Quito. 28 feb 2001. En varias semanas, los legisladores no han avanzado
en el tratamiento de temas de interés.

Lunes 19 de febrero: como todos los lunes, la mayor parte de los 123
legisladores no asisten al Congreso. No hay reunión del pleno. Para
quienes asisten, el día está libre.

Martes 20: Se pide la comparecencia de Luis Villacís, gerente de la AGD,
pero aquel no concurre. En el orden del día hay cuatro puntos, de los
cuales solo se trata la "votación de los siete instrumentos
internacionales que no requieren aprobación por parte del Congreso". La
reforma a la seguridad social queda en el papel.

Miércoles 21: fracasa la designación del superintendente de Bancos. Los
temas del orden del día no tratados incluyen aspectos como el
conocimiento sobre la objeción parcial del Ejecutivo al proyecto de ley
interpretativa a la ley de reducción de penas a favor de los
encarcelados. Otra vez la seguridad social se queda en el orden del día.

Jueves 22: los diputados terminan allanándose a la objeción parcial del
Ejecutivo sobre reducción de penas. No hay respaldo para la terna para
superintendente de Bancos. Seguridad social sigue de relleno en el orden
del día. Legisladores adoptan el tema del paro de Sucumbíos y Orellana.
Se habla de juicio político al canciller Heinz Moeller.

Viernes 23: vacación. Los diputados no acuden al Congreso y se preparan
para disfrutar del largo feriado de Carnaval.

Este registro de lo ocurrido la semana pasada no difiere en mucho de lo
que se ha venido presentado en los últimos meses en el Congreso. Durante
todo el mes de febrero, la acción del Congreso no ha ocupado las primeras
planas de los periódicos, y la última vez que la labor del Parlamento fue
incluida en titulares tuvo que ver con el juicio político al ministro de
Energía, Pablo Terán, el 23 de enero.

Hoy se inicia otra semana de labor legislativa, y nuevamente el
presidente del Congreso, Hugo Quevedo, ha puesto en el orden del día el
tema de la seguridad social. La rutina se repite, solo que esta vez el
trabajo congresil será de dos días, pues el viernes, como de costumbre,
no habrá sesión del pleno.

Si a este cuadro se suman aspectos como la falta de consensos mínimos en
el Parlamento, la interrogante es ¿cuál es el rumbo del Congreso?, y más
precisamente, ¿existe Congreso?

Mientras tanto, el diputado Sixto Durán Ballén, antes de viajar a Gran
Bretaña para asumir el cargo de embajador, se encuentra muy empeñado en
levantar en el segundo piso del Congreso lo que ha dado en llamar el
"Oratorio Ecuménico Parlamentario". ¿Meditación y arrepentimiento en
filas parlamentarias? (PM)

La dificultad de lograr una mayoría

Alexandra Vela, diputada por la DP, ex asambleísta, y ex vicepresidenta
del Congreso, reconoce que el Parlamento tiene problemas por la no
existencia de bloques legislativos grandes, mayoritarios, que permitan
alcanzar consensos alrededor de una agenda programática.

Eso, señala, tiene su origen en la Constitución, pues "mientras la
elección de los diputados se siga realizando en la primera vuelta
electoral, se garantiza el fraccionamiento de la representación política,
lo que es un tema grave para el manejo del país, para las relaciones
entre Ejecutivo y Congreso, y para garantizar condiciones de
gobernabilidad".

Vela suma a ello el problema de actitudes de los líderes representados en
el Congreso, lo que, sostiene, refleja las posturas del país en general,
donde es muy difícil llegar a acuerdos que signifiquen ceder posiciones.
Añade que existen algunas dificultades en la conducción del Parlamento
actual. "Mi impresión es que todavía en este proceso de aprendizaje que
tiene toda función de esta naturaleza. (PM)

Hace falta elaborar una agenda puntual con el Ejecutivo

Para René Maugé, diputado de la Izquierda Democrática, es evidente que el
Congreso ha venido postergando el tratamiento de leyes importantes para
el país, pero anota que frente a ello es urgente que el Legislativo logre
conformar una agenda puntual con el Ejecutivo y alcance consensos
políticos en el interior del Parlamento.

Maugé señala que el país requiere que en el Congreso se consoliden
acuerdos para aprobar temas como seguridad social, reforma tributaria,
superintendente de Bancos, entre otros, no obstante de que reconoce la
dificultad de armar mayorías estables en el actual Congreso.

Expresa que la complejidad del Parlamento es tal que con mucho esfuerzo
se logra una mayoría que luego no logra mantenerse, por lo que todo
tiende hacia la formación de mayorías circunstanciales frente a cada
tema.

El diputado manifiesta que es necesario que los bloques parlamentarios,
en lugar de pensar en qué sentido puede favorecer el tratamiento de
ciertos temas ante el próximo período de elecciones, todavía lejano,
deberían centrarse en aspectos relevantes, creando los marcos jurídicos
que permitan el desarrollo del país.

Y subraya que cada vez que la crisis institucional estalla en el país se
habla de reformas políticas, cuando "ni siquiera se ha logrado compaginar
el conjunto de leyes existentes con la nueva Constitución, que es el
deber del Congreso y que ya implica una gran reforma política".

"No es bueno pensar en más reformas si todavía parte de la Constitución
es letra muerta. No se puede reformar cada dos o tres meses la
Constitución, porque eso es vivir en inseguridad jurídica", sostiene.
(ACG-PM).

Uno de los períodos de mayor ilegitimidad

El analista político César Montúfar no duda en señalar que el Congreso
atraviesa uno de los períodos de mayor ilegitimidad y falta de
credibilidad de su historia reciente.

Afirma que la crisis de representación que vive el Ecuador desde hace
algunos años tocó al Ejecutivo en dos ocasiones, en febrero de 1997 y
enero de 2000, pero no renovó al Congreso, y eso ha hecho que la crisis
de representatividad se haya ido centrando en el Parlamento.

Junto a ello, anota que los incidentes producidos en agosto pasado, con
la elección de las autoridades del Congreso, fueron el corolario de una
situación de extremo desprestigio, donde la población vio cómo el
funcionamiento de la Legislatura se amparaba en disputas pequeñas y no en
ningún proyecto de mayor interés nacional.

Un tercer aspecto que apunta Montúfar es que a raíz de la crisis de
agosto se produce "la elección de un presidente del Congreso que no tiene
el peso político, ni formación o habilidad para conducir, no solo el
Parlamento sino las relaciones con la sociedad y los poderes del Estado".

De allí que explica por qué el Congreso no es visto como un lugar donde
se canalicen sus demandas, sino como un espacio donde se ventilan
aspiraciones personales y luchas de poder. "El mismo Parlamento ha
colaborado para que esa imagen sea alimentada".

"No hay posibilidad de que el Congreso gane en legitimidad si es que no
existe una reforma política y electoral que primero haga que los
representantes que lleguen al Parlamento tengan un mayor contacto con
quienes los eligieron y con ello fortalecer su espacio de
representatividad". (PM) (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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