Guayaquil. 20 abr 2000. Desde ayer, los periodistas no pueden
ingresar a las sesiones

Daniel Montalvo-Cronista parlamentario.- Uno de los episodios
bíblicos que más se recuerda en la época de Semana Santa es el que
protagonizó el gobernador romano, Poncio Pilatos, quien ordenó la
cruxificción de Jesucristo.

El tribuno, luego de entregar a un inocente a la muerte, se lavó
las manos para deslindar su responsabilidad en aquella injusticia.

Emulando la actitud relatada en el Nuevo Testamento, varios
diputados expresaron su respaldo a los periodistas que, desde
ayer, están impedidos de ingresar a las sesiones del Congreso
Nacional.

Una resolución aprobada por los honorables, en una sesión
reservada del martes, así lo dispone.

Los comunicadores sociales que realizan el cubrimiento de la
información generada en el recinto legislativo -nada comparables
con el hijo de Dios, por cierto- rechazaron la actitud de los
parlamentarios, supuestamente solidarios.

Según se informó, la resolución se tomó con tan solo cuatro votos
de abstención, de los 82 diputados presentes.

Los periodistas recibieron la noticia como un chorro de agua fría,
cuando, inexplicablemente, eran impedidos de ingresar a la sala de
sesiones por los miembros de la Escolta Legislativa, quienes solo
se limitaban a decir que ya no tenían acceso a ese recinto.

Más de cuarenta reporteros se congregaron en la sala de prensa del
Congreso para conocer el texto de la resolución que, claramente,
viola los artículos 23 y 81 de la Constitución Política.

La indignación que flotaba en el ambiente se impregnaba en los
discursos de los periodistas. Violación de derechos, impunidad,
amordazamiento y puñalada fueron las palabras más utilizadas.

A la hora de las decisiones, ningún comunicador vaciló en
amordazarse simbólicamente para graficar la protesta. Mientras
tanto, los parlamentarios ya se habían instalado para sesionar sin
la presencia de los periodistas.

Sin cámaras, sin grabadoras ni micrófonos, los diputados iniciaron
el debate de una resolución de apoyo a la abstención ecuatoriana
sobre una moción para condenar a Cuba en el seno de la Comisión de
la ONU sobre los Derechos Humanos.

Afuera, los periodistas protestaban con aplausos y silbidos.
Además, conocieron que los diputados, que mocionaron su exclusión
de la sesiones, fueron Elizabeth Ochoa y Ximena Ortiz, de la DP, y
Eduardo Camposano, del PSC.

Paradójicamente, el legislador Germán Astudillo, quien apoyó la
resolución, emitió un boletín de prensa llamando a la reconversión
espiritual de todos los ecuatorianos, para aprovechar la reflexión
de la Semana Santa. Además, invitaba a los periodistas a compartir
un plato de fanesca en su mesa. Como no podía ser de otra manera,
los representantes de los medios de comunicación declinaron la
invitación.

Poco a poco los periodistas se retiraron a sus respectivas salas
de redacción para narrar los acontecimientos y rechazar la actitud
adoptada por el Parlamento.

Pons explica lo inexplicable

Mientras los periodistas protestaban, el presidente del Congreso,
Juan José Pons, explicaba las razones que tuvo para impedirles el
ingreso a la sala de sesiones.

El titular de la Legislatura, quien no presidió la sesión
reservada del martes, sino que participó de ella desde su curul,
explicó que lo resuelto no es, de ninguna manera, una supresión de
la libertad de prensa.

Argumentó que la medida pretende ordenar el desempeño de las
sesiones y dijo que directores de varios medios de comunicación le
habían manifestado su respaldo.

En cuanto a las protestas, Pons aseguró que varios de los
manifestantes "tienen contratos de trabajo con el Congreso".
Anticipó que estos documentos deberán ser revisados y cancelados
por la Secretaría General de la legislatura.

Las declaraciones causaron malestar entre los periodistas, quienes
pidieron a Pons que aclare estas afirmaciones que laceran el honor
de quienes ejercen esta profesión con dignidad.

Varios cronistas, que aceptaron trabajar para el Congreso,
pidieron que se aclare la posición de los diputados liderados por
Pons, pues, según explicaron, si su condición es ilegal, son
cómplices quienes los contratan. (DM)

La Aedep y la libertad de prensa

El Congreso Nacional ha resuelto imponer limitaciones a los
periodistas que cubren la información en dicha función del Estado.

El presidente del Congreso informó ayer que los periodistas no
tendrán acceso directo a la sala de sesiones del Plenario. Esta
decisión restringe el trabajo periodístico y violenta el derecho
de acceso a las fuentes, parte constitutiva del derecho a la libre
expresión garantizada por la Constitución.

La Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos rechaza
aquella inconstitucional resolución del Plenario y exige la
inmediata suspensión de la misma. La Aedep iniciará, tanto en el
país como en el exterior, las acciones constitucionales y legales
para impedir que, por ese camino, la libertad de prensa sea
violentada.

Este 3 de mayo se celebra el Día de la Libertad de Prensa. La
fecha conmemora un aniversario de la Declaración de Windhorek,
redactada por los periodistas africanos en 1991, en la cual se
reclama una prensa independiente y pluralista en ese continente y
en todo el mundo.

La Aedep reitera su adhesión a aquellos principios y la defensa de
la libertad de expresión.

Diarios EXPRESO, El Comercio, Hoy, El Telégrafo, El Universo, La
Hora, Ultimas Noticias, El Correo, El Mercurio, El Tiempo,
Vistazo.


Análisis

Muro de silencio

Cuando en los pasillos legislativos corría la versión de que los
diputados planeaban elevarse sus dietas y más emolumentos
invocando la elevación explosiva del costo de la vida por efecto
de la dolarización, era evidente que el Presidente del Congreso y
un grupo de legisladores buscaban que se tratara el asunto en
sesión reservada e intentaban algo imposible: que la resolución
que se tomase alrededor de esto, no trascienda a los medios de
comunicación o trascienda en tono menor y quizá en forma dirigida.

La sola versión del intento de incrementar los emolumentos
legislativos creó en la ciudadanía un ambiente negativo, no tanto
porque se les negase a los legisladores el derecho que tienen
todos los asalariados de que se les aumente los sueldos, sino
porque dado el monto que ellos perciben por su trabajo los ponía a
salvo de las urgencias de la subida incontenible de la inflación y
porque se creía que los legisladores como representantes del
pueblo, debían dar ejemplo de solidaridad en esta hora de
sacrificio de todos por la gran crisis económica que vive el país.

Se realizó anteayer la sesión reservada del Congreso; en ella se
postergó para mejor oportunidad la realización del plan de
elevación de sueldos en el Congreso y, con evidente afán rencoroso
para los cronistas parlamentarios y la prensa en general, después
se decidió prohibir la presencia de periodistas en las sesiones,
con violación evidente de normas constitucionales y legales que
garantizan la libertad de información.

El presidente del Congreso, al informar sobre el asunto, dijo que
en todos los parlamentos del mundo los periodistas no entraban a
las salas de sesiones, afirmación que peca de generalización, pues
esto no sucede sino en parlamentos de ciertos países de otra
tradición política; entre nosotros, en cambio, la presencia de los
medios de comunicación en las sesiones del Congreso ha sido una
práctica que viene desde que se inauguró la República y son los
medios de comunicación los que se han constituido en verdaderos
vigilantes de las libertades públicas y de los derechos ciudadanos
cuando han aparecido tendencias despóticas en el recinto de la ley
y de la libertad como es el Congreso. El saldo de esta presencia
vigilante de la prensa es enormemente positivo para la vida
democrática y constitucional del país.

Se intenta crear una especie de sala de prensa del Congreso, en la
cual se escucharía la transmisión radiofónica de las sesiones;
actitud menguada que indica una falta de conocimiento y de
sensibilidad por parte de los legisladores que tomaron la
decisión.

La noticia parlamentaria no solo se produce por lo que dicen los
diputados en sus discursos, sino por lo que hacen dentro del
recinto de sesiones, por los gestos, las maniobras, los personajes
que se pasean entre las curules.

Así se descubrió, por ejemplo, el llamado "hombre del maletín",
que refleja actos de corrupción parlamentaria no tan raros en las
últimas décadas. Además, al transmitir un solo canal radiofónico
las sesiones, se establece un monopolio prohibido por las leyes y
por los principios morales.

Denunciamos al país esta maniobra; ratificamos que a pesar de
estas actitudes insensatas, los medios de comunicación
encontraremos la noticia parlamentaria; la daremos a conocer y la
analizaremos y que, por más esfuerzos que se hagan, no podrán
rodear al Parlamento de un muro de silencio. (Texto tomado de El
Expreso)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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