ALEMANIA: MONEDA DEBIL, DEUDAS Y DEFICIT. Por Jean-Luc
Testault
Bonn. 02.07.91. Moneda débil, montañas de deudas, déficit
externos, enorme agujero presupuestario: un año después de la
espectacular introducción del deutschemark en la RDA, la
Alemania unificada es un gigante económico debilitado por
largo tiempo.
Sin embargo, el trasplante del deutschemark a la RDA, el 1 de
julio de 1990, como preludio a la unificación, parecía un
montaje técnicamente perfecto. Gracias a una organización
impecable, el Bundesbank, Banco Central alemán, cambió 25.000
millones de DM en unas pocas semanas. los billetes con la
efigie de Karl Marx desapareciedron, mientras la moneda
estealemana acuñada en aluminio, se reciclaba para fabricar
envases para bebidas.
La euforia de los alemanes del Este, que celebraron con fuegos
artificiales y champaña su entrada triunfal en la economía de
mercado, duró muy poco. Inclusive convertidos en DM, los
salarios del Este siguieron siendo por lo general inferiores
en un 50% a los del Oeste. Incapaces de soportar la
competencia, la enorme mayoría de empresas del Este cerró sus
puertas. Las más solidas redujeron su pletórico personal para
poder sobrevivir.
Un tercio de la población estealemana económicamente activa se
encontraba a finales de mayo en situación precaria: 874.000
sin empleo y casi 2.000.000 con trabajadores a tiempo parcial.
El fenómeno se agravará en julio con la desaparición de una
serie de garantías sociales de empleo.
El numero de campesinos disminuyó en un año de 900.000 a
300.00. El fenómeno se debe esencialmente a la verdadera
avalancha de la población estealemana sobre los productos del
Oeste, más variados y mejor presentados.
El éxodo de la ex RDA hacia el Oeste continúa siendo
importante, pese a que la voluntad de frenar esa hemorragia
fue el principal argumento del canciller Helmut Kohl cuando
decidió importar la unión monetaria a la tasa de 1 DM por 1
marco estealemán, contra la oposición del Bundesbank.
Por lo menos unas 180.000 personas se fueron a vivir al Oeste
en un año, y 300.000 ven y bienen de un lado a otro cada día.
Una de las principales cartas que pensaba utilizar Alemania
Oriental para atraer a los inversionistas está esfumándose
así, ya que son los jóvenes y los trabajadores especializados
quienes primero atraviesan el muro impuesto por las
diferencias de las condiciones de vida, que sigue dividiendo
al país.
Aunque Kohl multiplica los llamados a invertir en el Este
alemán, ni los inversionistas ni las empresas occidentales se
pelean una región donde las redes de carreteras y de teléfonos
son malas y cuyos trabajadores reclaman condiciones de vida
similares a los del oeste.
El gobierno inyectó decenas de millares de deutschemark para
evitar el derrumbe de la ex RDA. Las enormes transferencias
financieras representan hoy en día los tercios del producto
nacional bruto de la ex RDA.
Pese a la potencia industrial del Oeste, Alemania tiene
problemas para asumir el choque. Con la unificación del 3 de
octubre, la RFA se empobreció y su ingreso por habitante pasó
por debajo del de Francia, por ejemplo. Sus asombrosos
excedentes comerciales se han esfumado por el frenesí de las
importaciones de los alemanes del Este. Por primera vez en
diez años, Alemania tuvo en abril un déficit en su balanza
comercial.
Campeona del rigor presupuestario en la década del ochenta,
Alemania funciona ahora con déficit públicos que alcanzan el
5% de su producción anual. las deudas del Estado van a
sobrepasar este año 1 billón 600.000 millones de DM. La
inflación reaparece: 3,5 por ciento en los 12 primeros meses
contados hasta junio. Pese a las altas tasas de interés, el
marco es víctima de la desconfianza de los inversionistas y ha
perdido 20% de su valor frente al dólar desde principios de
anó. (A-2).
Testault
Bonn. 02.07.91. Moneda débil, montañas de deudas, déficit
externos, enorme agujero presupuestario: un año después de la
espectacular introducción del deutschemark en la RDA, la
Alemania unificada es un gigante económico debilitado por
largo tiempo.
Sin embargo, el trasplante del deutschemark a la RDA, el 1 de
julio de 1990, como preludio a la unificación, parecía un
montaje técnicamente perfecto. Gracias a una organización
impecable, el Bundesbank, Banco Central alemán, cambió 25.000
millones de DM en unas pocas semanas. los billetes con la
efigie de Karl Marx desapareciedron, mientras la moneda
estealemana acuñada en aluminio, se reciclaba para fabricar
envases para bebidas.
La euforia de los alemanes del Este, que celebraron con fuegos
artificiales y champaña su entrada triunfal en la economía de
mercado, duró muy poco. Inclusive convertidos en DM, los
salarios del Este siguieron siendo por lo general inferiores
en un 50% a los del Oeste. Incapaces de soportar la
competencia, la enorme mayoría de empresas del Este cerró sus
puertas. Las más solidas redujeron su pletórico personal para
poder sobrevivir.
Un tercio de la población estealemana económicamente activa se
encontraba a finales de mayo en situación precaria: 874.000
sin empleo y casi 2.000.000 con trabajadores a tiempo parcial.
El fenómeno se agravará en julio con la desaparición de una
serie de garantías sociales de empleo.
El numero de campesinos disminuyó en un año de 900.000 a
300.00. El fenómeno se debe esencialmente a la verdadera
avalancha de la población estealemana sobre los productos del
Oeste, más variados y mejor presentados.
El éxodo de la ex RDA hacia el Oeste continúa siendo
importante, pese a que la voluntad de frenar esa hemorragia
fue el principal argumento del canciller Helmut Kohl cuando
decidió importar la unión monetaria a la tasa de 1 DM por 1
marco estealemán, contra la oposición del Bundesbank.
Por lo menos unas 180.000 personas se fueron a vivir al Oeste
en un año, y 300.000 ven y bienen de un lado a otro cada día.
Una de las principales cartas que pensaba utilizar Alemania
Oriental para atraer a los inversionistas está esfumándose
así, ya que son los jóvenes y los trabajadores especializados
quienes primero atraviesan el muro impuesto por las
diferencias de las condiciones de vida, que sigue dividiendo
al país.
Aunque Kohl multiplica los llamados a invertir en el Este
alemán, ni los inversionistas ni las empresas occidentales se
pelean una región donde las redes de carreteras y de teléfonos
son malas y cuyos trabajadores reclaman condiciones de vida
similares a los del oeste.
El gobierno inyectó decenas de millares de deutschemark para
evitar el derrumbe de la ex RDA. Las enormes transferencias
financieras representan hoy en día los tercios del producto
nacional bruto de la ex RDA.
Pese a la potencia industrial del Oeste, Alemania tiene
problemas para asumir el choque. Con la unificación del 3 de
octubre, la RFA se empobreció y su ingreso por habitante pasó
por debajo del de Francia, por ejemplo. Sus asombrosos
excedentes comerciales se han esfumado por el frenesí de las
importaciones de los alemanes del Este. Por primera vez en
diez años, Alemania tuvo en abril un déficit en su balanza
comercial.
Campeona del rigor presupuestario en la década del ochenta,
Alemania funciona ahora con déficit públicos que alcanzan el
5% de su producción anual. las deudas del Estado van a
sobrepasar este año 1 billón 600.000 millones de DM. La
inflación reaparece: 3,5 por ciento en los 12 primeros meses
contados hasta junio. Pese a las altas tasas de interés, el
marco es víctima de la desconfianza de los inversionistas y ha
perdido 20% de su valor frente al dólar desde principios de
anó. (A-2).
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