Toronto. 06.02.95. Los ministros de Finanzas de los siete
principales países industrializados (G7) dieron su apoyo unánime
al plan de ayuda para México este sábado en Toronto y
manifestaron su decisión de dotarse de los medios para prevenir
nuevas catástrofes financieras en los países emergentes.

"No hay duda alguna de que todos los miembros del G7 respaldan
totalmente la solución del problema mexicano", afirmó el nuevo
secretario norteamericano del Tesoro, Robert Rubin, al término de
las sesiones.

"Este plan es bienvenido, lo apoyamos", declaró el ministro
francés, Edmond Alphandery, al unísono con sus colegas europeos.

Estados Unidos pasó apuros el viernes debido al descontento
pronunciado de Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia, países
europeos del G7, que se sentían ante un hecho consumado por
voluntad de Estados Unidos, decidido a obtener la aprobación del
nuevo plan de "rescate" de México.

El Gobierno del presidente Bill Clinton tuvo que renunciar
precipitadamente el lunes a presentar al Congreso el plan de
40.000 millones de dólares de garantías de crédito a México,
debido a la fuerte oposición que encontraba tanto entre los
parlamentarios como en la opinión pública.

En menos de 24 horas, surgió un nuevo plan de una magnitud sin
precedentes: 50.800 millones de dólares de líneas de crédito para
México, incluyendo un monto incrementado del propio Fondo
Monetario Internacional (FMI), superior a 17.000 millones.

Rubin reconoció que las inquietudes europeas eran justificadas, y
subrayó que finalmente fueron "disipadas" en "discusiones
francas".

"Las consultas no fueron tan intensas como hubiéramos deseado,
pero las circunstancias nos obligaban a actuar en un lapso de
tiempo muy corto", explicó.

No hay "amargura" entre los socios del G7, añadió.

La de México ha sido la primera crisis financiera mayor en un
país emergente desde que se globalizaron los mercados, y el G7 no
podía de ninguna manera mostrarse desunido, porque ello hubiera
acrecentado los temores de los círculos financieros.

"Hemos dicho a los norteamericanos lo que teníamos que decirles
para que este tipo de actitudes no se reproduzcan" en el futuro,
explicó un ministro europeo.

En el mismo empeño de preservar la unidad, los problemas técnicos
relacionados con los créditos fueron dejados para la reunión del
Banco de Compensaciones Internacionales (el banco central de los
bancos centrales) que tendrá lugar el próximo fin de semana en
Basilea (Suiza), especialmente la cuestión de en qué orden serán
movilizados los capitales.

México ya puede contar con los 20.000 millones del fondo de
estabilización de cambios norteamericano, a los que el lunes se
añadirán otros 7.800 millones de dólares, del FMI.

Los ministros subrayaron que su apoyo dependerá de la aplicación
del plan de urgencia del Gobierno mexicano.

En los mercados financieros, los grandes proveedores de fondos
también quisieron demostrar que han tomado buena nota de las
lecciones de la crisis mexicana para el equilibrio del sistema
financiero mundial.

La crisis mexicana ha obligado a los Gobiernos de los países
industrializados a dar prioridad a la cuestión de flujos
financieros y mercados emergentes, algo que hasta ahora era pura
reflexión teórica.

Se trata de "mejorar nuestra capacidad de detectar muy pronto
estas crisis", en palabras el ministro de Finanzas británico,
Kenneth Clarke. Sin dar pistas precisas, los ministros se
pusieron de acuerdo en "aumentar el papel de vigilancia del FMI y
sus medios de responder a la inestabilidad financiera y
económica", según el resumen de las sesiones.

Retomando una idea del director del FMI, Michel Camdessus, los
franceses sugirieron un método para permitir que el Fondo pueda
"abortar" las crisis en el momento en que todavía son
incipientes.

A finales de abril, Camdessus presentará en Washington un informe
sobre la vigilancia y las capacidades del Fondo. El tema también
estará en el menú de la cumbre de los Siete en junio en Halifax
(Canadá).

Será más una evolución que un cambio radical, declaró el ministro
francés. Sobre todo porque Alemania, por ejemplo, se opone a un
cambio radical en la estructura surgida de Bretton Woods, la
conferencia internacional de 1944 que creó las instituciones
monetarias vigentes.

La crisis mexicana relegó al segundo plano los problemas de
Rusia, que no fue invitada debido a la guerra en Chechenia.
Inquietos por las consecuencias del conflicto sobre el
presupuesto y la inflación rusa, los ministros lanzaron una
advertencia desacostumbradamente severa a Moscú.

Instaron a Rusia a permanecer en la vía de la economía de
mercado, recordándole que de ello dependía que se mantenga el
apoyo financiero.

Los ministros de Finanzas de los siete países más
industrializados del mundo, dentro del "Grupo de los Siete"
(G-7), se mostraron hoy, sábado, complacidos con la marcha de sus
economías, pero advirtieron que han de mantener sus esfuerzos por
reducir sus déficit presupuestarios.

Tras su reunión, celebrada en un céntrico hotel de Toronto
(Canadá), los ministros de Finanzas y gobernadores de los Bancos
Centrales del G-7 destacaron que en la mayoría de sus economías
el crecimiento mantiene un buen ritmo, el desempleo está
reduciéndose y la inflación se mantiene moderada.

En su comunicado final, dado a conocer por el ministro canadiense
de Finanzas, Paúl Martin, los responsables de las políticas
económicas y monetarias de Alemania, Canadá, EEUU, Francia, Gran
Bretaña, Italia y Japón, dijeron, no obstante, que ahora hay que
lograr que este crecimiento sea duradero.

"Pese a esta situación, no hay lugar en absoluto para la
complacencia estamos totalmente de acuerdo sobre la
necesidad de mantener nuestra consolidación fiscal", dijo Martin.

En la reunión, el ministro de Finanzas de Japón, Masayoshi
Takemura, informó a sus colegas del G-7 de los efectos que para
su economía, que se encontraba en plena recuperación, tendrá el
devastados terremoto que el pasado mes sacudió a la ciudad de
Kobe, ocasionando más de 5.000 muertos y pérdidas millonarias.

Takemura, sin embargo, afirmó que las autoridades de su país
creen contar con los recursos y la capacidad suficiente como para
emprender la reconstrucción "sin que ello afecte
significativamente a los mercados financieros" ni al crecimiento
económico de las demás naciones industrializadas.

Los ministros del G-7 también expresaron la necesidad de abordar
reformas en los mercados laborales de sus respectivos países para
flexibilizarlos e impulsar la creación de empleo.

También destacaron en su comunicado final la importancia de poner
en funcionamiento la nueva Organización Mundial de Comercio
(OMC), creada a raíz del acuerdo logrado el pasado año en la
Ronda Uruguay del GATT, para impulsar los intercambios
comerciales.

Los "siete grandes" reiteraron en esta reunión su compromiso por
mantener una estrecha coordinación de sus políticas monetarias y
de cambios para evitar desequilibrios entre ellos.

La reunión del G-7 que concluyó hoy, además de repasar las
condiciones económicas de las naciones industrializadas, se
centró en un análisis de la crisis financiera de México y el plan
internacional de 50.000 millones de dólares para ayudar a ese
país a superar su problema de solvencia y superarla.

A pesar de las diferencias surgidas entre algunos países europeos
y Estados Unidos en relación a este plan de ayuda, el secretario
del Tesoro de este último país, Robert Rubin, destacó que al
final hubo un consenso sobre la necesidad de aplicarlo.

"Es un problema que se afrontó en el interés de todos los países
del mundo, no sólo por México, sino por evitar una crisis mucho
más amplia", dijo Rubin.

A través de este acuerdo, México podrá disponer a partir del
lunes de 7.800 millones de dólares del Fondo Monetario
Internacional para afrontar sus compromisos financieros, y de
cumplir con las metas de su programa económico, podría acceder a
otros 10.000 millones de dólares de esta institución.

Además, podrá disponer de 20.000 millones de dólares procedentes
del fondo de etabilización monetaria de Estados Unidos y de
10.000 millones más concedidos del Banco Internacional de Pagos,
con sede en Basilea (Suiza).

El Banco Mundial también concedió a México 2.000 millones de
dólares más, mientras que la banca privada se comprometió a
aportar 3.000 millones más en préstamos "frescos" y Argentina,
Brasil, Colombia y Chile a facilitar a México otros mil millones
más.

Pero con esta "solución extraordinaria" del problema mexicano,
los ministros del G-7 indicaron que las economías emergentes de
los países en desarrollo tendrán ahora que ser sometidas a una
mayor vigilancia internacional para evitar nuevas catástrofes.
(EFE) (9A)
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en Ciudad N/D

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