Quito. 20 dic 2000. Luego de un año de Gobierno, Fernando de la Rúa solo
ha dirigido al país bajo el piloto automático del tipo de cambio fijo.
Aprobada la ayuda financiera por $39 700 millones, otorgada por los
organismos internacionales de crédito, las autoridades argentinas se
aceleraron en dejar claro que la convertibilidad (un peso igual a un
dólar por ley) tiene un "horizonte ilimitado".
Pese a la amenaza de bancarrota y de una cesación de pagos de su deuda
externa, Argentina pudo, según los analistas, proteger el corazón de la
convertibilidad gracias a una reserva de oxígeno de $26 000 millones,
atesorados en el Banco Central.
El club de prestamistas, que ahora acuden en auxilio de la economía
argentina, habían actuado de modo similar frente a México, Asia, Rusia y
Brasil.
Sin embargo, pese al anuncio del salvavidas financiero, Argentina deberá,
ahora, desvirtuar -con hechos- todos los rumores sobre un posible nuevo
endeudamiento y una devaluación monetaria.
El ministro de Economía, José Luis Machinea, empezó por indicar que "no
habrá cambios de gabinete". Destacó que el blindaje financiero "no
aumentará la deuda" externa sino que servirá para "sustituir fuentes de
crédito" con el objetivo de lograr financiamiento "con tasas más
baratas". La expectativa del Gobierno es que los mercados estén
dispuestos a prestarle dinero al país, lo cual reduciría la tasa de
interés.
El efecto, según el jefe de Gabinete (enlace ministerial), Chrystian
Colombo, podría registrarse en enero. "Se generará, entonces, mayor
demanda de crédito para sacar una hipoteca o comprar un auto".
Entre tanto, el presidente de la República, Fernando de la Rúa, ha debido
repetir, hasta el cansancio, que "no vamos a devaluar". El 27 de
diciembre, el mandatario se reunirá con los gobernadores de todo el país
para explicarle los alcances del auxilio extranjero. Otro de los sectores
con los que deberá negociar es el sindicalismo.
El proceso que ha debido seguir el país para alcanzar el megapréstamo
internacional ha permitido que la opinión concluya que, pese a sus
ideales industrialistas, el actual Gobierno ha tenido una sola opción:
mantener a Argentina en la ortodoxia del piloto automático en que lo
había dejado el ex ministro Domingo Cavallo, con dólar fijo y apertura.
Machinea se equivocó al planificar un crecimiento de 4% que ni siquiera
alcanzó el 1%; mientras tanto, economistas neoliberales inventaban
adivinanzas macabras: ¿cuál de las tres D sufrirá Argentina: Default
(no pago de la deuda), Devaluación o Dolarización? El blindaje del FMI le
ha concedido a De la Rúa al menos un año más de oxígeno. (AFP/HOY)
De la Rua con cifras negativas
- El Producto Interno Bruto (PIB) crecerá 0,5% o menos, pese a que el
Gobierno había presupuestado un 3,5%, después de la debacle (-3,1%) en el
último año del Gobierno de Carlos Menem (1989-1999).
- La desocupación saltó del 14% al 15%. El salario promedio se ubica en
los 550 pesos (igual en dólares), pero acumula una caída real del 15% en
los últimos cinco años.
- El Banco Central tiene reservas en dólares por 26 000 millones, que
garantizan a todos los pesos en circulación, pero el Gobierno se mantiene
con las arcas fiscales exhaustas.
- El país tenía una deuda externa de $112 000 millones, que aumentó con
el gobierno aliancista a $120 000 millones en mayo. La deuda pública,
privada y provincial, alcanza a un 60% del PIB.
- Argentina tendrá que pagar en 2001 intereses de la deuda por $11 500
millones, después de haber pagado $9 500 millones este año.
- El déficit del Estado de 1,6% del PIB, que se pactó con el FMI, no pudo
ser cumplido y saltó a 2,4%. No se puede bajar más gastos; se le redujo
el salario a 144 000 funcionarios.
- La tasa de riesgo país aumentó de 6% a un insostenible 10%. La
industria iba a crecer 4,5% este año, pero solo lo está haciendo en 1,5%.
- La evasión impositiva sigue alta, en un 30% de la recaudación total,
mientras los argentinos mantienen $97 000 millones en el exterior (fuga
de capitales). Las exportaciones crecieron 13%, pero se ubican 3,7% por
debajo del nivel que tenían en igual período de 1998.
- El Gobierno tiene muy pocos bienes para vender (algunas acciones en
firmas privatizadas), después de rematar todas sus empresas y activos de
energía, telecomunicaciones y servicios en diez años de peronismo.
(Diario Hoy)
ha dirigido al país bajo el piloto automático del tipo de cambio fijo.
Aprobada la ayuda financiera por $39 700 millones, otorgada por los
organismos internacionales de crédito, las autoridades argentinas se
aceleraron en dejar claro que la convertibilidad (un peso igual a un
dólar por ley) tiene un "horizonte ilimitado".
Pese a la amenaza de bancarrota y de una cesación de pagos de su deuda
externa, Argentina pudo, según los analistas, proteger el corazón de la
convertibilidad gracias a una reserva de oxígeno de $26 000 millones,
atesorados en el Banco Central.
El club de prestamistas, que ahora acuden en auxilio de la economía
argentina, habían actuado de modo similar frente a México, Asia, Rusia y
Brasil.
Sin embargo, pese al anuncio del salvavidas financiero, Argentina deberá,
ahora, desvirtuar -con hechos- todos los rumores sobre un posible nuevo
endeudamiento y una devaluación monetaria.
El ministro de Economía, José Luis Machinea, empezó por indicar que "no
habrá cambios de gabinete". Destacó que el blindaje financiero "no
aumentará la deuda" externa sino que servirá para "sustituir fuentes de
crédito" con el objetivo de lograr financiamiento "con tasas más
baratas". La expectativa del Gobierno es que los mercados estén
dispuestos a prestarle dinero al país, lo cual reduciría la tasa de
interés.
El efecto, según el jefe de Gabinete (enlace ministerial), Chrystian
Colombo, podría registrarse en enero. "Se generará, entonces, mayor
demanda de crédito para sacar una hipoteca o comprar un auto".
Entre tanto, el presidente de la República, Fernando de la Rúa, ha debido
repetir, hasta el cansancio, que "no vamos a devaluar". El 27 de
diciembre, el mandatario se reunirá con los gobernadores de todo el país
para explicarle los alcances del auxilio extranjero. Otro de los sectores
con los que deberá negociar es el sindicalismo.
El proceso que ha debido seguir el país para alcanzar el megapréstamo
internacional ha permitido que la opinión concluya que, pese a sus
ideales industrialistas, el actual Gobierno ha tenido una sola opción:
mantener a Argentina en la ortodoxia del piloto automático en que lo
había dejado el ex ministro Domingo Cavallo, con dólar fijo y apertura.
Machinea se equivocó al planificar un crecimiento de 4% que ni siquiera
alcanzó el 1%; mientras tanto, economistas neoliberales inventaban
adivinanzas macabras: ¿cuál de las tres D sufrirá Argentina: Default
(no pago de la deuda), Devaluación o Dolarización? El blindaje del FMI le
ha concedido a De la Rúa al menos un año más de oxígeno. (AFP/HOY)
De la Rua con cifras negativas
- El Producto Interno Bruto (PIB) crecerá 0,5% o menos, pese a que el
Gobierno había presupuestado un 3,5%, después de la debacle (-3,1%) en el
último año del Gobierno de Carlos Menem (1989-1999).
- La desocupación saltó del 14% al 15%. El salario promedio se ubica en
los 550 pesos (igual en dólares), pero acumula una caída real del 15% en
los últimos cinco años.
- El Banco Central tiene reservas en dólares por 26 000 millones, que
garantizan a todos los pesos en circulación, pero el Gobierno se mantiene
con las arcas fiscales exhaustas.
- El país tenía una deuda externa de $112 000 millones, que aumentó con
el gobierno aliancista a $120 000 millones en mayo. La deuda pública,
privada y provincial, alcanza a un 60% del PIB.
- Argentina tendrá que pagar en 2001 intereses de la deuda por $11 500
millones, después de haber pagado $9 500 millones este año.
- El déficit del Estado de 1,6% del PIB, que se pactó con el FMI, no pudo
ser cumplido y saltó a 2,4%. No se puede bajar más gastos; se le redujo
el salario a 144 000 funcionarios.
- La tasa de riesgo país aumentó de 6% a un insostenible 10%. La
industria iba a crecer 4,5% este año, pero solo lo está haciendo en 1,5%.
- La evasión impositiva sigue alta, en un 30% de la recaudación total,
mientras los argentinos mantienen $97 000 millones en el exterior (fuga
de capitales). Las exportaciones crecieron 13%, pero se ubican 3,7% por
debajo del nivel que tenían en igual período de 1998.
- El Gobierno tiene muy pocos bienes para vender (algunas acciones en
firmas privatizadas), después de rematar todas sus empresas y activos de
energía, telecomunicaciones y servicios en diez años de peronismo.
(Diario Hoy)
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