El mejor jugador ecuatoriano de los últimos tiempos, Álex Aguinaga, hizo un alto al tren del recuerdo. Sin mucho meditar, se reencontró con el 7 de noviembre de 2001, el día en que Ecuador se clasificó por primera vez en su historia a un Mundial.
Recalcó: “Cada partido de la Selección es tensionante” y lo aclaró al afirmar que aún siente nervios en los cotejos del torneo nacional.
Así que en la ‘Tricolor’ no será menos y sobre todo en un partido de tanta trascendencia, como aquel con Uruguay de hace cuatro años e igual que este de hoy.
“Siempre hay nervios por el hecho de estar representando a un país, pues todo el apoyo de la gente se torna en presión. Lo importante es tratar de estar tranquilos, de que los jugadores duerman”, aunque confesó que es difícil conciliar el sueño en las noches previas a un partido así.
Recordó que hace cuatro años estuvo muy tenso. La razón, más que suficiente: “Nos estabamos jugando un trabajo de mucho tiempo, en mi caso de 15 a 16 años con la Selección. Estaba a un paso de lograr un objetivo en el que muchos habían fracasado (durante 40 años de intentos) y nosotros teníamos la opción de al fin conseguirlo”, explicó,
Reveló que las horas previas son las más largas, pues no se puede hacer mucho.
“El tiempo queda solo para hablar y tuvimos la reunión táctica previa al juego; fue más para soltar un poquito el nervio, antes que para dar instrucciones, ya que todo estaba definido y repasado. También repasamos ordenamiento en las barreras, tiros de esquina y nada más, a esperar la hora”, detalló.
Reconoció que ayudó a manejar la buena relación con el técnico Hernán Darío "Bolillo" Gómez, de quien destacó la amistad con los jugadores: "Él contagiaba la alegría”.
“Todo el mundo estaba nervioso y cuando "Bolillo" nos preguntaba qué pasaba, él mismo se respondía y decía: "Estás cagado", refirió dejando escapar una leve risa.
La tensión, a decir de Aguinaga, “se va cuando entras a la cancha y tocas la primera pelota. Igual si vas al banco, como me pasó a mí, la tensión solo la perdí al ingresar”.
La preocupación se incrementó cuando Uruguay marcó el gol y más cuando el cuadro visitante es muy aguerrido, relató. Entonces, un pasado fatal lo invadía “ya que lo que tanto buscaste se volvía a escapar, se volvía a perder…”
Ingresó a la cancha, como siempre lo hace, se encomendó a Dios y pidió que no hubiera lesionados de ningún lado y que todo saliera bien.
Se vino el empate, luego de un pase suyo desde la izquierda que Iván Kaviedes concretó en el gol de la clasificación y la tranquilidad volvió, por lo que esperar el final no incomodó.
Al término del encuentro, todos ingresaron, pero él no tuvo tiempo de festejar pues le tocó el control antidopaje. “Cuando terminé con los controles fui al camerino y me enteré de todo lo que habían hecho los muchachos, del retorno a la cancha de la vuelta olímpica del festejo..."
La nostalgia no lo inmuta, se devuelve al presente .“El equipo de ahora tiene esa experiencia (de ser mundialistas) en varios jugadores y esto servirá para afrontar el lance con Uruguay”.
Los cree capaces de salir victoriosos pero, si no, en el peor de los casos, considera que es un grupo maduro, obligado a soportar el resultado que sea, pues el partido con Chile es inmediato. Qué mejor si se clasifica, contra Chile se irá distendido .
Dejó el triunfalismo y la fiesta a la afición. “Nuestra responsabilidad (la de los jugadores) es salir a la cancha y entregarnos al máximo, para conseguir buenos resultados, así lo harán de seguro los seleccionados contra Uruguay”. (DSL)

Lo del festejo

Terminó el partido y una sensación profunda de paz lo invadió. "Mi conciencia estaba bien, todo era paz, una satisfacción de una meta cumplida", expresó.
Al final todos ingresaron, pero él no tuvo tiempo de festejar pues le tocó el control antidopaje.
“Cuando terminé con los controles fui al camerino y me enteré de todo lo que habían hecho los muchachos, del retorno a la cancha, de la vuelta olímpica, del festejo".
Se sentía la alegría, la euforia de jugadores, afición, de todos. "Mi forma de festejar fue interna. Llamé a mi familia a México y lo compartí con ellos", concluyó. (DSL),


"Ecuador repetirá la historia"

El golero del histórico partido del pasado 7 de noviembre de 2001 revive la emoción de aquel día

Una sonrisa se dibuja en el rostro del guardameta José Francisco Cevallos cuando le preguntan si Ecuador va a clasificarse, por segunda ocasión, para el Mundial de Alemania 2006.
El golero de Barcelona, que nació en el balneario de Ancón, Península de Santa Elena, el 17 de abril del año 1971, hace un alto durante el entrenamiento para rememorar aquel "glorioso e histórico" día (7 de noviembre de 2001) cuando Ecuador empató con Uruguay (1-1) y se clasificó al Mundial Corea-Japón 2002, con entrega, perseverancia y disciplina.
Estas fueron las principales características que permitieron cambiar la historia, refiere Cevallos, mientras suda, mueve sus guantes y mira al cielo para proyectar en su mente gratos momentos deportivos.
"Esa tarde tuve nervios, pero me tranquilicé con el gol de Jaime Iván Kaviedes. Teníamos un equipo fuerte y maduro", recalcó.
Aquel día, José Francisco durmió como un roble y se levantó a las 08:30. Sus compañeros se reunieron en un salón para charlar y luego degustar un desayuno rico en proteínas.
Cerca del mediodía, el portero ecuatoriano llamó a su familia para saber cómo estaba y en dónde iban a celebrar la clasificación.
Tras la charla técnica, el omnibus trasladó al plantel desde del recinto de Parcayacu hasta el escenario deportivo de El Batán, en donde 45 mil espectadores esperaban la hora cero.
Cevallos calentó el cuerpo y se encomendó a la Virgen de El Cisne y al Divino Niño Jesús.
En el primer tiempo, Uruguay cumplió al pie de la letra el objetivo principal de mantener el cero en su arco. Ecuador tuvo que acercarse por el sector derecho a través de Ulises de la Cruz, que no era bien contenido ni por Gianni Guigou ni por Pablo García.
Los "charrúas" de Víctor Púa gozaron de pocas llegadas sobre el arco de Cevallos, con remates de media o larga distancia de Álvaro Recoba.
A dos minutos del final del primer acto, Nicolás Olivera fue derribado en el área por el defensa Iván Hurtado y el juez mexicano Felipe Ramos Rizzo sancionó la pena máxima.
Olivera aprovechó la oportunidad y, con un preciso remate, tiró el balón contra el palo izquierdo. "Venció mi portería y el estadio enmudeció. Él festejó al ritmo de reggae y con la camiseta del mítico Bob Marley".
Para la segunda mitad, Ecuador adelantó sus líneas en busca del empate, mientras Púa trató de darle otra movilidad al ataque al cambiar a Olivera por el volante Vicente Sánchez.
Cuando el cronómetro del árbitro marcaba 73 minutos de juego, apareció la genialidad de Álex Aguinaga (que ingresó a los 57 minutos por Cléber Chalá), y metió un centro en el área rival que culminó con un potente cabezazo del "Nine" Kaviedes.
"El Atahualpa estalló de júbilo y luego el público enloqueció. Corrí hasta la banca de suplentes y abracé a mis compañeros en señal de agradecimiento. El pueblo se merecía lo mejor", añora Cevallos, quien tras el pitazo final se lanzó de espalda hacia el arco para liberar la presión del momento. "Celebramos la clasificación al Mundial con el público y luego cenamos con el ex presidente Gustavo Noboa. Fue una noche de gloria y felicidad", mencionó.
A la conversación se suma el colombiano Elkin Sánchez, prepador físico de Barcelona y ex miembro del cuerpo técnico de la Selección mundialista.
El 7 de noviembre fue un día grande para todos. "Cuando nos clasificamos abracé a José Francisco Cevallos, a Hernán Darío Gómez y agradecí a Dios. Esta escena se puede repetir por segunda ocasión, pero en la era (Luis Fernando) Suárez", admitió emocionado el profesional colombiano. (CHM)

El guardameta

José Francisco Cevallos se inició en el balompié tapando en el conjunto de Molinera y, en 1990, llegó a Barcelona Sporting Club, equipo con el que disputó dos finales de Copa Libertadores, convirtiéndose en figura en la semifinal de 1998 en tierras guaraníes, contra Cerro Porteño. También conquistó tres títulos con el cuadro "canario".
Su participación en la selección nacional es desde 1994, donde realizó buenas actuaciones, como aquella memorable en 2000, cuando atajó en dos ocasiones al astro brasileño Romario, en el partido en que la "Tricolor" venció por primera vez 1 por 0 a la selección "auriverde", en el estadio Olímpico Atahualpa.
Jugó el Mundial Corea-Japón, torneo en el que tuvo una discreta participación, pero que confirmó que es el mejor arquero en Ecuador.
Cevallos llegó al arco de Barcelona como titular, sucediendo a Carlos Luis Morales.
Vistió los colores del Once Caldas, equipo colombiano y campeón de la Copa Libertadores de América 2004, y retornó en enero pasado a filas de Barcelona.
Fundó una escuela de formación para goleros en la ciudad de Milagro, Guayas, la cual es administrada y dirigida por su hermano Alex, ex arquero del Club Sport Emelec, quien aconseja a los jóvenes y les enseña el amor que deben sentir por los colores de un camiseta.
"Pepe Pancho" reside en la urbanización privada Sendero al Río, ubicada en el cantón Samborondón, en Guayas.(CHM)

Las frases:

"Ecuador merece la clasificación al Mundial de Alemania 2006 porque el técnico Luis Fernando Suárez ha desempeñado un trabajo ordenado y sacrificado".

"En el compromiso Ecuador frente a Uruguay me atacaron los nervios. Reconozco que difícil y apretado, pero con el gol de Iván Kaviedes se cristalizó el sueño de millones de ecuatorianos".

"Los ecuatorianos se llenaron de orgullo y optimismo cuando el árbitro Ramos pitó el final del partido, levantó sus brazos y señaló el centro de la cancha".


Una lesión lo sacó de la "Tri"

De su parte, el volante Fricson George, amigo entrañable de "Pepe Pancho", recuerda que durante el día se encontraba en su domicilio con su familia y 24 horas antes se comunicó con Cevallos para darle apoyo y reiterarle su amistad.
"Cuando los jugadores cantaban el himno nacional, sentí un hormigueo en el cuerpo. Mi corazón me decía que algo bueno iba a suceder. Y no me equivoqué".
Sostiene que su "compadre" sigue siendo uno de los mejores jugadores del fútbol ecuatoriano. Pero esto le ha costado sacrificio y exigencias.
George fue testigo de la lesión que dejó a Cevallos fuera del seleccionado nacional. Era el 25 de abril del 2004 en un "Clásico del Astillero". "Fue al encuentro con el balón en una jugada sin mayor dificultad. Atenazó el esférico en el aire con las manos, pero al caer todo el peso recayó en su pierna izquierda, lo que le provocó la rotura en el ligamento del tendón rotuliano".



El adiós fue como el primer día

Fabián Paz y Miño asegura que, en el mismo Centenario, Ecuador se trajo un empate de 1-1

Cuando niño, se paraba tras las rejas del cuartel Eplicachima y, por horas, se pasaba observando el entrenamiento de El Nacional. "Yo salí de un barrio muy humilde, de San Bartolo, y desde muy pequeño fui seleccionado en la escuela y en el colegio", recuerda Fabián Paz y Miño, quien vistió la camiseta del Ecuador en la década de los setenta.
Y esa fidelidad de los chicos la llevó por siempre. El ex seleccionado solo vistió, durante sus 20 años de futbolista, dos camisetas, la "tricolor" y la de los "militares".
A los 14 años ingresó a las filas "criollas", tres años después, debutó como profesional. Durante su carrera marcó 153 goles, emociones que mataron muchos sueños uruguayos.
"Recuerdo que a Danubio le ganamos en Quito 3 por 1. Dos goles fueron míos desde el tiro libre", dice Fabián, de 52 años.
Confiesa que jugar contra Uruguay siempre fue difícil. "Esperemos no caer en la provocación "charrúa" que intentará un juego fuerte, e incluso, la expulsión de nuestros jugadores".
Paz y Miño, mientras conversa, busca en su mente los archivos del fútbol, pero los años no han pasado en vano y solo dice que muchas veces se enfrentó a Uruguay y que los resultados sí nos favorecieron.
Pero la tónica no ha cambiado, la "celeste" tiene un juego duro y Ecuador lo sabe y está bien preparado. "Esperemos que, hoy, el clima nos ayude. Sería muy importante que saliera el sol y, con la altura, los podemos quemar", acotó.
Fabián no conserva ni una camiseta, ni medias y ni zapatos de cuando fue jugador: "El día que me retiré, lo regalé todo".
Cuando salió de San Bartolo, nunca se imaginó llegar tan lejos; pero como no tenía nada, ingresó a El Nacional con el simple sueño de patear una bola, tal como los niños lo hacen en la calle.
Ni siquiera tuvo zapatos y su club le entregó todo. Cuando Fabián Paz y Miño, se retiró, a los 35 años (septiembre de 1988), se despojó de cada detalle que tuviera relación con el fútbol.
"Ecuador tendrá el respaldo de todos, solo hay que mantener la calma para vencer", dijo Fabián, quien desea volver a ser un niño para revivir las tardes de sol en el Eplicachima: "Hoy clasificamos al Mundial". (MFJ)


ENTREVISTA CON EDUARDO "NIETO" GARCÍA

"Ecuador demostrará por qué es grande"

Las arrugas del rostro de Eduardo García denotan años de sacrificio y ardua labor. "El Ñato" escribió páginas de oro con Emelec y se consagró en la "Tricolor" cuando participó en la Eliminatorias al Mundial Argentina 1978.
Cuenta que llegó al país en la década del sesenta cuando jugaba como golero en Peñarol de Uruguay. "Cada año venía a la ciudad a realizar partidos amistosos con Barcelona y Emelec".
Su pasión por el balompié nació a los 14 años. Luego se inscribió a las divisiones inferiores de Peñarol y conoció a uno de los más grandes jugadores ecuatorianos, Alberto Spencer Herrera, quien le habló maravillas del Ecuador.
El año anterior, al conmemorarse los 75 años de fundación de Emelec, García fue condecorado por ser el mejor arquero de de todos los tiempos.
Al preguntarle sobre el trabajo de la "Tri" en las Eliminatorias, dice: "Tengo sangre "charrúa", lo reconozco. Sin embargo, mi corazón es uno solo y palpita por Ecuador".
Manifiesta que el equipo ecuatoriano merece la clasificación porque tiene una serie de factores, entre ellos humildad, coraje y sacrificio.
Aunque la Embajada de Uruguay lo invitó a Quito, "El Ñato" dijo que no, que prefiere disfrutar del juego desde su modesta vivienda, en Samborondón, en Guayas. Allí, se reunirá con su esposa Sara María, sus hijos Eduardo, Alejandro, María Fabiana y María Cristina, sus ocho nietos y otros familiares.
Dice que Uruguay es fuerte, pero registra un grave problema: que los jugadores están dispersos por el mundo. (CHM)
EXPLORED
en Ciudad QUITO

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