Quito. 05 jun 2000. Las medidas económicas no fueron tan duras
como los ecuatorianos esperábamos. El shock no vino con el anuncio
sino dos días antes con la renuncia del ministro de Economía Jorge
Guzmán Ortega

Martes 23 de mayo: El ministro de Economía y Finanzas Jorge Guzmán
Ortega había renunciado. El Ecuador esperaba un shock, pero no
ése.

Guzmán estaba a punto de cumplir cuatro meses como ministro eje
del equipo económico del gobierno de Gustavo Noboa. "Para sus
amigos, Guzmán es una persona inteligente, capaz y firme en sus
decisiones. Pero el mayor defecto es su falta de tolerancia",
escribía diario El Universo 12 meses atrás. En este lapso el país
llegó a conocer sus dos facetas. Como Superintendente de Bancos
manejó con solvencia la crisis bancaria, pero no toleró, como
Ministro, que altos funcionarios del Estado discrepen en la forma
de aplicar los ajustes económicos que él había diseñado.

PRIMERA BATALLA

Según el analista Walter Spurrier "El contexto era que en
Guayaquil había la suspicacia de que ciertos grupos de la Capital
querían acabar con la banca guayaquileña.

Y en Quito se creía que los banqueros guayaquileños eran unos
pillos que querían llevarse la plata de todo el país. Entonces
llega Guzmán como un funcionario guayaquileño pero en contrapunto
con León Febres-Cordero y con el Partido Social Cristiano y tomó
decisiones que afectaron a algunos bancos de Guayaquil, sobre todo
al Banco del Progreso".

Guzmán puso los puntos sobre las íes y logró desactivar la bomba
regionalista que amenazaba con estallar y dividir al país.

Con las auditorías tres bancos cerraron sus puertas y cuatro
fueron declarados con patrimonio positivo pero insuficiente. En
esta última clasificación se centraron algunas críticas contra
Guzmán. Allí estaban Pacífico, Previsora, Popular y Cofiec. Se
dijo que siempre fue su intención salvar al Pacífico y a la
Previsora. A los dos les consiguió un crédito subordinado dado por
el también maltrecho Filanbanco. Con Pacífico le unían 25 años de
trabajo como abogado, vicepresidente y asesor jurídico del banco
banco. El equipo humano que formó a su alrededor, encabezado por
Bruno Leone como gerente de la Agencia de Garantía de Depósitos,
también provenía de la misma escuela bancaria. Con la Previsora,
Guzmán tenía créditos pendientes que le habían sido otorgados para
desarrollo de las tres bananeras que posee. El tiempo confirmó que
ni "el empujón" salvó a tres de esos cuatro bancos. Hoy solo
Cofiec sobrevive. Popular está siendo liquidado y los dos bancos
guayaquileños salvaron los muebles de la mano de Filanbanco, el
uno y del Continental el otro.

De todos modos, durante el ejercicio de la Superintendencia,
Guzmán rompió el mito que habían creado sus antecesores, de que la
Super no dispone de herramientas para ejercer el control. Ejerció
actos de autoridad que emitieron mensajes inequívocos de que
estaba dispuesto a no aflojar las riendas y controlar al sistema.

LIBRE DE CULPAS

En enero del 2000, fue Jorge Guzmán quien convenció en privado a
Mahuad de que la dolarización era el mejor camino que le quedaba
al Ecuador.

Tras el fallido Golpe de Estado del 21 de enero, Gustavo Noboa no
solo decide continuar con la dolarización sino que para manejarla
pide a Jorge Guzmán que acepte el Ministerio de Finanzas.

Ya en funciones empezó liderando la aprobación del marco legal de
la dolarización o Ley Trole, como se la conoció. Al mismo tiempo
se empeñó en conseguir el acuerdo definitivo con el Fondo
Monetario Internacional. Una vez firmada la Carta de Intención
dijo: "Vamos a terminar la novela de la deuda externa como lo
hicimos con el culebrón del acuerdo con el FMI". Y ese fue el
principio del fin.

En los días de Carnaval se conoció que el presidente Noboa
nombraría al ex ministro de Finanzas Pablo Concha como líder del
proceso de dolarización. Concha, entrevistado por los medios, no
solo habló de cuál sería su futura tarea, sino que también se
declaró partidario del gradualismo en abierta pugna con la tesis
que había ya manifestado Guzmán, sobre la necesidad de aplicar
medidas económicas duras y de una sola, el denominado shock.

LOS DETONANTES

A mediados de mayo, Jorge Guzmán debió viajar a Nueva York y a
París para sostener sendas reuniones con los tenedores de los
papeles de la deuda externa ecuatoriana. Él había empezado
vigorozamente la segunda etapa de su gestión.

Un día antes de la reunión en Nueva York, el Superintendente de
Bancos Juan Falconí decidió intervenir en el constitucionalmente
autónomo Banco Central. El motivo: una elevación de sueldos y
emisión de bonos de la AGD, ambas acciones injustificadas, según
Falconí. Guzmán habría estado opuesto a la intervención, no porque
Falconí no tuviera razones válidas para hacerlo, sino porque el
mensaje a los tenedores de deuda no era bueno. De hecho la
recepción en Nueva York fue fría y no muy diferente a la efectuada
con el Club de París.

El triunfo de Paco Moncayo a la alcaldía de Quito parece
precipitar las cosas. Moncayo fue, sin duda, uno de los líderes
del Golpe del 21 de enero. Como tal, vio fortalecida su
popularidad en la Capital que se reflejó en el triunfo mayoritario
obtenido en las urnas. Es entonces cuando al día siguiente de las
elecciones seccionales el vicepresidente de la República Pedro
Pinto anuncia que no subirá el gas y que las medidas en general
serán más sociales que económicas. La desautorización de un
funcionario de rango superior al suyo ocasionó la inmediata e
irrevocable renuncia de Guzmán. (Texto tomado de La Revista
Vistazo)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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