
meses del evento, no ven diferencia entre el nuevo cuerpo
legislativo y el actual Congreso.
Todos afinan sus estrategias y su campaña para poner el mayor
número de asambleístas. Además, ven la Asamblea como una
oportunidad de demostrar su vigencia y posibilidad electoral.
Por lo menos, eso es lo que tiene pensado el Partido Social
Cristiano (PSC). Según César Acosta, director nacional del
PSC, su organización política planea presentar candidaturas en
todas las provincias del país, "sin escatimar ningún
esfuerzo".
Según él, el PSC no espera nada de la Asamblea, salvo que se
cumpla con el mandato popular de reformar la Constitución
vigente. No descarta que algunos diputados de su partido se
candidaticen para asambleístas.
Para el dirigente social cristiano, hay partidos que tienen un
doble discurso (como Pachakutik) que protestaron por la
postergación de la Asamblea y ahora quieren cuestionar la
forma de votación, a pesar de que el pueblo votó por la
elección uninominal. Acosta expone su perfil del asambleísta:
"deben ser personas de mucha experiencia, muy versadas en
leyes".
Mientras tanto, el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), según
su candidato presidencial, Marco Proaño Maya, espera que la
Asamblea cumpla con un único propósito: reformar la
Constitución política.
Para el roldosista, la actual Carta Magna es una de las más
progresistas que ha tenido el país, ya que incluye nuevas
instituciones, como la Defensoría del Pueblo, o la
preservación del medio ambiente, además de la
descentralización. Lo que se debería reformar, en su criterio,
es la parte orgánica; es decir, la que determina la estructura
de las instituciones.
Proaño Maya cree que la crisis del país está en las
instituciones, y en un nuevo concepto de la participación
estatal. El PRE estará también en la Asamblea, ya que el
roldosismo quiere demostrar que "hay un espíritu de salir
airosos de la adversidad. Vamos a demostrar que somos la
fuerza política más importante del Ecuador". El roldosismo
habría abierto sus puertas, según Proaño Maya, a ciudadanos
"con autoridad moral y valores éticos, para tener ante el país
una representación responsable." Sin embargo, es escéptico
sobre el papel de la Asamblea. A su juicio la única forma de
superar la crisis política es la capacidad de la dirigencia,
para entender lo que significa el ejercicio del poder.
Las candidaturas no militantes - y no "quemadas"
políticamente, para no dar la impresión de que van "los
mismos" a la Constituyente- forman parte de la estrategia de
la Izquierda Democrática (ID). En este partido se espera que
la Asamblea permita la presencia de "un conjunto de fuerzas
progresistas, que aglutine a la sociedad civil", según
Guillermo Landázuri, director de la socialdemocracia en
Pichincha.
La ID, según Landázuri, apoyará a independientes con una
ideología afín a la suya. Según él, la "transitoria crisis" de
la socialdemocracia no tendrá mayor significación en la
presencia del partido. "La Asamblea debe ser un foro
representativo de los intereses que hay en el país, los
partidos deben llevar a los mejores hombres para que en un
espacio de concertación se planteen aspiraciones sobre el
Ecuador del futuro." Cree en una Asamblea con plenos poderes.
La Democracia Popular (DP) cree que lo importante son los
temas. El 5 de septiembre, los demócratas cristianos se
reunirán para determinar sus planteamientos. Al igual que la
ID, pretende lanzar a personas de fuera de su organización
política, según anunció su director, Ramiro Rivera. Aunque la
DP trabaja ya en las provincias, con sus juntas provinciales,
no descarta la participación de "los mejores cuadros, porque
no queremos cerranos en el ámbito partidista."
El dirigente demopopular cree en una Asamblea que permita
lograr consensos sociales.
En algo coinciden los partidos: el mandato popular determina
una Asamblea Nacional que solo reforme la Constitución. Como
espacio de concertación, pero también de conflicto, la ven los
sectores de la izquierda tradicional, que participarían en
ella con propuestas "reivindicativas".
Este es el caso del Movimiento Popular Democrático (MPD). Ciro
Guzmán, director nacional del partido, dijo que las decisiones
deben tomarse con las dos terceras partes de los votos. Se
opone a que los diputados actuales pasen a ser asambleístas:
"no queremos una clonación del Parlamento", afirma. Guzmán
propone como reforma constitucional, que se permita el derecho
a sufragio a los soldados de las Fuerzas Armadas.
Que se reforme la conformación del Consejo Superior del IESS,
donde, según dice, deben tener mayoría los afiliados.
Por lo pronto, en el MPD ya hay un nombre para la Asamblea:
Jaime Hurtado, líder histórico de ese partido.
Y un llamamiento: "a las fuerzas sociales de izquierda,
patrióticas y democráticas a unirnos en un gran frente popular
contra la oligarquía".
La Asamblea se debate desde 1989
La idea de una Asamblea Nacional Constituyente nació con el
levantamiento indígena en 1.989. La primera propuesta de orden
político que tuvieron los indios, es que el Estado se declare
multinacional. Con ese planteamiento aparece la Confederación
de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Para
lograrlo, planteaba una Asamblea Constituyente que
reestructure el Estado. Esa propuesta fue debatida desde
entonces por algunos gobiernos.
Así, en el Gobierno de Sixto Durán Ballén se interpretó la
exigencia como una Asamblea que reforme la Constitución,
reconociendo a las nacionalidades como tales. La fecha
propuesta era el dos de enero de 1995 y el mecanismo era
legitimarla a través de una consulta popular.
Sin embargo, Durán Ballén desistió de la idea y planteó
reformas a la Constitución bajo otro mecanismo. La propuesta
de la Asamblea vuelve a tomar cuerpo en la campaña electoral
de 1996, con la candidatura de Freddy Ehlers. Pero también en
ese mismo proceso la recogieron, aunque con menos fuerza,
Abdalá Bucaram y Jaime Nebot. El 5 de febrero es cuando se
vuelve a plantear, con el "mandato popular" recogido por el
Congreso. Luego fue incorporada a través de la última Consulta
Popular, y aún está en proceso de desarrollo. (Texto Tomado
del periódico El Comercio)
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