Quito. 19.04.94. Si hoy usted prende el radio o la TV y es
martirizado por innumerables jingles, proclamas, menciones y
referencias a tal o cual opción que hará del país algo "muy
lejano al pasado y muy cercano al futuro", un país modernizado,
solidario, tecnológico, sin pobreza y, fundamentalmente feliz.

Quizás las cancioncitas recurrentes (que van desde la baladita
romántica a la marchita que levanta multitudes, pasando por las
música con cierto tinte religioso), le provoquen cierta
distracción y (mientras toma el café), lo terminen confundiendo a
tal punto que termine tarareando el son pegadizo de la propaganda
sobre un candidato que considera sin embargo el más acérrimo
enemigo del país y suyo personal.

Paralelamente a la publicidad electoral, están los programas que
normalmente se nutren de personalidades de los infinitécimos
partidos que concurren a la contienda, personalidades invitadas
para desarrollar-expresar-analizar-explicar lo que ya han
desarrollado-expresado-analizado-explicado cientos de veces en
las más diversas ocasiones.

De todos modos, humano al fin, usted mantiene la ilusión y deja
prendido el receptor. Seguidamente será presentado el cientista
político, señor que se gana la vida explicando que de acuerdo a
las encuestas realizadas, resulta absolutamente evidente que los
ganadores de las elecciones serán los más votados y que los que
no logren cierta cantidad de votos no tendrán chance. Pero además
tienen la capacidad de afirmar que seguramente el votante de la
Izquierda Democrática votará por la lista 12, siempre y cuando no
se sienta tentado a votar por la 5, y no hay ningún tipo de dudas
que el del PSC votará por la 6 si es que esta lista le ofrece
todo lo que está esperando y no se lo ofrece otra. Claro está
que, a pesar de tantas certezas, no será posible, pronunciarse de
un modo definitivo, porque como todo el mundo sabe, las encuestas
no proporcionan resultados definitivos sino aproximados, que solo
son verificables bajo determinadas circunstancias y siempre que
se mantengan incambiadas ciertas variables.

Pero tal vez usted se encuentre con algún periodista que decide
comentar lo dicho por determinado candidato y es como someterse a
un examen psicológico porque verá como el periodista hace una
larga serie de consideraciones relativas hacia lo que "usted
escuchó" del determinado candidato (porque usted lo escuchó, eso
le consta todos) era, a pesar de parecer de poca relevancia,
parte importante de la estrategia de dicho candidato para captar
el voto de "las mujeres solteras menores de 25 años y tres meses,
y los hombre divorciados de entre 33 y 34 años y medio".

Pero un capítulo importante de la cultura electoral sería el que
está dedicado a la crítica entre candidatos y partidos, y las
amenazas. Y así surgen los duros, los salvadores, los vendedores
de ilusiones que dicen haber hecho obras más grandes que la
muralla china y son capases de parar el ejército serbio con
cuatro gritos.

Sin lugar a dudas, la propaganda electoral (parte fundamental de
esta cultura electoral), se ha apoderado de los medios. Decenas
de anuncios, reiterados hasta el cansancio, poco creativos,
infinitamente tediosos, que a veces no han encontrado mejor
recurso que substituir alguna imagen musicalizada de la "realidad
nacional" por la presencia ominosa del candidato Entonces el
candidato habla. !Y como habla!

El ciudadano. Ese señor, señora, señorita que llega a la casa
cansado de un día de trabajo y al encender la televisión, vuelve
a escuchar un candidato, dos candidatos, todos los candidatos que
con su mejor sonrisas o sus mostradas firmezas permanecen un
tiempo precioso en la pantalla pronunciando un sin fin de
palabras.

Quizá usted sea el feliz propietario del control remoto y logre
huir exitosamente hacia otro canal, antes de ser bombardeado por
el verborrágico mensaje. Aunque muchas veces por más que cambie
encontrará otra propaganda vinculada al quehacer electoral.

El, ciudadano está acorralado, indefenso ante tamaña avalancha,
quiere silencio, reclama silencio, lo suplica.

La democracia, bendito bien que la humanidad ha logrado, es sin
embargo un bien frágil y supone el respeto, la comprensión de que
ante mi derecho, está el del otro. El respeto a la voluntad y la
opinión ajenas dejaron de ser en un país fuertemente marcado por
una cultura de la violencia y el desrespeto cotidiano por el
prójimo un valor fundamental, en tanto que el respeto al que de
cualquier manera se ve obligado a escuchar aunque no quiera,
porque si no tiene que dejar de ver TV o escuchar radio, no lo
fue nunca. La valoración de prójimo, de su tiempo, su espacio, de
su intimidad, son cuestiones olvidadas por el candidato... La
democracia no se construye sólo a partir de palabras
grandilocuentes ni obras monumentales, sino a partir de pequeños
hechos de convivencia respetuosa, que terminen con la violencia
subyacente en cada escena de la vida diaria, en cada discusión,
en cada prepotencia.

Se habla del poco interés de la gente por las cuestiones
políticas, Eso no es novedad. Ocurre en casi todo los países de
América Latina. Ojalá la cultura del verbo que se vive a cada
período electoral se transforme en la cultura del debate franco,
la comprensión hacia las ideas opuestas y el respeto al otro.

Y si es posible que alguien sepa callar a tiempo, !que me duele
la cabeza!

De creador-productor a consumidor-receptor

El comunicólogo Mario Kaplún que realizado varios estudios
sobra las diferentes campañas electorales en América Latina da su
opinión a HOY diciendo que en todo el continente pero sobre todo
en los países donde los partidos no están vinculados a la
realidad social "se ve un desplazamiento de la acción de la
campaña pre-electoral, concentrándose en los medios de
comunicación como en ninguna campaña del pasado. En el pasado
poco a poco se abrió el camino de la campaña en los medio pero
siempre muy acompañada de otras acciones como actos y formas de
comunicación más tradicionales, ahora estos han pasado a un
terreno muy secundario. En una medida que no estábamos
acostumbrados la Tv pasó a ser el gran protagonista de la campaña
electoral. Las cartas se juega apostando a la presencia de ese
medio. Al punto que los expertos señalan que la presencia de los
candidatos excede a lo que ellos llaman nivel de saturación.

Y pasado el nivel de saturación la propaganda empieza a ser
contraproducente. ahora la primera consecuencia que tendríamos
que sacar de este hecho sería con respecto a las reglas
democráticas de una lección porque cuando un medio que hay que
pagar, se convierte en la principal figura significa que aquel
que está en condiciones de pagar tienen un privilegio inusitado
con respecto a aquel que no está en condiciones de pagar o que
tiene menos recursos,. así que la primera llamada de atención que
esto nos plantea es que cada vez se hace menos democrática la
elección que queda librada al juego del mercado. en Brasil es el
único país de américa que eso no sucede porque hay una ley que
asegura el acceso igualitario a la televisión de los distintos
candidatos, incluso en el plebiscito chileno contra Pinochet hubo
acceso igualitario a la TV.

Por otro lado se está dando una realidad que dice el tecnicismo
publicitario que no estar en TV es no existir electoralmente. Con
esto estamos aceptando que el papel del ciudadano es el de
receptor y no de participante. Y esto no es solo a nivel
político, cuantos van al estadio y cuantos prefieren quedarse en
la casa a ver el partido. Este es el modelo de la sociedad de
masas que ve al hombre común como un simple consumidor-receptor y
no como creador-productor.

Entonces el hecho político se inscribe en una nueva ubicación de
la gente en su función social. La política se incerta en esta
nueva sociedad de recesión pasiva organizada.

El publicitario basa la propaganda comercial fundamentalmente en
lo que llama motivación. lo que tiene que ofrecer a través del
anuncio es la satisfacción ilusoria de alguna necesidad o
frustración que el televidente tiene, no importa tanto como es el
producto. Lo que importa es que ese producto se asocie a alguna
necesidad inconsciente de la persona, La propaganda electoral se
hace a partir de los mismos mecanismos. Si se percibe
desesperanza hay que ofrecer esperanza, si se percibe que el
país esta muerto hay que ofrecer vida. Los contenidos políticos
como tales pasan a un segundo plano". (4B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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