Quito. 20 dic 2000. (Editorial) Finalmente, parece que empieza a brillar
la luz al final del túnel de los servicios más elementales que le faltan
a Guayaquil y que deben llegar a complementar aquella gran obra de
regeneración urbana y de rehabilitación vial que desde 1992, con
decisión, se ha levantado en todos sus sectores.

Los servicios de agua potable y alcantarillado, vitales para el normal
desarrollo de cualquier comunidad, comienzan ahora a tomar prioridad
cuando estamos a poco más de un mes de que se firme el contrato de
concesión, y todo parece indicar que se lo hará con el consorcio
guayaquileño-inglés, International Water Services Guayaquil, B.V., la
única empresa que planteó una propuesta económica en la jornada de la
apertura de sobres del lunes anterior.

Las próximas fechas claves, de acuerdo con el cronograma de la
licitación, serán el 22 de enero, con la firma del contrato; y el 28 de
febrero, con la Transferencia de Servicios al Concesionario, que según el
modelo aplicado, consiste en una concesión integral, por 30 años, a
través de la cual, Ecapag accede a otorgar tanto la ocupación como el
usufructo de las áreas, instalación y equipos (que son y seguirán siendo
de su propiedad) para la adjudicada. Esta, a la vez, asumirá los riesgos
de comercialización y deberá ejecutar un programa de rehabilitación de
agua potable y alcantarillado sanitario y pluvial, con la intención de
alcanzar, en los primeros cinco y diez años, los niveles de eficiencia y
calidad necesarios.

Todo este proceso, aunque a ratos se ha tornado lento, resulta
satisfactorio para los guayaquileños y quienes habitan la ciudad más
populosa del país. Llega también a dar más lógica a su administración y
desarrollo, porque las grandes obras de concreto que se han venido
levantando para embellecerla, no resultaban del todo coherentes, si por
debajo de ese pavimento no existían las tuberías que brindaran un
adecuado servicio de desfogue de desperdicios.

Aquello, quizá, porque las de agua potable y alcantarillado, que siempre
deberán ser nuevamente tapadas con tierra, son obras que no se ven, y por
ende, más difíciles de hacer notar por las autoridades políticas, al
momento de pedir el voto.

Y más satisfacción se alcanzará si, finalmente, se logra definir el
contrato con el consorcio guayaquileño-inglés, y cumplir con el ansiado
proceso sin más dilaciones. Es que actualmente solo el 48% de la
población de 2,5 millones de habitantes accede al servicio de
alcantarillado y de esa cifra, el 70% del área habitada de Guayaquil
cubre el alcantarillado pluvial. El déficit en la cobertura del
alcantarillado se debe a los asentamientos populares informales, llamados
invasiones Mientras que en materia de agua potable, se estima que el 70%
de los habitantes mantienen el servicio. Pero uno de sus principales
problemas es el desperdicio, ocasionado por el mal estado de las líneas
de distribución, una tarea que la concesionaria deberá asumir y resolver.

La Ecapag se sirve de tres plantas para potabilizar el agua en Guayaquil:
Una convencional; la Lurgi, de Alemania y la nueva planta que procesan un
millón de m3 diarios. Mas, de esa producción hay una pérdida del 40%. De
ese 40% el 25% es por daños en la tubería y el 15% por fugas y guías
clandestinas.

La empresa, creada en el Gobierno de Sixto Durán Ballén, precisamente
como un requisito de los organismos internacionales de crédito para su
modernización y eficiencia, anuncia que lograr el éxito de la concesión
será un factor fundamental para el desarrollo inmobiliario, turístico,
industrial y comercial de la ciudad, aumentando su potencial económico y
creando nuevas fuentes de trabajo. Aquello encadenado con el beneficio
sanitario, que permitirá elevar la calidad de vida de la población.

Deberán, no obstante, mantenerse los controles para evitar que todo ese
bienestar anunciado se constituya en un servicio extremadamente caro para
los usuarios. También, para que tal como se dispone en las bases, el
concesionario cumpla con una de los más importantes aspectos, como es que
a partir del segundo quinquenio, hasta el final de su administración,
deba invertir paulatinamente $520 millones, para la expansión de los
sistemas hacia esos sitios donde ahora se compra, a tanqueros, el agua
más cara y de menor calidad del país.

E-mail: [email protected] (Diario Hoy)
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en Ciudad Quito

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