Si todos los encuestadores no se equivocan, pues si se equivocan harían un papelón inolvidable y grandioso, el único candidato que tiene su paso asegurado a la segunda vuelta de la elección presidencial es Alvaro Noboa. Al fin y al cabo, han sido cuatro años de campaña costosa y constante, a punta de chequera y avena Quaker, durante los cuales se ha ganado a, por lo menos, una sólida cuarta parte de los votantes. Pero, ¿quién será el otro finalista?
No cabe duda de que, si fuera candidato, el otro finalista sería León Febres Cordero: nadie tiene, aquí, su capacidad de mando y protagonismo, al extremo de que muchas decisiones no se han tomado y muchas campañas no han arrancado, en espera de su última palabra. Todo indica, sin embargo, que no irá. El ungido será Xavier Neira. ¿Él será el rival de Noboa el 24 de noviembre?
Es posible, claro, pero no muy probable: en el Ecuador es escaso el voto militante y fiel, que elección tras elección sigue una línea. El voto masivo no busca ideologías, sino hombres y nombres. Aun así, los socialcristianos han tenido ya dos décadas de una base electoral importante, cercana al 20%. Si Neira conservara ese nivel, su paso a la segunda vuelta sería casi seguro. Pero, para lograrlo, tendría que funcionar muy bien la maquinaria del partido. Y ahí empiezan las dudas: ¿a la cúpula del PSC, empezando por el mismísimo LFC, en verdad le gustaría que Xavier Neira fuera presidente?
Si los socialcristianos no se empeñan a fondo, en la centroderecha (sobre todo de la Costa, pero también de la Sierra) quedaría un espacio libre y disponible para Heinz Moeller. El lo sabe y, por supuesto, espera impaciente el anuncio final de Febres Cordero. También espera, obviamente, que el bucaramismo le apoye y que el Gobierno algún respaldo le dé. Sí: Moeller podría ser la sorpresa del 20 de octubre.
Rodrigo Borja, en cambio, no sería ninguna sorpresa: él tiene una base leal de votos, con la que sus opciones nunca son despreciables. Además, la concentración de la izquierda (comunistas, socialistas, golpistas, Pachakutik y hasta el MPD) alrededor de Lucio Gutiérrez ayuda magníficamente a Borja a ubicarse en el centro, donde hay cientos de miles de votos sueltos. Lo insólito es que Borja está insistiendo en un discurso agrio y arcaico, que lo vuelve a arrinconar en la izquierda, donde sus posibilidades siempre serán menores.
Oswaldo Hurtado arranca, evidentemente, de una base muy baja: no tiene ni partido ni carisma. Lo que sí tiene, en cambio, es estrategia: fue el único que no supeditó sus decisiones a las decisiones de Febres Cordero y, además, se las está arreglando para tener protagonismo y notoriedad. Por lo pronto, descontroló a los socialcristianos con la elección de Gloria Gallardo, al extremo de que el Concejo Municipal de Guayaquil, en pleno, salió con esa grosería inútil de declararla "excusada". ¿Subirá lo suficiente para llegar a la segunda vuelta? Improbable, pero no imposible.
¿Alguien más? No parece, aunque en la política ecuatoriana todo puede suceder, incluso que Ivonne Baki patee el tablero y gane. Pero si nada asombroso ocurriera, Álvaro Noboa estará en la segunda vuelta, contra (en orden alfabético) Borja, Hurtado, Moeller o Neira.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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