Bogotá. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navy Pillay, culminó hoy la visita de una semana a Colombia en la que arrancó un año más de permanencia en el país para la Oficina del organismo, pese a las dudas del Gobierno sobre la necesidad de renovarle el mandato.

"Es importante que estemos en Colombia, donde se nos necesita", respondió Pillay de forma contundente ante la polémica suscitada por la permanencia de ese organismo internacional en el país suramericano.

El martes, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, defendió en un discurso en Bogotá los avances que ha experimentado Colombia en materia de Derechos Humanos y adelantó el mensaje que tenía pensado trasladarle a Pillay, que justo empezó ese día su visita.

"Le voy a decir (a la Alta Comisionada de la ONU) que estamos discutiendo si realmente vale la pena prolongar ese mandato, o si se prolonga sería por muy corto tiempo, porque Colombia ha avanzado lo suficiente para decir: no necesitamos más oficinas de derechos humanos de las Naciones Unidas en nuestro país", señaló el presidente.

La advertencia de Santos llegó pocos días después de que este organismo de la ONU y el Gobierno se enzarzaran en una polémica ya que el Ejecutivo consideró "irresponsables" las denuncias de la organización sobre los excesos de la fuerza pública en las protestas campesinas de la región del Catatumbo (noreste).

Además, el anuncio de Santos contrastó con la decisión avanzada por el vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, en abril pasado durante su visita a Ginebra, cuando anunció la ampliación del mandato del Gobierno con esta Oficina por un período de tres años, hasta 2016.

Finalmente, y tras reunirse con el propio Santos, Pillay consiguió la ampliación de un año del mandato del Alto Comisionado en Colombia, desde el 1 de noviembre de 2013 hasta el 31 de octubre de 2014, acuerdo que selló el jueves con la canciller María ngela Holguín.

Pero ante la amenaza de tener que abandonar Colombia a medio plazo, Pillay advirtió hoy al Gobierno de que el organismo que ella encabeza tiene una estructura suficientemente grande como para cumplir su mandato sin estar en el país.

Pese a la advertencia, Pillay abrió la puerta a que en un futuro ya no tenga sentido seguir en Colombia: "habrá un momento donde todas las instituciones creadas por las autoridades (colombianas) estén funcionando bien, que la sociedad civil sea lo suficientemente fuerte para resolver sus problemas y que las violaciones de derechos humanos ya no se den".

"Entonces podremos entrar en conversaciones con el Gobierno para nuestra salida del país", agregó.

En la rueda de prensa que ofreció hoy en Bogotá, Pillay también quiso tender una mano al Gobierno y remarcar "importantes avances en la situación de derechos humanos" en Colombia.

La Alta Comisionada destacó los "importantes avances en la situación de derechos humanos, con relación a la lucha contra la pobreza, la educación primaria gratuita y la protección universal de la salud".

Pese a estos halagos, Pillay también dijo que "aún persisten muchas personas en el país que no tienen acceso a una educación y servicios de salud de calidad" y "persisten inequidades estructurales que socavan la posibilidad de progreso de aquellas personas que viven en situación de pobreza".

"Esto debe ser seriamente atendido", agregó la Alta Comisionada.

Durante su visita a Colombia, Pillay se reunió con diversos organismos y autoridades, entre los que destacan el presidente Santos y el fiscal general, Eduardo Montealegre.

La Oficina del Alto Comisionado para las Naciones Unidas en Colombia, cuyo actual representante es el estadounidense Todd Howland, existe desde 1997 y ejerce una veeduría permanente de la situación humanitaria en el país. (EFE)







 

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