Quito. 20.01.93. La llegada del nuevo presidente de Estados
Unidos fue anunciada por campanas. A las seis de la tarde,
hora de Washington, las campanas de todo el territorio
doblaron para anunciar la investidura del demócrata Bill
Clinton, que rompe 12 años de liderazgo e los repúblicanos.

Para que ningún norteamericano se quede sin escuchar los
repiques en Filadelfia, la ciudad donde Laóyy existió una
conexión directa con el transbordador espacial "Endeavour", y
los astronautas se unieron al festejo.

Para dar un toque de simbolismo a la investidura, en
Washington, fueron las familias de Bill Clinton y Al Gore,
quienes tañeron la campana, que es una copia original que se
conserva en Filadelfia, la ciudad donde los próceres
norteamericanos, rompieron con la Corona inglesa para tomar
las riendas de su destino, en 1776.

Estos dos hijos del sur, Clinton de Arkansas y Gore de
Tennesse, quienes son "firmes creyentes en las obligaciones de Martin
Luther King", llegaron literalmente a Washington en un autobús. En él
recorrieron el país, durante la campaña, para no "perder el contacto con
el pueblo".

Clinton, de 45 años, tuve que recorrer un duro camino para
llegar a la Casa Blanca, y no solo en autobús. Nada fue fácil
para él. En un país donde cualquier error puede costar toda la
carrera política él pudo sortear las dificultades.

Primero fue acusado, en un debate con George Bush, de
antipatriota porque participó en manifestaciones contra la
guerra de Vietnam, inclusive viajó a Moscú por esa causa.
"Usted se equivoca cuestionando mi patriotismo. Yo estaba
contra la guerra, pero amo mi país", le replicó Clinton.

Por esa misma época, en los vitales años 60, él era un
progresista estudiante de la prestigiosa y vieja universidad
de Gran Bretaña, Oxford, donde fumó marihuana. Más tarde para
defenderse diría que sí fumó pero no inhaló.

Antes de que perdiera las primarias demócratas de New
Hampshire ya empezaron los rumores de una supuesta
infidelidad. La actual estrella de la revista Penthouse,
Gennifer Flowers, esparció los cuentos de un supuesto romance
con el ahora ex gobernador de Arkansas.

En un país "moralista" como los Estados Unidos solo ese hecho
hubiera tirado por la borda a cualquier político.

Pero los norteamericanos, esta vez, estaban más preocupados en
la baja de sus salarios y en la grave recesión económica
provocada en la era Bush, a quien los electores no le
perdonaron en las urnas pese a ser el triunfador de la Guerra
del Golfo, hace dos años. A esta causa es preciso sumar toda
la esperanza de que con Clinton vuelva el "sueño americano",
reflejado en el cambio generacional.

La Post Guerra Fría

Los deafíos que se plantean en el planeta son tan diferentes.
El mundo ha cambiado en una forma impresionante. La amenaza
"comunista" o una guerra nuclear, que hace pocos años era la
prioridad de los dirigentes norteamericanos de la Guerra Fría,
hoy no representa nada. Con la explosión de la ex Unión
Soviética y los sevicios secretos, tanto de la CIA como la
KGB, dispuestos a otros fines el miedo al "Imperio del Mal"
desaparece.

Para ciertos analistas, los problemas para los Estados Unidos,
en este mundo que evoluciona, son la proliferación de aramas,
el libre mercado, el apoyo a las democracias, los derechos
humanos, la lucha contra el hambre, el medio ambiente, la
explosión demográfica y las enfermedades.

La herencia

Los republicanos, en la Casa Blanca desde hace 12 años,
presidieron la última etapa de la carrera armamentista, así
como la del desarme, y tuvieron dificultades en desembarazarse
de la visión de un mundo dividido entre el Este y el Oeste,
explica el profesor Hans Binnendjik.

"Para ellos la estabilidad y el statu quo fueron de capital
importancia", añade el director del Instituto de Estudios
Diplomáticos de la universidad de Georgetown en Washington e
incluso justificaron el apoyo acordado a algunas dictaduras
para evitar el "avance" del comunismo.

Ahora, en plena Post Guerra Fría, la herencia que dejan los
republicanos no es nada apetecible. Desde ahora mismo Bill
Clinton tendrá que vérselas con la crisis con Irak, donde
Estados Unidos está demasiado invoucrado.

Clinton ha dicho que no vacilará en la presión a Irak para que
Bagdad cumpla las resoluciones de la ONU, y anunció que
seguirá con la misma política tras asumir la presidencia el 20
de enero.

"Todos somos conscientes de la tensión en Irak y de las
contínuas provocaciones de Saddam Hussein (presidente iraquí)
contra la comunidad internacional y su propio pueblo", afirmó
Clinton.

Saddam Hussein "debe entender que la determinación
estadounidense durante este período de transición no
vacilará", agregó.

El primero, dijo, será la búsqueda de la seguridad económica
dentro de EEUU como principal objetivo de su política
exterior; el segundo, la reestructuración militar con el
recurso a la fuerza una vez agotadas todas las vias
diplomáticas, y, el tercero, la difusión del principio
democrático en el mundo como garantía de paz. Pero no solo
Irak constituye un problema para manterner el liderazgo
internacional nortemaericano, en este mundo unipolar. Otros
problemas necesitarán inmediata acción, como el caso de la
intervención humanitaria en Somalia, la cruenta guerra y una
posible intervención estadounidense en la ex Yugoslavia y
también la situación de los refugiados haitianos.

Aunque también hereda de Bush un importante acuerdo sobre
desarme nuclear con Rusia y un Tratado de Libre Comercio con
México y Canadá.

Sin experiencia internacional y con la prioridad de
preocuparse más por los problemas de casa que por los de
fuera, Clinton entrará hoy en la Casa Blanca con una cartera
repleta de asuntos internacionales pendientes que necesitarán
de su inmediata atención, indica un despacho de la EFE.

Ante esta situación, no es extraño que con cierta sorna el
secretario norteamericano de Estado, Lawrence Eagleburger,
haya comentado que se siente cierta nostalgia de los años de
la Guerra Fría y por la estabilidad de aquellos años.

Para Eagleburger, que hoy cederá la Secretaría de Estado a
Warren Christopher, es evidente que ,el mundo se encuentra en
plena revolución, un período extraordinario de cambios y de
inestabilidad semejante a la habida durante la revolución
francesa (1789) o la rusa (1917).

Clinton lo sabe y en varias entrevistas concedidas esta semana
ha insistido en que se multiplicará y que cree que tendrá
tiempo para dedicarse por entero a los problemas de dentro y
de fuera.

"Ya he dicho que la política interior y exterior son las dos
caras de una misma moneda... Todavía pienso que nuestra
primera prioridad es reconstruir EEUU.., pero tambien parte de
mi trabajo es que tengamos un mundo que sea un lugar de
libertad y democracia, de economía de mercado y donde el
crecimiento mundial tienda a minimizar la miseria", dijo
Clinton en una entrevista publicada por el diario "The New
York Times".

El primero de los objetivos, dijo, será la búsqueda de la de
la seguridad económica dentro de EEUU como principal objetivo
de su política exterior; el segundo, la reestructuración
militar con el recurso a la fuerza una vez agotadas todas las
vías diplomáticas, y, el tercero, la difusión del principio
democrático en el mundo como garantía de paz.

Clinton hereda del presidente George Bush un nuevo acuerdo con
Rusia que reduce el arsenal.

Clinton, quien ha renegado de sus promesas de campaña de
reducir los impuestos a la clase media, bajar el monstruoso
déficit federal y dar refugio a los haitianos, parece, según
analista, "ajustándose" para dirigir a la primera potencia
mundial. (1C)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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