España. 16.05.94. Abraham Meimis sabe lo que es la guerra con los
árabes. Sobre una estantería en el kibutz (granja comunal) de
Kisufim tiene una colección de objetos que se lo recuerdan
diariamente: dos minas desactivadas, un proyectil de mortero que
no estalló, varias granadas de mano y otros objetos que durante
44 años sus vecinos han utilizado para hacerles la vida
imposible. Con la vista puesta sobre los campos de su kihutz, que
acaban justo en la frontera de Israel con Gaza, dice: Nosotros
[la gente de los kihutz] dimos nuestros votos al primer ministro
Isaac Rabin en las elecciones porque queremos la paz con los
palestinos>>.

Ahora Meimis sólo puede esperar como el resto de Israel, los
resultados del proceso que se puso en marcha el pasado 4 de mayo
con la firma en El Cairo del tratado de paz entre Israel y los
palestinos. Hasta el último momento ambas partes negociaron el
documento. Durante la ceremonia en El Cairo, frente a las cámaras
de televisión, el líder de la Organización para la Liberación de
Palestina (OLP), Yasser Arafat, se negó a estampar su firma sobre
unos mapas. Sólo después de una fuerte presión por parte del
presidente egipcio, Hosni Mubarak, y del secretario de Estado
estadounidense, Warren Christopher, de la que fue testigo el
mundo entero, accedió Arafat a firmar los documentos.

La autonomía de Gaza y Jericó es el embrión de lo que podría ser
en pocos años un Estado palestino, pero en Israel
las opiniones sobre la conveniencia de este acuerdo siguen
estando divididas.

Mientras Meimis y el resto del país observan desde fuera, en la
franja de Gaza el Ejército israelí lleva varias semanas
preparando su salida. En la población de Khan Yunis, la segunda
más grande de la franja, el cuartel general de la brigada que
controlaba la zona sur está prácticamente vacío. Sólo quedan
algunos teléfonos en el suelo y los catres y equipos de los
soldados del único batallón que aún permanece allí. Los soldados
matan el tiempo entre patrullas fumando y con video juegos. El
edificio sirvió como cuartel de la Policía británica durante su
mandato en la zona (1917- 1948) y pasó a manos del Ejército
israelí despues de la Guerra de los Seis Días en 1967. Pronto
podría hospedar a otra fuerza de orden público: la Policía
palestina.

En las últimas semanas no se han producido manifestaciones ni
ataques con piedras dentro de Gaza, pero el grupo terrorista
Hamas ha continuado su presión para descarrilar el proceso de
paz. Dos días antes de la ceremonia en El Cairo cuatro soldados
israelíes resultaron heridos cuando su patrulla fue emboscada por
una célula de Hamas, el violento grupo integrista palestino. Otro
fue herido al día siguiente. La recién creada Autoridad Nacional
Palestina (ANP) recibirá de manos israelíes el control de toda la
administración civil y militar de Gaza y Jericó durante las
próximas semanas.

En Jericó se ha designado un área de unos 62 kilómetros cuadrados
en la cual los palestinos tendrán autonomía. Para los israelíes
se ha abierto al uso civil una antigua carretera militar que
evita tener que cruzar la zona en automóvil. En la franja de Gaza
la situación es mucho más complicada. Hay 16 asentamientos judíos
con casi 5.000 habitantes que seguirán bajo jurisdicción israelí.
Para protegerlos, el Ejército judío tendrá acceso a la franja a
través de cuatro carreteras, una de norte a sur y tres de este a
oeste. Una de esas carreteras pasa por el kibutz Kisufim, donde
el Ejército ya ha instalado equipos de radar y puntos de
observación. Además, Israel está construyendo alrededor de Gaza
una frontera parecida a la que tienen con el resto de sus
vecinos: un alambrado eléctrico que hace saltar una alarma cuando
alguien lo toca y una franja de arena de cinco o seis metros que
registra las huellas de cualquiera que logre cruzar. El acuerdo
de El Cairo no ha borrado décadas de suspicacia.

Durante las próximas semanas se puede dar un peligroso vacío de
poder en las nuevas zonas autónomas. Los palestinos tendrán que
asumir prácticamente solos todas las tareas burocráticas, de recogida de
impuestos, coordinación de obras y demás servicios públicos. Los primeros
efectivos de la Policía ya han entrado en los territorios, pero
pasarán varias semanas antes de que puedan tener control total
sobre el terreno.

Paradójicamente, son los habitantes de kibutz como Kisufim los
más optimistas acerca del proceso de paz, a pesar de ser quienes
más cerca están de un posible ataque árabe. Alrededor de Gaza hay
una docena de kibutz fundados poco después de la independencia de
Israel con la intención específica de poblar y proteger las
fronteras del país. Cuando Abraham Meimis llegó de Chile en 1950
con otros 11O colonos judíos de todo el mundo, Kisufim era un
gran campo pedregoso. Hoy en día, el kibulz tiene más de 400
habitantes, alrededor de 10.000 hectáreas de terreno cultivado y
una fábrica de monturas de gafas que se exportan a Estados
Unidos. Sus habitantes más antiguos han sido testigos de tres
guerras contra Egipto y del deterioro progresivo de la franja de
Gaza. <>, dice Meimis, quien no puede
ocultar su felicidad porque su país finalmente entregue el
territorio.

Lo que recibe la OLP es un territorio de 365 kilómetros cuadrados
en el que viven 700.000 personas, el 70 por ciento de ellos
refugiados. El 55 por ciento de la población de los territorios
ocupados (Gaza y Cisjordania) tiene menos de 15 años y la tasa de
natalidad es del S por ciento anual, una de las más altas del
mundo. El reto para la nueva autoridad palestina es darle un
futuro a esa masa de gente. Para ayudarlos, el Banco Mundial (BM)
ha aprobado créditos de 1.200 millones de dólares para la nueva
autonomía palestina, que serán desembolsados a lo largo de tres
años. En total, el BM otorgará créditos por valor de 2.400
millones de dólares en los próximos cinco años para proyectos de
infraestructura, entre ellos un puerto marítimo, carreteras y
obras de tratamiento de aguas tanto en Gaza como en Jericó. Hasta
ahora, la mayoría de los habitantes de Gaza han buscado trabajo
en Israel y cada vez que la frontera se cerraba por razones de
seguridad la economía de la zona recibía un duro golpe. < cruzan de noche y vienen a los kibulz a robar. No les queda otra
alternativa>>, dice Meimis.

Pero no todos los israelíes comparten el optimismo de los colonos
como Meimis. La Conferencia de Rabinos Sionistas de Israel
explicó en un comunicado que el Gobierno no tenía poder < o tradición para entregar los derechos del pueblo judío sobre la
tierra de Israel>>, y que por lo tanto el pueblo judío no tenía
la obligación de reconocer el acuerdo de autonomía.

Benjamín Netanyahu, el líder del principal partido de ,
oposición, el derechista Likud, también ha denunciado el acuerdo.
< ha I muerto más gente que en cualquier otro periodo de tiempo
similar en la historia de Israel>>, dijo recientemente. Netanyahu
también afirmó que la relación entre la OLP y Hamas es más
estrecha que nunca y que esta última se había convertido en una
suerte de brazo armado de la OLP. < objetivo: la destrucción de Israel>>, dijo.

A pesar de todo, el paso ya se ha dado. El proceso se ha movido
tan rápido que las imágenes de Isaac Rabin dándose la mano con
Yasser Arafat, impensables hace menos de un año, ya empiezan a
aburrir a los televidentes del mundo. Las palabras del ministro
de Exteriores israelí, Simon Peres, durante la ceremonia en El
Cairo, <>, podrían
ser realidad para palestinos e israelíes antes de lo que jamás se
habría podido creer. A sus 65 años, Abraham Meimis ha sido
testigo de tres guerras con los árabes. Lo único que quiere es no
tener que ver otra más.

LOS PUNTOS DEL ACUERDO

El documento firmado entre Israel y la OLP tiene 250 páginas y
trata sobre temas de seguridad, administración civil,
administración de justicia y economía. Estos son los principales
puntos:

- Los palestinos reciben el control de toda la franja de Gaza,
excluidos los asentamientos judíos, y de un área de 62 kilómetros
cuadrados alrededor de Jericó, en Cisjordania.

- Israel tiene tres semanas para entregar el control civil y
militar de las zonas.

- La nueva autonomía emitirá sus propios sellos de correo,
documentos de viaje y probablemente tendrá un código telefónico,
todos símbolos importantes de un Estado.

- Se prevé la celebración de elecciones antes de un año para el
Concejo Autonómico que gobernará la región. El Concejo tendrá 24
representantes, la mitad provenientes de los territorios ocupados
y el resto miembros de la OLP en el exilio. Entretanto, los
miembros del Concejo serán nombrados por Yasser Arafat. El hecho
de que Arafat sea líder tanto del

Concejo como de la Agencia Palestina de Desarrollo Económico cuya
función es canalizar toda la ayuda económica que llegará a la
región no ha sido bien recibido por muchos palestinos, que acusan
al líder de la OLP de ocupar los puestos de responsabilidad con
gente bajo su influencia.

- La Policía palestina, la mayoría antiguos miembros del Ejército
de Liberación de Palestina, tendrá 8.000 efectivos y estará
equipada con armas cortas, dos helicópteros, un pequeño avión y
algunos vehículos todo-terreno. Su autoridad se extiende a todo
el área de la autonomía, excepto los israelíes y sus pertenencias
dentro de los territorios.

- El Ejército israelí podrá perseguir a sospechosos que se
refugien dentro de la zona palestina.

- Las fronteras con Jordania y Egipto siguen siendo
responsabilidad exclusiva de Israel. Los palestinos tendrán
derecho a patrullar hasta tres millas náuticas de la costa de
Gaza.

- Israel ha accedido a liberar a 5.000 prisioneros palestinos en
las próximas tres semanas.

* Texto tomado de CAMBIO 16 # 1.173 (p. 36, 37 y 38)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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