Quito. 14.10.94. Luego de tres años de exilio, el camino ha
quedado libre para el retorno del presidente Aristide. La crónica
de las negociaciones ocupa decenas de páginas, y de algún modo,
pone en entredicho los efectos de la participación de la
comunidad internacional en la resolución de conflictos. Los
conciliábulos y manejos ocultos llenarían un libro, que
desentrañaría las nuevas tendencias de la política internacional
de la post Guerra Fría.

Electo en diciembre del 90, con el 70% de los votos, su regreso
parece iniciar un nuevo momento en la historia haitiana. El
exilio negociado de los dictadores abre una perspectiva de
renovación del poder político en Haití.

El curso de los acontecimientos no es claro. Los últimos tres
años han dejado huellas profundas en el presidente exiliado.

En Haití, hay la leyenda de un hombre a quienes sus enemigos
creen haber dado muerte y que en realidad se transmuta de animal
en animal...

En que se ha transmutado el presidente... llega bajo la forma de
gallito -el logo de su campaña electoral- o en águila -tal como
piensan los sectores de la izquierda radical.

¿Quién es el Aristide que regresa?

El sacerdote expulsado de la Iglesia Católica, que en su último
discurso, antes del golpe militar, preguntó a los "ricos" de su
país, si estaban o no dispuestos a compartir sus bienes y crear
empleos, o el político que en su trato con las más altas esferas
del poder internacional, ha crecido en astucia y habilidad. Bajo
la protección de las tropas norteamericanas, llega la nueva pieza
de EEUU en Haití, o solo un hombre derrotado.

¿Quién es Aristide? ¿Un héroe? ¿Una víctima?

Quizá la respuesta a la pregunta pasa por precisar, en que
condiciones el presidente haitiano retoma el poder.

Las previsiones de la prensa internacional ponen en evidencia un
sin número de contradicciones que envuelven este proceso. El
presidente Aristide, que no era bien visto por Washington,
entrará al Palacio presidencial escoltado por las tropas
norteamericanas, cuya presencia -literalmente- desalojó al
gobierno de facto.

La paradojas de la vida colocaron los destinos del presidente en
las manos de EEUU, país al que acusó de "imperialista", durante
sus años de militancia. Hoy, Aristide dice estar agradecido con
el presidente Clinton, a quien hasta hace poco calificó de
mantener una política ambigua. Más aún, la renovación de la
estructura militar se realizará en estricta cooperación con las
tropas cuya intervención le costó tanto aceptar.

Esta contradicción no es la única. Quedan muy pocas esperanzas de
que Aristide tenga tiempo para ejercer su programa de justicia
social para la población, que ha salido a festejar por todos los
rincones del país su regreso.

En los últimos días, los medios han especulado sobre los acuerdos
a los que ha llegado el presidente haitiano para la recuperación
económica del país.

Aunque aún sin perfilarse del todo, el programa de gobierno del
presidente estaba orientado al desarrollo del sector campesino, a
través de pequeños programas de promoción. Hoy Haití enfrenta una
crisis total de la estructura agraria, en un país en el que el
70% de los habitantes se gana a duras penas la vida trabajando la
tierra erosionada.

Los compromisos a los que Aristide habría llegado con los
organismo internacionales incluyen, según la revista
norteamericana Multinational Monitor, la reducción de los
aranceles para la importación de alimentos, que tendría un
impacto muy grave sobre la población campesina.

Además, Aristide habría renunciado a su promesa de elevar el
salario mínimo de 23 centavos a 37 centavos de dólar, por hora de
trabajo y reduciría a la mitad el número de empleados públicos.

¿Quién es el Aristide que esta de vuelta?

Sectores ligados a su antiguo gobierno creen que Aristide regresa
prácticamente como un rehén de los EEUU. Al menos esa es la
opinión de Ben Dupuy, ex embajador itinerante del mandatario
haitiano.

"Parece que su tarea del último año de gobierno será poner en
marcha el plan del Banco Mundial y el Fondo Internacional para
asegurar el triunfo del neoliberalismo en Haití".

Voces en EEUU discrepan con esta opinión. La revista Newsweek
señala que el presidente Aristide, luego de tres años de exilio
"conserva la reputación que adquirió durante los siete meses en
la presidencia: un demagogo antiamericano, un populista de
izquierda inestable y que amenaza a la empresa privada"

Al parecer, "Titid", el religioso de cuerpo delgado que jugaba
fútbol con los muchachos de la casa comunitaria de City Soleil,
la barriada más pobre de la capital haitiana no volverá.

Su regreso no es más un acto de redención. La masacre que
cometieron los dictadores le quitaron a las buenas intenciones
que tenía el sacerdote saleciano.

Con un discurso que suena cansado, el líder de un amplio
movimiento de organizaciones populares volverá a Haití con la
sombra de los 3 mil muertos, que dejó la represión de sus
opositores.

Aristide vuelve a casa. Una casa ocupada por el gran vecino
polémico, a ejercer un gobierno que le será difícil controlar, en
medio de una sociedad dividida.

¿EL SANTO DE LOS POBRES?

Jean Bertrand Aristide, un hombre adorado como un santo por los
pobres y temido como un demonio por los ricos, emprenderá este
Sábado viaje de retorno a Haití, tres años después de haber sido
derrocado de la presidencia.

-Aristide, un cura salesiano que, como el ave fénix, murió y
renació varias veces en estos tres años de exilio, regresa a un
país ocupado por 20.000 soldados estadounidenses, para ejercer la
presidencia solo por un año y medio, hasta marzo de 1995.

-Desde su elección con 70% de los votos en diciembre de 1990,
Haití vivió un período convulsionado, en el que la alegría por la
primera experiencia democrática de la historia, se convirtió
pronto en frustración, 10 meses más tarde.

-Aristide, o "Titid" como lo llaman cariñosamente, se hizo
famoso en los barrios populares predicando la "teología de la
liberación", lo que le costó su expulsión de las filas salesianas
y acentuó su alejamiento del Vaticano.

-Aristide nunca fue un político, lo que le llevó a cometer graves
errores en más de una oportunidad. Simplemente fue un militante
de base, que pasó de párroco a presidente gracias a la
persistencia de quienes siempre lo rodearon en su comunidad.

-En realidad, Aristide continúa haciendo sus discursos como si
dijera misa, aún cuando se encontrara ante foros internacionales,
como la Asamblea General de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU).

-Aristide prefiere las metáforas a las palabras directas, la
predica abstracta al discurso político habitual. Le gusta hacer
referencias bíblicas e históricas en sus intervenciones e
incluso, hablar de las galaxias en expansión.

-En su última intervención ante la ONU, por ejemplo, Aristide
invitó a todos los sectores de Haití a "tomar el café de la
reconciliación", que estaría preparado bajo "el filtro de la
justicia". (12A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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