Quito. 13 may 98. El Presidente interino Fabián Alarcón
prepara su retiro del poder y para ello se ha propuesto dejar
de lado los conflictos políticos y concentrarse en la crisis
generada por El Niño, dejar parámetros económicos
equilibrados, avanzar en el proceso de paz con Perú y terminar
de impulsar sus 20 grandes proyectos.

No cree en la popularidad pasajera si no en la posteridad, y
el conflicto generado por la prórroga de la Asamblea lo da por
concluido y dice que las reformas deben ser acogidas en su
totalidad.

No deja de cuestionar a los sectores políticos que, según él,
utilizan la justicia para sus intereses y reconoce que en la
pugna política, actuó con plena convicción y no por presiones.
En diálogo con EL UNIVERSO, Alarcón mostró calma, prudencia y
optimismo sobre su labor en estos 15 meses de gestión.

Para muchos, la crisis política concluyó cuando usted fue
absuelto por el Congreso, con lo que se evidenciaba una
supuesta negociación o incluso chantaje para no acatar la
prórroga de la Asamblea.

Esa es la superficialidad con que se manejan ciertos criterios
y conceptos en determinados círculos de la política. Jamás
conversé con el Congreso para sacar algún resultado a cambio
de otra cosa. Sobre la Asamblea, procedí con absoluta
convicción porque era inútil una pugna entre los poderes del
Estado, invoqué al diálogo toda una semana pero no tuve mucho
eco.

Pero ante una Asamblea que se declaraba con facultades
omnímodas, que desconocía los periodos de las demás funciones,
tuve que tomar una decisión al margen de cualquier asunto
relacionado con el Congreso.

¿Aunque los asambleístas de su partido la apoyaran?

Ellos y yo estamos liberados de la disciplina partidista. Si
discrepamos con ellos es dentro de la lógica del movimiento
cívico y democrático. Tal es así que el informe de la Comisión
de Fiscalización del Congreso no es del PSC. Es un documento
de cuatro o cinco partidos y luego en el Congreso en pleno, al
aprobarlo, también votó la DP.

Lo que se critica es la restitución de los 12 diputados
nacionales, ir con la cúpula militar y usar la banda
presidencial.

Sobre los diputados nacionales yo di a conocer un criterio que
se basa en mi concepto de que así como estoy en contra de la
prórroga de cualquier organismo del Estado, también estoy
contra el recorte del periodo para el que el pueblo designó.
Pero se podía interpretar que estaba interfiriendo en el
proceso electoral por lo que de inmediato retiré la idea de
presentar un proyecto para evitar más conflictos políticos.

Es importante que si un mandatario tiene que rectificar un
concepto o una palabra, debe hacerlo con claridad. Somos
humanos.

Pero lo mismo hizo con la declaración de Luis Mejía de que
usted publicaría las reformas.

Ya aclaré y ratifiqué que la Asamblea tuvo validez hasta el 30
de abril. Tal vez él dijo algo que no fue bien interpretado,
porque, de paso, Luis Mejía realizó un buen trabajo y tuvo que
afrontar lo que otro no afrontó.

¿Sabía que hasta el 30 no estaba aprobada en tercer debate ni
una sola reforma?

De acuerdo a lo que me dijeron, no era necesario el tercer
debate ni aprobación final. Pero los ecuatorianos votaron por
el marco jurídico que establecía su permanencia hasta el 30 de
abril. Entonces es cuestión de calcular el tiempo porque el
Congreso podría aplazar su periodo porque no acaba una
reforma.

La Asamblea es temporal, sin periodos regulares.

Eso no cambia el concepto jurídico. Además no eran ocho días,
porque el organismo sigue hasta el 5 de junio. ¿Qué
garantizaba que esa fecha dijeran que les faltan más días? Lo
fundamental de esta discusión, si bien es importante
jurídicamente, no es importante para el Ecuador. Por eso hay
que hacer un esfuerzo para dejar de lado cualquier pugna
estéril y permitir que uno de los objetivos de mi gobierno, la
reforma política, se pueda concretar.

¿Cree que es válido y conveniente para el próximo presidente
lo hecho por la Asamblea?

Gran parte de lo hecho es positivo, discrepo en algunas cosas
y por ello hay que tratar de rescatar algunas de esas reformas
para que no queden en nada.

¿Rescatar? ¿Cómo?

En el sentido de que entren en vigencia y que sean reformas
constitucionales aceptadas por todos, si no, no tiene
suficiente fortaleza. Por eso debemos buscar caminos de
diálogo.

O sea que usted no hará nada hasta el 10 de agosto.

Dejaré la puerta abierta para encontrar caminos que permitan
viabilizar que se publiquen todas las reformas y no las que me
gusten. No es una posición cerrada.

¿Cuál es el candidato del gobierno y él suyo personal?

Ninguno. No tenemos ni puedo tenerlo porque el gobierno es el
garante del proceso y no sería ético que pronuncie su
predilección. Lo que garantizamos es un proceso limpio, libre
y que se entregue el poder a quien resulte electo.

¿Prefiere a Jamil Mahuad?

Le digo que es una posición personal y porque si mi partido
apoyaba a alguien hubieran dicho que el Gobierno lo apoya y
por eso no designó un candidato ni apoyó a ningún aspirante.
La militancia tiene libertad en esto. Mi voto es secreto.

En lo que le queda ¿cómo va a afrontar los problemas
económicos?

Vamos a dejar con gran impulso los 20 proyectos que ofrecimos.
Firmaremos la ampliación del oleoducto el 24 de mayo;
desarrollamos el proyecto de diez campos marginales que
permitirán cerca de 100 mil barriles diarios adicionales; y,
llevaremos adelante la licitación para el nuevo oleoducto.

En lo eléctrico, estamos por concluir y firmar los contratos
de los procesos licitatorios de San Francisco, Toachi-Pilatón
y Mazar, que son proyectos que este gobierno dejará en marcha.

La autopista Guayaquil-Salinas se firmará en julio. El agua
potable para Santa Elena es un proyecto en pleno proceso. Sin
hablar de la Perimetral de Cuenca y dejar infraestructura
deportiva en todo el país.

¿Y el proceso de modernización y el déficit fiscal?

El gobierno cumplió sus parámetros económicos en 1997. Pero
después, de un solo golpe, vino El Niño y la caída de los
precios del petróleo y quebró todo cálculo. Mantenemos el
compromiso de dejar un déficit de un 2,5 (por ciento del PIB)
al final del año. Pero no solo eso: queremos dejar aseguradas
las fuentes para pagar aquello que estamos utilizando ahora y
lo haremos a través de medidas en junio.

No es que hayamos perdido el control de la economía. Al
contrario, vamos a tener un 2,5% de déficit manejable,
llegaremos a una inflación del 30%, que la habíamos
planificado en 25%.

¿Y la modernización?

Lamentablemente hay que reconocer que no se llevó a cabo en el
caso concreto de Emetel. Estoy decidido a no impulsar una
nueva subasta porque no es el momento adecuado. El Conam tiene
como objetivo buscar alternativas.

¿Cómo va a resolver los cuestionamientos a la contratación de
los trasvases La Esperanza-Poza Honda y Poza Honda-Mancha
Grande?

Tienen que cumplirse todos los pasos legales y el convenio de
crédito de financiamiento debe cumplir estrictamente las
regulaciones. El ministro de Finanzas no ha emitido ningún
dictamen sobre el crédito brasileño. Luego tiene que pasar a
la Junta Monetaria y después un decreto mío. Actuaré
estrictamente apegado a la ley y con todas las instancias.

¿Qué tiempo le tomará?

Entre 15 y 20 días. A fines de mes podría tenerse los
dictámenes.

Finalmente, a usted se le ha pedido que hasta el 10 de agosto
administre el país y enfrente la crisis de El Niño, pero que
ya no se den más conflictos políticos.

Yo me he establecido cinco objetivos para estos tres meses. El
orden no desmerece su importancia. Primero: intensificar
acciones para enfrentar el fenómeno de El Niño, principalmente
en Manabí y Esmeraldas. Segundo: que avance el proceso de paz
con Perú en términos de dignidad y permanencia. Tercero: dejar
parámetros económicos equilibrados y en orden la caja fiscal.
Cuarto: terminar de impulsar los 20 grandes proyectos. Y
quinto: la seguridad ciudadana.

No quiero dedicar mi acción a los asuntos políticos. Eso que
lo haga el ministro de Gobierno. Lo que me permitirá dejar un
país muchísimo más en orden de lo que recibí en febrero de
1997.

Habla sobre su popularidad en el país

Después de dos semanas conflictivas, los editoriales y las
encuestas hablan de la poca credibilidad que tiene el
Gobierno.

No es poca credibilidad. El país comprende las dificultades
que hemos atravesado por el fenómeno de El Niño y la caída de
los precios del petróleo que impactan gravemente en lo
económico y social. Si a eso unimos un proceso electoral, los
factores causan ciertas inquietudes.

La ingobernabilidad no es del ciudadano si no de algunos
sectores dirigenciales que, en vez de proponer soluciones,
critican o cierran el paso a las alternativas. Estos factores
los hubiera afrontado cualquier gobierno.

Algunas encuestas hablan de su poca popularidad y hasta dicen
que el pueblo cree que su gobierno es tan corrupto como el de
Bucaram.

Un gobierno no tiene que pensar en la popularidad si no en
sacar adelante al país. Creo que he tomado las medidas más
acertadas. Y en cuanto a la segundo, ya son groserías que no
vale comentar. Este gobierno ha sido el que más ha combatido a
la corrupción. Que haya tenido divergencias con la Comisión
Anticorrupción no quiere decir que no la valore.

Eliminamos el uso de gastos reservados, hicimos una Consulta
para despolitizar a la Justicia y no se ha reprimido ninguna
denuncia.

Lo que han hecho algunos políticos o candidatos es poner la
política en lo judicial, lo cual resulta nefasto para el país.

¿Es posible que un gobierno en 15 meses pierda la popularidad
cuando pudo ser lo contrario?

Recibí un país convulsionado. El gobierno no nació con planes
ni proyectos. Tuvimos que armar todo de la noche a la mañana.
Hemos tomado decisiones difíciles. Pero no me baso en
popularidad pasajera. Lo fundamental es que tomé las
decisiones que beneficien a todo el país.

¿Cómo se siente entonces?

Bien. A los sitios que vamos somos muy bien recibidos por los
ciudadanos. Hay calma en el país: no hay manifestaciones
agresivas ni violentas contra el régimen. Son ciertos sectores
los que crean la ingobernabilidad...

¿Puede mencionar a alguno?

Los conocemos perfectamente. El efecto de febrero fue que
muchos se creyeron dueños del movimiento del 5 de febrero:
pequeños sectores que en elecciones nunca pudieron ganar, pero
que en la manifestación callejera creyeron que podían
gobernar. Eso también hemos tenido que frenar dentro de lo
legal. A mi gobierno hay que medirlo en las dificilísimas
circunstancias que hemos gobernado. (Texto tomado de El
Universo)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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