Quito. 05.06.94. "Puede preguntarme lo que quiera, menos mi
edad", comienza el diálogo y subraya que no es por resignación
que su propuesta de introducir la oralidad en la justicia
ecuatoriana, para agilitar y hacer más controlables los procesos
judiciales, no haya desembocado en una propuesta concreta de Ley.

La postura del presidente de la Corte Suprema de Justicia,
Francisco Acosta Yépez, es la de un hombre que busca distancias,
que no quiere que la Función Judicial proyecte "un cuadro
verdaderamente apocalíptico", como lo está haciendo la
institución policial. Sus respuestas pueden resultar
"verdaderamente" provocadoras.

¿Para qué tipos de juicios ha pensado Usted en la oralidad?

- Fundamentalmente para los juicios penales, para tomar el
sistema de los países anglosajones, en el que se juzga a los
acusados ante un jurado y ante un juez. Ud. lo ha visto en el
cine. El jurado se limita a decir si es o no culpable, nada más.
Quien aplica la pena es un juez del Derecho. Los miembros del
jurado son simplemente ciudadanos correctos. Me parece
conveniente meter a la comunidad en la administración de
justicia. La ventaja enorme que tiene la administración de
justicia oral es que todo se hace de corrido. Es mucho más rápido
y además se hace en público. No hay forma de que bajo la mesa le
den algo a los jueces.

Los juicios penales ya tienen fases orales.

- Tenemos un juicio que se llama verbal sumario en materia civil
y ¿qué tiene de oral? Que el abogado, en vez de contestar
escribiendo tranquilamente en su oficina va al juzgado y dicta al
amanuense la contestación. En materia penal, los tribunales de lo
penal juzgan en la fase de plenario, o sea aquellos que tienen
una presunción muy elevada de culpa.

¿Y el público acude?

Puede acudir, pero somos tan pobres, tan miserables. Una sala del
Tribunal no infunde el menor respeto. Y como en definitiva el
Derecho Penal es el derecho de los pobres, no son los grandes
abogados los que llegan al Tribunal de lo Penal.

- La gente está ansiosa de que también los juicios civiles ,
sobre todo en materia económica, se aceleren. ¿No se puede
introducir aquí la oralidad?

Si se puede. Pero los penales se prestan más. Pero obviamente
todo esto son reformas legales. Yo como presidente de la Corte no
puedo hacer nada. Tiene el Congreso que darme normas legales.
Muchas cosas se mandan al Congreso, pero es perder el tiempo.

¿Hay proyectos enviados por Usted?

No. Para la Corte Suprema es un poco complicado. Tiene que enviar
proyectos más o menos perfectos, pero son extensos. Son
usualmente materias especializadas y de 77 diputados habrán diez
que las entiendan. Y hay otros intereses en el Congreso.

¿Y hay resignación en Usted?

Como virtud cristiana para otras cosas, sí. Pero como presidente
de la Corte, no.

- Usted habla de juicios penales para pobres. ¿Cómo se puede
entonces hacer una Justicia más justa?

Tenemos que diferenciar lo que es la justicia penal, que trata de
separar del grupo social a quienes han cometido un delito por el
cual son peligrosos. La justicia penal, de acuerdo con las
modernas teorías, lo que quiere es rehabilitar al delincuente. Se
habla de que el delincuente es un pobrecito enfermo, que no tiene
la culpa, porque él nace bueno, pero la maldita sociedad lo
corrompe. Teoría de la que yo no participo, por cierto. Entonces
se quiere regenerar al delincuente. Pero ¿quién se puede
regenerar en la porquería de cárceles que tenemos? Muchos delitos
se cometen, porque la gente no tiene con qué subsistir, pero
asimismo hay otros que espeluznan y que tienen que ser
debidamente sancionados.

¿Delitos cometidos por gente que no es pobre?

No. El Derecho Penal es el derecho de los pobres en razón de que
la mayor parte, el 90 por ciento, de los que son juzgados por la
Justicia Penal, son gente de abajo.

- No es justa la Justicia. ¿Cómo enmendarla?

Quiere castigar a todos, pero no se puede enmendar, si no se
educa bien al pueblo. Este pueblo está corrompido y
desmoralizado.

¿No está corrompida la Justicia?

Es parte del pueblo. Pero no hay una corrupción especial de la
Justicia. Yo le aseguro que puede haber, debe haber, unos cuantos
jueces malos, pero los andamos buscando y al que lo agarramos con
un ilícito lo echamos.

- El contralor ha dicho que todo lo que hace Contraloría se
detiene en la Justicia. La opinión pública comienza a denunciar
ilícitos.

En este país a nadie le gusta dar la cara.

- Exacto.

Yo suplico a la gente que dé la cara. A mí me llegan chismes,
pero no ponen la denuncia.

- ¿Las denuncias de Contraloría no son concretas?

Sí, pero no son completas. Cuando lo son, inmediatamente se
siguen los juicios.

La reciente decisión judicial en el caso Restrepo va a provocar
desengaño, posiblemente agresión.

¿Por qué?

Porque la gente no cree que dos subalternos sean los únicos
responsables. ¿No cree que en la Función Judicial se puede dar un
descalabro como en la Policía?

No se va a dar un descalabro. ¿Por qué pensar en un cuadro
verdaderamente apocalíptico? Porque cuatro "chapas" se han robado
poco o mucho ¿Se va a acabar el país por eso?

¿Igual subsistirá la Función Judicial?

La Función Judicial siempre tiene que subsistir para poder
administrar justicia. El sistema como sistema no es corrupto.
Pero la sociedad no colabora.

- Porque no tiene confianza en los tribunales. ¿Cómo mermar esta
desconfianza?

Educar mejor a la gente.

- Y a los jueces.

Los jueces también tienen que pulirse. Pero sobre todo la
sociedad básica, de donde salen los jueces, de donde salen los
periodistas ... La educación en el país es un asco. Me refiero a
la educación fiscal. Es una lástima ver lo que sale sabiendo de
las escuelas fiscales esa gente pobre que no puede acceder a otro
tipo de educación. Esos niños salen una asquerosidad de la
escuela. De ahí se forman los abogados y los jueces.

¿No podríamos comenzar profesionalizando a los jueces?

Hay una carrera judicial. El Tribunal designa mediante un examen
especial de merecimientos.

¿Para Usted, la Función Judicial es independiente?

Debe serla, de acuerdo a la Constitución, pero tiene que defender
su independencia y su integridad contra muchas asechanzas.

¿Políticas?

Políticas y también del público. El público que ocupa los
servicios de la Función Judicial es un público malo, perverso.
Los jueces, si reciben plata, es porque los abogados se la
ofrecen.

Las respuestas que Usted me da me recuerdan al espíritu de cuerpo
de la policía.

Yo no soy judicial. En mí no hay espíritu de cuerpo. He sido
abogado casi 50 años.

También dijo: "Si no hubiera la demanda, el campesino peruano y
boliviano no podría sembrar coca. Lo malo es la demanda. Y la
demanda la hacen los viciosos, los drogadictos. Lo que ha hecho
la Justicia en Colombia de despenalizar el consumo de droga es
una soquetería.

El delito no es materia de cuantificarse. Es tan infame el que a
la salida de una escuela está vendiendo un décimo de gramo como
el que trafica grandes cantidades. Se busca que todos estén en la
cárcel. Los unos por su poca economía no pueden fugar. Pero los
grandes existen, porque los chicos demandan." (3A)
EXPLORED
en Autor: Susana Klinkicht - Ciudad N/D

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