Quito. 6 oct 99. ¡De nuevo a alerta amarilla! "Entonces, ¿va a
haber o no erupción? ¿Me como o no todos los víveres que compré
en el supermercado? ¿Embodegamos las mascarillas o las dejamos
a mano? ¿Le digo a mi tía que tenía asma y se fue a la playa, que
vuelva nomás?"

Estas son algunas de las preguntas que muchos quiteños se
realizan después de que el alcalde de Quito, Roque Sevilla,
anunció, el lunes por la noche, que debido a que los síntomas del
volcán Guagua Pichincha se han mantenido estables, se vuelve a
la alerta amarilla.

No obstante, la incertidumbre que se apodera de los capitalinos
cada vez que se difunde alguna información sobre el volcán es,
según varios sicólogos y geólogos, una muestra palpable de que
la ciudadanía no está preparada para afrontar posibles desastres
naturales.

Y esto resulta paradójico, si se considera que nuestro país se
encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, zona donde
ocurren más del 95% de los sismos del mundo y donde se encuentra
una gran cantidad de volcanes activos. En el caso del Ecuador,
estos son el Cotopaxi, Guagua Pichincha, Tungurahua, Cotacachi,
Cayambe, Antisana, Cerro Negro, Sangay , Reventador y Chimborazo.


Por estas razones, los ecuatorianos están expuestos a que, en
cualquier momento, ocurra un terremoto o que uno de los volcanes
entre en actividad.

Pero, como explica la geólogo Alcinoe Calahorrano, estos eventos
no pueden predecirse con tiempo y hora, "lo único que se puede
hacer es divulgar un plan preventivo contra desastres".

Dentro de este plan se encuentra la determinación de las alarmas,
cuyo fin no es asustar a la gente, sino educar a los sectores en
riesgo. "De esta manera, lo importante no es la inminencia del
evento, sino cuán preparados estamos para afrontarlo cuando
suceda", dice Calahorrano.

Explica que en zonas como Puebla, en México, o Alaska, Estados
Unidos, la población está acostumbrada a vivir con el constante
cambio de alertas y a tomar las acciones que cada una de estas
exige, debido a la actividad de los volcanes Popocatepetl y
Redoubt, respectivamente.

"En Alaska, por ejemplo, se cambia de alerta amarilla a naranja
en cuestión de horas, debido a que es una zona de alto tráfico
aéreo y la expulsión de ceniza o la presencia de explosiones
puede afectar a los aviones".

En Puebla, en cambio, la población vivió con un tipo de alerta
denominada "semáforo" (verde, amarilla y roja) que dura ya varios
años.

Otro ejemplo es el del volcán Monserrat, en las Antillas, cuya
actividad, según explica la geóloga, fue similar a la del Guagua
Pichincha, ya que se formaba un domo, este se fracturaba y
después derramaba magma. Su proceso duró un año y culminó en el
96.

"En todos estos casos las personas se acostumbraron, por ejemplo,
a salir en la mañana y barrer la ceniza de sus casas. Y cuando
se cambia de alerta, no van a buscar a sus hijos desesperadamente
a los colegios, porque saben que cada institución tiene un plan
de contingencia. Es decir, se asume el asunto con normalidad, sin
caer en la indiferencia".

Y esto es fundamental. Según el director del Instituto Geofísico,
Hugo Yépez, la ciudadanía debe mantener la credibilidad en la
información que dan las autoridades y los técnicos, para no caer
en casos dramáticos, como el del nevado Ruiz en Colombia. En 1985
este volcán erupcionó, y aunque el fenómeno no fue de gran
magnitud, las autoridades no advirtieron a tiempo a la gente para
que evacúe, lo que se pudo haber hecho en apenas 10 minutos. Este
error le costó la vida a 20 mil personas", dice Yépez.

Recomendaciones

Según recomendaciones de los organismos de socorro, las
comunidades que habitan en zonas de riesgo, deben tener una
"cultura de prevención contra los desastres naturales" y no
prepararse únicamente cuando se anuncia o se presenta uno de
estos eventos.

Un "desastre natural" se define como un conjunto de daños que se
producen sobre: la vida, la salud, los bienes materiales, la
economía, etc. de una comunidad, como producto de un fenómeno
natural.

Hay varios tipos de desastres naturales: tectónicos,
meteorológicos, hidrológicos, etc. Dentro de los tectónicos se
encuentran los terremotos, tsunamis (maremotos) y erupciones
volcánicas.

Como consecuencia de un desastre, se presenta una "emergencia",
que es: un estado de necesidad colectiva que afecta a la comunidad,
a causa de los daños personales y/o materiales.

Por otro lado, mientras más y mejor se conozca sobre el fenómeno
natural se estará en mejores condiciones para afrontarlo.

Las erupciones volcánicas y los tsunamis se pueden predecir,
no así los
terremotos que pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier
lugar.

Por tanto, se debe aprender a convivir con los riesgos y estar
permanentemente preparados para minimizar sus efectos.

Cada ciudad, comunidad,sociedad, familia y persona, tiene que
hacer conciencia de que vivimos en un territorio de alto riesgo.

Hay que tener una dotación extra

Parte de aprender a vivir con el volcán es no dejar de lado la
cotidianidad, dice Daniel Arteaga, jefe de socorro y desastres
de la Cruz Roja. Por ello, a la hora de pensar en una suerte de
canasta básica para prevenir inconvenientes en caso de decretarse
una alerta roja, opina que hay que limitarse a tener una
provisión familiar para tres días con los alimentos perecibles
que se suelen consumir cotidianamente. Aclara Arteaga que no se
sugieren alimentos en particular porque las familias tienen
dietas diversas.

Lo que sí se sugiere es que estos productos se los renueve cada
semana. "La idea es tener en stock una dotación extra", explica.

Por su puesto que existen productos que no perecen fácilmente,
como las leches en envases tetrapack y enlatados, que pueden ser
reemplazados cada tres o seis meses, siempre chequeando la fecha
de caducidad.

Además, Arteaga sugiere que en el caso de eventos como caída de
ceniza, por ejemplo, se deben extremar cuidados en la protección
de los alimentos. No exponer ni alimentos ni agua a la ceniza.

No está por demás

Carnet de identificación de los hijos menores, que lo lleven
siempre.

Detallar la medicación especial que necesitan.

Dosis extra de medicación que le dure una semana.

Un radio AM y FM y pilas de repuesto, linterna, equipo de
protección (mascarilla, gafas, ropa que se puede usar)

Identificar ciertas zonas de peligro en la casa.

Un botiquín con suero fisiológico, vendas, vaselina, alcohol.
(DIARIO HOY) (P. 4-B)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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