Quito. 5 oct 2000. La brecha educativa entre alumnos de escuelas privadas
y públicas se agranda. La reforma en Ecuador se quedó sin apoyo del
Estado. El sistema evaluativo falla.

Pese a que hoy prácticamente nadie discute que la educación es vital para
el desarrollo económico y el progreso social de los países, en el caso de
América Latina y el Caribe la mayoría de los niños no tiene acceso a una
educación adecuada y de buena calidad. Lo anterior, repercute en un
aumento de la pobreza, desigualdad y un deficiente rendimiento de la
economía.

Así lo consignó un informe elaborado por la Comisión Internacional sobre
Educación, equidad y competitividad económica en América Latina y el
Caribe. Este señala que "las escuelas latinoamericanas están en crisis.
No están educando a los jóvenes de la región. En lugar de contribuir al
progreso, están frenando a la región y su gente".

Para el organismo, que es una parte fundamental del Programa de Promoción
de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe (Preal) -con sede
en Chile-, solo "los alumnos de las mejores escuelas privadas muestran
niveles de rendimiento comparables a los de las escuelas de los países
industrializados", mientras que sus pares de los planteles públicos
tienen un rendimiento muy bajo en relación a cualquier estándar. Tal
evaluación, a pesar de reflejar una realidad que no es desconocida, no
deja de preocupar pues casi todos los países de la región ya han
invertido una década en implementar reformas educativas justamente con el
fin de ofrecer una educación de calidad para todos. Entre las razones que
explican la falta de progresos, Marcela Gajardo, directora del Preal,
señala 4 hipótesis en "Reformas educativas en A. Latina. Balance de una
Década".

Primero, que las políticas educativas en curso no son las más adecuadas;
segundo, que dichas políticas son correctas, pero que es muy pronto para
ver los frutos de las reformas; tercero, que falta profundizar los
cambios que probaron tener éxito, corrigiendo aquellos que fracasaron y,
cuarto, que las reformas en curso no son suficientes.

Entre los cambios que los países han introducido en los últimos años en
sus sistemas educativos, están los que apuntan a mejorar su gestión y
funcionamiento, de modo de descentralizar su administración y ofrecer una
mayor autonomía a las escuelas.

En este aspecto, la viceministra de Educación de Colombia, Margarita
Peña, dice que las reformas que realizó su país en 1993 y 1994 tienen
como objetivo "entregar el manejo de los recursos financieros, docentes y
la administración de las escuelas a los departamentos y municipios,
porque hemos aprendido que la educación es un servicio que debe estar lo
más cerca de la gente y que los sistemas descentralizados contribuyen a
mejorar la calidad del servicio".

Argentina hizo lo propio en 1993, cuando a través de una reforma "se
transfirieron los servicios educativos a cada una de las provincias y a
la ciudad de Buenos Aires", según Daniel Filmus, secretario de Educación.
También, las reformas procuran un mejoramiento de la calidad de la
educación básica.

En este caso, los países se han preocupado por extender la jornada de
clases, reformular los planes y programas, equipar a las escuelas de
material educativo y computadores, mejorar las condiciones de trabajo de
los profesores y focalizar la labor educativa en aquellos alumnos de bajo
rendimiento.

En Argentina la obligatoriedad de la educación básica pasó de 7 a 9 años,
en Colombia se amplío de 5 a 10 mientras que en Ecuador de 6 a 10. Ello
en parte ha permitido bajar la deserción escolar en las escuelas, pero
impone el desafío de mejorar la calidad de lo que se enseña. En el caso
de Uruguay, José Carlos Cardoso, subsecretario de Educación, explica que
las reformas tienen relación con "universalizar la educación" en los
niños de 4 y 5 años, lo mismo que reformular los planes y programas de la
enseñanza media, además de aumentar en un 50 por ciento la carga horaria
de los alumnos de este ciclo.

En cuanto a los profesores de la región, que entre 20 y un 25 por ciento
carecen de un título profesional, el mayor problema tiene que ver con los
bajos sueldos y su formación. Y en relación a la meta que debe perseguir
la educación y todas estas reformas, en razón de los desafíos que impone
el mundo moderno, en el caso de Argentina, Filmus afirma que
"teóricamente la enseñanza, especialmente la media, debe preparar para la
vida del trabajo, pero la reforma en este aspecto está muy atrasada".

La realidad muestra que los jóvenes que egresan de la secundaria tienen
muy escasas posibilidades de acceder al trabajo. La educación media tenía
3 objetivos: preparar para el trabajo, la universidad y la participación
ciudadana, pero aún está en deuda con todos ellos. Para los expertos, los
cambios iniciados por la región en educación van en la dirección
correcta. Sin embargo, consideran que en gran medida todo ello será
insuficiente si los países no aumentan la inversión por alumno en la
educación básica.

Ecuador: nadie rinde cuentas

¿En Ecuador mejorar la calidad de la educación se convirtió en una tarea
imposible? Desafortunadamente, los resultados del último periodo escolar,
en la que alrededor de 160 mil alumnos de la Sierra reprobaron el año,
parecen confirmar la pregunta. Este dramático balance, según los
expertos, lo único que demuestra es que la reforma de la Educación Básica
puesta en marcha en 1996 quedó a medias.

¿Por qué? Porque el modelo pedagógico aplicado en las escuelas y que
buscaba desarrollar las destrezas de los alumnos y fomentar los valores
choca con la enseñanza de la secundaria que sigue siendo tradicional, es
decir memorística, libresca, autoritaria y monótona. María Elena Raza,
directora del Centro Experimental Eloy Alfaro, una escuela fiscal de 1
000 alumnos ubicada en el caso colonial de Quito, dice que no existe una
articulación entre la educación básica con la media. "Los esfuerzos que
ha realizado la escuela primaria para mejorar la enseñanza tienen un
desfase con los colegios, cuyos planes de estudios no concuerdan con los
contenidos de la reforma".

Sin embargo, la reforma de la educación básica también adolece de vacíos.
Uno, y el principal, es la poca capacitación que han recibido los
profesores fiscales en temas como desarrollo de destrezas, nuevas
estrategias metodológicas, diseño curricular, valores y actitudes... Ante
la poca capacidad de respuesta del Ministerio de Educación, los maestros
de las escuelas fiscales se autofinancian o piden ayuda de editoriales
para perfeccionarse por cuenta propia.

Al Ministerio del ramo también se le olvidó reformar el sistema de
evaluación estudiantil y docente e instituir la rendición social de
cuentas.

Hace falta un programa que mida los vacíos y logros académicos. Según la
pedagoga Susana Araujo, la rendición de cuentas es casi desconocida en el
campo educativo. El maestro y la escuela están totalmente libres de
producir o no producir, de rendir o no rendir, sin que la evaluación de
desempeño afecte en nada. "Esta especie de inmunidad docente ha
favorecido una pérdida de credibilidad de la sociedad respecto del
sistema educativo en general y del maestro en particular". María Elena
Raza sostiene que luego de 4 años, ya es hora de evaluar los avances de
la reforma. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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