La mayor cima de la Tierra es aún un reto para los aventureros del mundo. La vida del pueblo sherpa en Nepal se transformó, con el aporte de Edmund Hillary quien les proporcionó escuelas, hospitales, sistemas de agua potable, helipuertos...

Sin embargo, la historia de la conquista de los 8 848 metros de altitud que tiene el nevado está marcada por los mitos, como el de George Mallory, y empezó en 1921 con tres expediciones inglesas.

En la actualidad, el turismo genera varios problemas como el manejo de la basura. Las montañas del Himalaya son el resultado del choque de dos placas continentales, y según el Servicio Geológico de Estados Unidos, tienen una tasa de crecimiento de un centímetro por año; lo que da una media de 10 kilómetros en un millón de años.

Además, se estima que esta cordillera se desplaza horizontalmente entre tres y seis milímetros anuales.

El 29 de este mes se cumplen 50 años de la primera ascensión hasta la cumbre del Everest. El nombre local de esta montaña es Sagarmatha y significa Madre del Universo.

Edmund Hillary, un apicultor de Nueva Zelanda, y Tenzing Norgay, un sherpa, alcanzaron “casi juntos” la cima y cambiaron la vida en torno a la montaña más alta del mundo.

El sobrevivir sobre los ocho mil metros de altitud, con la falta de oxígeno y el cansancio extremo, los convirtió en héroes mundiales.

Esta fama fue aprovechada por Hillary para recaudar dinero alrededor del mundo y utilizarlo en obras en favor del pueblo sherpa.

Hillary, desde 1961, se dedicó a construir hospitales, escuelas, sistemas de agua potable, brindar atención médica para niños...

Paulatinamente los sherpa disfrutaron de los “adelantos” de la medicina. Junto con la hazaña de Hillary empezó un incipiente flujo turístico que se trocó con los años en la principal fuente de ingresos para los sherpa.

En la actualidad se ofrecen expediciones comerciales que pretenden hacer alcanzar la cumbre a los turistas.

No obstante, el atractivo no solo es la montaña sino todo el Tíbet con su cultura milenaria y sus paisajes montañosos.

Por esta razón se realiza otro tipo de turs como caminatas por la ruta de acercamiento.

Según Hugo Torres, propietario de Andes Adventures, una empresa ecuatoriana que organiza turs hacia el Tíbet, no se pueden comparar las montañas tibetanas con las ecuatorianas.

“Nuestra pared vertical más alta es la cara norte del Obispo (en El Altar); con sus 800 metros es insignificante comparada con los 4 000 metros de desnivel del nanga Parbat. Los ejemplos como este son constantes allá”, acota Torres.

Junto con los turistas, llegaron los problemas. Uno de estos es el de la basura. “Visitar el campo base del Everest no es muy alentador. Además de los desperdicios, se encuentra gente ebria que no va por razones deportivas.

El Gobierno de Nepal trata de controlar esto exigiendo que los desechos se recolecten y se envíen de regreso al punto de partida”, comenta Mireya Beltrán, quien realizó una caminata durante 22 días por los glaciares.

El Everest nació tras un impacto

El choque de dos placas continentales, la india e euroasiática, dio origen a la cordillera del Himalaya. Esta colisión generó espectaculares cambios topográficos.

Esto explica por qué en esta cordillera hay muchos picos que alcanzan alrededor de los 8 000 metros. De ellos, el Everest es el más alto.

Según Pablo Samaniego, vulcanólogo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, la colisión de estas dos placas originó la deformación de la corteza terrestre donde está ahora el Himalaya, lo cual no ocurrió con la cordillera de los Andes en América del Sur.

Su formación fue producto del choque de una placa de la corteza oceánica con una continental. El impacto entre las dos no fue de gran alcance como para formar altos relieves.

Esto ocurre porque una placa, la oceánica, se mantiene flotante y se introduce debajo de la otra. En ese caso el impacto no resulta de gran magnitud para formar elevaciones muy altas.

Tanto la cordillera de los Andes como la del Himalaya se sitúan en el interior de los continentes, por eso reciben el nombre de cordilleras intracontinentales.

Antes de 1845, el Everest no estaba geográficamente bien situado para ser reconocido como el techo del mundo.

Su relevancia quedaba relativizada al lado de otra gran montaña de 8 516 metros, el Lhotse.

Por otro lado, Samaniego advierte, además, que aunque el Everest es más alto que el Chimborazo, por ejemplo, este último está más cerca al sol.

Esto es así porque el radio del globo terráqueo en los polos es menor al radio de la línea ecuatorial que atraviesa la Tierra y el volcán del Chimborazo está localizado precisamente cerca de la línea ecuatorial.

Testimonio de Iván Vallejo

El único andinista ecuatoriano que ha subido dos veces a la montaña. Cumplí mi sueño de conquistarlo en 1999 y en el 2001.

Durante estos días, en los cuales me he preparado en el Campamento Base del Everest para subir al Lothse (el vecino de la montaña más alta del mundo, con 8 516 metros), he presenciado de cerca la importancia que tiene este coloso de nieve y roca.

Por aquí hay estadounidenses, ingleses, italianos, españoles, en fin, de todas partes del mundo. Son decenas de andinistas que quieren retar a esta montaña, la cual para los occidentales se llama Everest, para los tibetanos Chomolungma (Diosa Madre del Universo) y Sagarmatha (Madre de la Tierra) para los nepalíes.

He tenido el honor y el orgullo de llegar a la cima del Everest, por dos rutas distintas, en 1999 y en el 2001, en ambas sin oxígeno.

Fue un sueño hecho realidad desde que fui niño. Para mi primer proyecto fui miembro de una expedición internacional en la que participamos cinco latinoamericanos en total: Karla Wheelock, Iván Loredo y Enrique Luengo, de México; Heber Orona, de Argentina, y yo; además de dos finlandeses: Ari Piela y Antti Mankinen, un búlgaro y tres rusos.

El 27 de mayo de 1999 llegué a la cima del mundo, pero la ruta que me llevó a la cumbre fue la del collado norte, por el Tíbet. De vuelta al país tuve la idea de llegar por Nepal, como lo hicieron Norgan y Tenzing.

Empecé a idear un nuevo proyecto, que lo terminé el 25 de mayo del 2001. Como en 1999, lloré de emoción cuando llegué a la cima y agradecí a Dios.

Perfil de George Mallory

La única persona que participó en las tres expediciones inglesas de los años 20

El primer explorador del Everest que acarició la cima

Dudley Green, biógrafo de George Mallory, señala que por el invierno de 1920, Mallory sentía la necesidad de un cambio en su vida de maestro. Buscaba un trabajo en el cual emplear sus habilidades y que a la vez le brindara la oportunidad de escribir.

En enero de 1921, llegó una invitación para participar en la primera expedición británica de reconocimiento al Everest. Ante esta, Mallory dudo un poco por su familia, pero al final aceptó.

Así arrancó una vida que no se apartó de la montaña más alta del mundo hasta su muerte en 1924 en la tercera expedición inglesa.

Esta primera aproximación empezó en mayo y terminó el 23 de septiembre de 1921, cuando Mallory llegó hasta los 7 066 metros del Collado Norte. Allí se dio cuenta que la ruta no era por allí sino por la cara este.

El 29 de septiembre le escribe a su esposa Ruth: “Hasta el final halé solo todo el equipo.

Nos regresamos a causa de un viento que un hombre no sobreviviría más de una hora”.

Al año siguiente, en 1922, la meta era la cima, ahora contaban con el sistema de campamentos a diferentes altitudes, pero el mal clima jugo en contra.

En la última expedición, el 8 de junio 1924, salió hacia la cumbre, pero desapareció. En una nota de Noel Odell, el fotógrafo de la expedición, describe que vio en el camino “dos manchas negras que se movieron”.

Hasta hoy no se ha confirmado si Mallory llegó a la cima. Su cuerpo se encontró en el 2000.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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