Quito. 31.07.94. Esto ocurre con varias preguntas, pero se vuelve
dramático con la que tiene que ver con el manejo del presupuesto
por parte de los legisladores. Cuando hemos preguntado "cuál es
la diferencia entre aprobar el presupuesto por sector de gasto o
por partidas presupuestarias", los resultados obtenidos son
sorprendentes.

En este estudio, aceptamos como válida cualquier respuesta que
significara una comprensión aunque sea muy elemental del tema.
Los encuestadores debían dar por válida cualquier respuesta que
refleje que el encuestado cree que una partida es algo más
concreto y "sector de gasto" algo más general. Solamente un 24%
de los encuestados en Quito y el 22% de los de Guayaquil,
tuvieron alguna aproximación a esta idea. Dijeron cosas
completamente absurdas un 29% de los encuestados de Quito y un
27% de los de Guayaquil.

UNA CONSULTA INCONSULTA

La historia de la consulta y su lógica son algo difícil de
entender. Así lo comprobamos cuando tratamos de explicar lo que
ocurre a algunos colegas de otros países, que no están habituados
a nuestra cotidianidad política.

Que el Presidente de la República tenga que negociar con el
Tribunal Supremo Electoral el texto de las preguntas de una
consulta, parece insólito y fuera de lugar. Que se convoque a
una consulta en medio de un proceso electoral con evidente
intención de maniobrar electoralmente, parece insólito. Que al
mismo tiempo que funciona una comisión de "notables" que reforma
la constitución por las vías legales tenga lugar una consulta que
no es más que una encuesta con preguntas mal formuladas, es
macondiano.

Es probable que en este último criterio haya una deformación
profesional: formulamos preguntas casi todos los días del año,
hacemos encuestas todas las semanas y sabemos que la formulación
de la pregunta es algo esencial cuando usted quiere conocer la
opinión de la gente sobre un tema.

Una pregunta, cuando está bien formulada, no contiene varios
temas. Si usted no respeta esta norma, deja en una situación
absurda a quienes están de acuerdo con un aspecto de su pregunta
y en desacuerdo con otra parte. Estas personas, no responderán
realmente sí o no al texto de la pregunta, sino que darán su
respuesta basados en cualquier otra percepción.

La primera pregunta de la consulta, tiene ese problema. Es tan
larga, complicada y tiene tantos elementos, que produce
desconcierto en el ciudadano. Siendo así, es muy fácil que la
gente se decida por el sí o por el no por cualquier otra cosa
distinta al contenido de la cuestión. Si hay personas o grupos
que dicen repetidamente que se responda negativamente a esta
pregunta para rechazar al Gobierno, es muy probable que el "no"
obtenga un triunfo abrumador: la mayoría de la gente no logrará
entender nunca el sentido de la pregunta y votará motivada por
cualquier cosa que le dé algún sentido.

Usted no puede tampoco preguntar sobre cosas incomprensibles.
Antes de aplicar una encuesta, se hace un test de las preguntas y
en muchas ocasiones se descubre que, cosas que parecen muy
sencillas no son entendidas por amplios sectores de la población.
Si los ciudadanos no entienden la pregunta, cualquier respuesta
que se obtenga carece de valor.

Esto ocurre con varias preguntas, pero se vuelve dramático con la
que tiene que ver con el manejo del presupuesto por parte de los
legisladores. Cuando hemos preguntado "cuál es la diferencia
entre aprobar el presupuesto por sector de gasto o por partidas
presupuestarias", los resultados obtenidos son sorprendentes.

En este estudio, aceptamos como válida cualquier respuesta que
significara una comprensión aunque sea muy elemental del tema.
Los encuestadores debían dar por válida cualquier respuesta que
refleje que el encuestado cree que una partida es algo más
concreto y "sector de gasto" algo más general. Solamente un 24%
de los encuestados en Quito y el 22% de los de Guayaquil,
tuvieron alguna aproximación a esta idea. Dijeron cosas
completamente absurdas un 29% de los encuestados de Quito y un
27% de los de Guayaquil. Admitieron simplemente que no tenían
ninguna idea un 46% de los quiteños y un 51% de los
guayaquileños.

La pregunta que nos hacemos es ¿cómo responderán los ciudadanos
el día de la consulta? ¿Qué sentido tiene la respuesta a una
pregunta que no es entendida ni siquiera en la forma más
elemental?

Por otra parte las campañas de publicidad dedicadas a debilitar
el sistema democrático pidiendo a la gente que vote y atacando a
partidos y a las funciones del Estado, no pasan de ser un juego
siniestro en contra del país. Las situaciones que generosamente
gastan tantos millones de sucres en campañas publicitarias pero
desestabilizan la democracia, deberán mas bien explicar e
informar a la población acerca del contenido de las preguntas.

Ya hemos visto que la comprensión de las mismas es muy baja, pero
hay un dato más alarmante: la ciudadanía no tiene ni siquiera
una información elemental. Más allá de que muchos de los que
saben el contenido de las preguntas no las entienden, la gran
mayoría no siquiera sabe de qué tratan en la consulta.

Solamente un 37% de los quiteños y un 33% de los guayaquileños
dice que sabe cuales son las preguntas. Tomemos en cuenta que
hay en estas respuestas un porcentaje importante de "mentiras
vergonzantes". Mucha gente dice saber cualquier cosa para no
pasar por ignorante; en definitiva, los que mienten que saben el
contenido de las preguntas y los que lo conocen, sea que lo
entienden o no, sumados llegan a un tercio de la población.

MUCHOS SOMOS NOTABLES

En una época en que proliferan las comisiones de "notables",
preguntamos a los ciudadanos si estarían dispuestos a formar
parte de una de ellas.

Encontramos aquí una veta optimista entre los encuestados. Un
32% de los quiteños y un 38% de los guayaquileños estarían
dispuestos a sacrificarse por la patria en una de esas
comisiones. Notemos que son muchos más los que estarían
dispuestos a participar en la comisión de notables que los que
entienden de manera elemental las preguntas.

Es un aspecto gracioso que demuestra el optimismo y la alegre
irresponsabilidad de los ciudadanos frente a la política. Cuando
se aplicó la encuesta uno de los entrevistados dijo "¿Por qué no?
Si a los notables de esas comisiones que andan formando, sólo les
conocen los socios de los negocios. Yo, en cambio, juego en el
equipo de fútbol del barrio y todo el mundo me conoce.". (3A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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