Quito. 19.04.94. El nivel de contaminación en Quito se vuelve
insoportable y no es necesario ser un experto para saberlo.

La contaminación se respira, se siente, se ve, casi se puede
tocar. Paredes ennegrecidas, nubes de esmog, plomos paisajes,
ardores, carrasperas y toses, son solo algunas de las
consecuencias de este fenómeno. Y, por cierto, no las más graves.
Las afecciones al sistema respiratorio y los daños ulteriores que
pueden causar al organismo los intolerables niveles de
contaminación en la ciudad, son muy graves.

La historia de Lorena

Lorena, por ejemplo, es una de las miles de víctimas que a diario
luchan por sobrevivir en la negra mancha que empieza a ser Quito.
Ella es estudiante de la Universidad Central, trabaja a medio
tiempo en un estudio jurídico, vive en el Valle de los Chillos y,
como si fuera poco, se transporta a todos estos lugares en bus.

La asfixia de Lorena comienza muy temprano cuando, a las 07:00,
sale a la autopista para tomar un bus que le traiga a Quito.
Mientras espera, los choferes de autos, buses y camiones se
encargan de darle los buenos días con grandes cantidades de esmog
que Lorena, ­que remedio!, debe tragarse con resignación.

En el bus, entre empujones, maltratos, golpes y una que otra cosa
más, Lorena llega por fin a Quito. Pero la cuestión no queda
aquí: el bus solo la lleva hasta La Marín, en donde tendrá que
esperar por otro que la conduzca hasta su trabajo, en la avenida
Amazonas.

A veces la espera se vuelve insoportable, como aquel día en que,
después de permanecer más de media hora en la parada de la Marín
y con peligro de morir asfixiada, Lorena tuvo que huir al Trébol,
donde, por supuesto, tampoco se libró de la persecución de la
nube negra (aunque suene a barata película de terror).

Y la odisea continúa...

Por fin y no se sabe cómo, Lorena llegó al trabajo, pero esta
odisea se repetiría más tarde para ir a la Universidad y luego
para regresar a su casa (sobra decir que en la noche el problema
es aún peor).

Esto, sin contar con los insoportables ruidos de aviones,
camiones y autos; equipos de sonido, grabadoras, y hasta del
radio del bus que transmite a todo volumen Proyectos Unos,
Aladinos y Manás.

En el transcurso del día, y a pesar de los esfuerzos que hizo por
cerrar ojos, oídos, nariz y boca a la contaminación, Lorena fue
envenenada reiteradamente. Así, como si cualquier cosa.

Si esto le parece terrible, piense que se trata solo de un día de
tantos que vive Lorena y piense también, que se trata solo de uno
del más de millón y medio de habitantes de Quito que -en mayor o
menor grado- estamos expuestos a este problema en la ciudad.

Por todos los sentidos

Las causas de la contaminación son diversas. Tan diversas como
sus tipos. Entre ellas, el crecimiento acelerado del parque
automotor en la ciudad (un 7% anual), la presencia de industrias
en plena urbe, la pésima calidad del combustible que contamina el
aire; un sistema de transporte obsoleto que deja huellas en las
calles y en los rostros, los desechos domésticos e industriales
en el agua que nos "limpia" y hasta en la que nos refresca;
humos, olores, basura y ruidos son algunos de los factores.

La contaminación atmosférica -quizás la más evidente- es
producto, entre otras cosas, del caduco sistema de transporte
público que circula en Quito. Pero no solo de él: la enorme
cantidad de autos particulares que hay en la ciudad y la
ubicación de industrias en zonas habitadas también "contribuyen"
de manera generosa en la contaminación atmosférica. A esto se
suma la quema de basura y -especialmente en verano- la presencia
de partículas sólidas (polvo) en el aire.

A la contaminación atmosférica se añade la del agua y la del aire
y hasta la contaminación visual.

La negra amenaza nos invade por todos los sentidos, pero el
olfato es, sin duda, la ventana en donde se inicia la asfixia,
por la terrible contaminación atmosférica en la ciudad.

Los gases venenosos que inhalamos diariamente van, poco a poco,
causando serios daños en nuestro organismo.

El plomo: ese gris veneno

Según estudios de Fundación Natura, uno de los mayores problemas
respecto a la contaminación del aire en las ciudades es la
presencia del plomo que, paradójicamente, ya ha sido superada en
otros países mediante la eliminación del uso de este componente
químico en la gasolina.

Según estas investigaciones, las emisiones vehiculares originan
entre el 80% y el 90% del plomo presente en la atmósfera,
mientras el porcentaje restante es producido por las industrias.

El plomo, que respiramos o que ingresa en nuestro organismo a
través de alimentos contaminados, pasa a los pulmones y al
aparato digestivo.

Una vez dentro del organismo, este gris veneno se distribuye
entre la sangre (de manera temporal) y en los huesos y el cerebro
en los que desarrolla un proceso de acumulación paulatina.

Diversas son las patologías resultantes de la presencia del plomo
en el organismo. Para nombrar solo unas pocas: anemia,
hipertensión arterial, alteraciones de crecimiento y hasta un
déficit intelectual, especialmente en los niños que estuvieron
expuestos a la presencia del plomo durante sus primeros meses de
vida.

La investigación de Fundación Natura indican que los tres grupos
poblacionales considerados de mayor riesgo por exposición al
plomo en la ciudad son: niños de edad escolar, gestantes y sus
recién nacidos y vendedores ambulantes.

El resultado de las investigaciones muestran que el nivel de
plomo en la sangre de las personas que integran los tres grupos
mencionados rebasan significativamente lo permitido por las
normas de la Organización Mundial de la Salud y refleja, por otra
parte, la crítica situación ambiental y de salud en relación al
plomo en Quito: los quiteños tienen, según FN, más de 10
microgramos de plomo por cada decilitro de sangre y en el cordón
umbilical de las mujeres embarazadas la cifra es cuatro veces
mayor.

Para muestra un botón: uno de los fenómenos evidenciados por este
estudio es que los niños que entre el nacimiento y los tres años
tuvieron elevadas cantidades de plomo en su sangre, a los siete
años mostraron una reducción de un 5% en el nivel de
inteligencia. Como para alarmarse ¿no?

El peligro de la gasolina

El acelerado crecimiento del parque automotor en Quito (según la
Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana, solo en 1991 se
incorporaron 28 mil nuevos vehículos en el país) y, por lo tanto,
el incremento del riesgo por la utilización de gasolina como
combustible de los automotores es otro de los factores más graves
de contaminación atmosférica.

A esto se suma la falta de una política nacional clara que
determine un control en la producción de los distintos tipos de
combustibles y, sobre todo, el uso que de esta hacen de los
automotores.

Siempre según FN, el problema real surge de la utilización que
determina que se produzcan gases y sustancias tóxicas que son
emitidos por los escapes de los automotores e inhalados
diariamente por los ciudadanos.

Por otra parte, la variedad de subproductos de la gasolina con
plomo y su notable repercusión en la salud, convierte a los
combustibles en una de las principales fuentes de contaminación
atmosférica en la ciudad.

¿Qué hace el Municipio?

A pesar de no ser la más grave, la polución producida por la
industria es una fuente importante de contaminación del aire en
Quito (más del 10%), por lo que el Municipio se ha lanzado en una
verdadera "cruzada" para combatir este mal.

Luis Gómez, jefe del Departamento de Control de Calidad Ambiental
del Cabildo explicó a HOY que, dentro de este esfuerzo
"mancomunado entre el Municipio y los industriales", se ha
conseguido un compromiso entre las dos partes para optimizar los
procesos industriales, reduciendo, en lo posible, la
contaminación ambiental.

Para ello se creó una ordenanza especial (la 2910) de acuerdo a
la cual todas las industrias que generan descargas contaminantes
deben construir plantas de tratamiento de descargas líquidas o
gaseosas hasta mediados de este año.

En cuanto a la contaminación producida por fuentes móviles (casi
el 90%), el funcionario aclaró que no son de competencia del
Municipio las políticas de control del parque automotor, "a pesar
de que con la nueva ley metropolitana podríamos aplicar alguna
medida".

Y ¿mientras tanto?

Mientras tanto, y como parte de una política más a corto plazo,
el Municipio se ha propuesto una serie de acciones orientadas a
"liderar las gestiones políticas y administrativas" para reducir
la contaminación atmosférica.

Entre ellas se destacan las iniciativas de educación a la
población y sus dirigentes, la implantación de normas que
reduzcan rápidamente los niveles de contaminación; la promoción
de la investigación sobre técnicas para combatirla y la
vigilancia de nuevas fuentes contaminantes.

Sin embargo, lo que se requiere es una política integral y
urgente de control de la contaminación atmosférica, en la que se
comprometan el Gobierno, el Municipio, la Policía Nacional y
todos los ciudadanos.

De lo contrario, el aire, ese vital elemento, seguirá
envenenándonos.

Una ordenanza efectiva

- Informe de aplicación de Ordenanza 2910 hasta el 15 de abril de
1994

- Establecimientos registrados 540

- Establecimientos que deben presentar plan de cumplimiento
(efluentes líquidos y emisiones gaseosas) 305

- Establecimientos que no requiereb plan de cumplimiento
(previa inspección) 205

- Establecimientos por inspeccionar 27

- Establecimientos que han solicitado prórroga para entrega
de plan de cumplimiento 50

- Certificados de control de la calidad ambiental emitidos 162

Fuente: Departamento de control de la calidad ambiental. (10B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 19/Abril/1994

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el