Quito. 09. may. 96 Andrés Santos, defensa del equipo brasileño de
fútbol Corinthians, estaba tan feliz como el resto de sus
compañeros. Habían ganado de visitantes a 2.800 metros de altura
y eso era más importante que las dos horas de retraso con que el
avión empezaba el regreso a casa. De pronto, ya en el aire, el
Boeing 727-200 se sacudió tremendamente y volvió a tierra. Rodó
llevándose todo lo que pudo: las antenas de control electrónico,
el muro perimetral del aeropuerto, casi un auto que pasaba
por la avenida Tufiño y parte del parterre de esa vía. Andrés
Santos dice que lo primero que le vino a la mente fue el
accidente similar en que sus amigos del grupo de rock Mamonas
Asesinas fallecieron días atrás en Brasil. Los habitantes del
barrio El Rosario, contiguo al aeropuerto también tenían algo que
recordar: Hace 12 años un avión carguero cayó sobre sus casas
acabando con 53 de sus familiares. La historia estuvo a punto de
repetirse. Éste fue, además, el noveno incidente en la pista del
aeropuerto Mariscal Sucre en los últimos 3 años.

VUELO DESORGANIZADO

El presidente del Corinthians, Alberto Dualib, quien se golpeó la
pierna derecha al saltar del avión, dijo que escaparon por milagro
de una tragedia y que ya habrá tiempo para realmente pensar en qué
fue lo que pasó. Según Dualib antes de aceptar la negociación con
la compañía Fly Linhas Aéreas, conversó con Vaps, Varig y Tam,
quienes se negaron a realizar el viaje, aparentemente por razones
económicas.

Uno de los jugadores comentó a la prensa brasileña que el avión ya
había presentado problemas desde el martes cuando despegaba desde
el aeropuerto de Cumbica en Sao Paulo, "el avión solo consiguió
elevarse al final de la pista", dijo, añadiendo: "al llegar a
Porto Velho, para una escala técnica, tuvimos un susto al
aterrizar, parecía que la nave estaba inclinada de un lado".
También refieren los jugadores que normalmente la escala técnica
es de 30 minutos y que estuvieron en ese aeropuerto durante
hora y media. "Notamos algo extraño, desde el inicio el viaje
estuvo desorganizado", dijo Andrés Santos. Sin embargo el director
de mercadeo de la compañía Fly, propietaria de la nave, Lician
Mello, aseguró que la tripulación no comunicó ningún problema que
se haya suscitado en el vuelo de ida hacia Ecuador, "sabemos,
además, que los dirigentes del Corinthians elogiaron el viaje",
añadió Mello.

El avión aterrizó el martes en Guayaquil y recién el miércoles 1 de
mayo, día del partido, arribó a Quito. El regreso estuvo programado
para las 15h00, es decir una hora después de terminado el encuentro
por la Copa Libertadores entre Corinthians y Éspoli. Cuando los
jugadores llegaron al aeropuerto recién empezaron a preparar la
nave para el decolaje. El 727, en servicio desde hace 19 años,
tomó pista a las 16h50.

La pista del aeropuerto de Quito, con sus 3.120 metros de longitud
y 46 de ancho, está habilitada para la operación de casi todos los
tipos de aviones del mundo. Hay solo dos excepciones: El supersónico
Concorde y el Boeing 747-400. Este último no porque la pista sea
corta, sino porque sus alas son muy anchas e invaden la pista
principal mientras está rodando por el taxi way (calle de rodamiento
paralela a la pista).

NO HABÍA SOBRECARGA

El avión recibió la autorización para el despegue utilizando la pista
35, es decir en sentido norte sur. Según el subdirector de Aviación
Civil, coronel Óscar Gallardo, este es el sentido más usado para
las operaciones debido a que la mayor parte del año el sentido del
viento así lo exige. La tarde del 1 de mayo, había viento en calma
y una casi imperceptible llovizna. El asfalto de la pista permanecía
mojado.

El avión tenía al momento del despegue un peso aproximado de 60
toneladas y llevaba consigo a 85 personas entre jugadores,
dirigentes, periodistas y aficionados. Un 727-200 versión mejorada
de la serie 727, de la norteamericana Boeing, puede transportar
hasta 180 personas. Es decir que el aparato, de ninguna manera iba
sobrecargado como se pensó en principio.

El piloto Cledir Da Silva, según la agencia oficial de noticias de
Brasil, comunicó a la empresa que no sabía el motivo del accidente.
Según él, el momento en que decidió abortar el decolaje el avión
debería haber frenado normalmente al final de la pista, "más la
aeronave no paró y no sabe si fue por el hecho de que la pista
estaba mojada o por influencia de los vientos". La decisión de
abortar la tomó debido a que el avión no había alcanzado una
velocidad razonable y el piloto, según contó, tenía temor de
estrellarse contra el cerro de Condorcocha, situado a 9 millas
al norte del aeropuerto.

Piloto, copiloto e ingeniero de vuelo aseguraron que ninguna alarma
se encendió dentro de la cabina del avión durante el despegue. Esto
descartaría la posibilidad de un incendio en uno de los motores,
aunque quedará para la investigación determinar por qué el avión
no alcanzó la velocidad requerida. ¿Por qué al salir de Sao Paulo
no se elevó sino después de recorrer toda la pista? ¿Hubo pérdida
de potencia en los motores? ¿Acaso el piloto no calculó que estaba
a 2.800 metros de altura y por lo tanto cuenta con menos oxígeno
exterior y que requería darle a los motores un impulso mayor que
el usado en los despegues a nivel del mar? Sabemos que el piloto
contaba a su haber con 20 mil horas de vuelo acumuladas en los
últimos 31 años, pero no conocemos cuán familiarizado estaba para
operar en aeropuertos de altura.

Aunque se espera el resultado de las investigaciones, para los
entendidos, la causa más probable del accidente sería una falla
humana originada al no brindarle al aparato los parámetros
necesarios para operar en la altitud de Quito.

SÓLO LESIONADOS

Producido el accidente el interior del avión se convirtió en un
caos. El humo empezó a ingresar a la cabina de pasajeros motivando
la desesperación ante una muy probable explosión de la nave.
Afortunadamente los equipos contraincendio del aeropuerto Mariscal
Sucre reaccionaron inmediatamente y en dos minutos ya estaban
echando espuma sobre el avión.

Todos trataban de alcanzar las puertas de escape del lado derecho
porque el humo provenía de la izquierda. El médico de la delegación
Joaquim Grava con un corte en el lado derecho de su cabeza, trataba
de ayudar al delantero Tupazinho a quien le había caído mucho
combustible sobre su cuerpo. En su pierna tiene pequeñas quemaduras
de segundo grado y golpes que recibió al saltar del avión. Fue
valerosa la actuación del jefe de seguridad del equipo, Paulo
Perandoni, quien regresó tres veces al interior del avión para
ayudar a sus compañeros. Incluso había un hincha, Armando Junior,
quien por sus 230 kilos de peso no podía salir por la puerta de
escape y que se puso a salvo gracias a la ayuda de Perandoni.

Los asustados jugadores fueron trasladados al Club de Oficiales
de la Fae donde se tranquilizaron un poco cuando pudieron hablar
con sus familiares y cuando pudieron ver por la televisión la
repetición de los tres goles que le marcaron al Éspoli.

El avión está inservible y probablemente no volverá a volar. Los
jugadores regresaron al día siguiente a Sao Paulo y el domingo
asistieron a una misa de acción de gracias porque volvieron a nacer.
En Quito, mientras tanto, el sistema de aterrizaje instrumental
resultó averiado lo que ocasiona restricciones al tránsito aéreo.
Hasta que se repare los daños se ha duplicado el límite de
visibilidad para la aproximación a la pista. Dicen los directivos de
Aviación Civil que la reparación será rápida. Mientras tanto, Dios
quiera que ésto no sea un factor que nos conduzca a otro accidente.
(FUENTE: REVISTA VISTAZO N. 689, PP. 88-90)
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