Quito. 13.03.94. Cuando la última propuesta de
reestructuración del IESS, presentada por el Ejecutivo, el
tema de la seguridad social está nuevamente en boca de todos
los ecuatorianos; muchos proponen un cambio administrativo,
otros disminución de la democracia y los más aventurados una
privatización total, que signifique la eliminación del
principio fundamental de la seguridad social: la solidaridad.

De frente a la opinión pública, decenas de políticos,
burócratas, empleados privados y afiliados al seguro social,
fustigan la "inoperancia" del IESS; pero por detrás de las
ventanillas que diariamente visitan obtienen un préstamo
quirografario en menor tiempo, un certificado de no afiliación
para recibir las utilidades de sus cargas familiares, un
trámite de jubilación y hasta en muchos casos un préstamo
hipotecario

Todos se quejan de la burocracia en el IESS, pero son los
primeros en enviar para que se de un cargo a un amigo, un
familiar o se tome en cuenta la carpeta de determinado
profesional para el área médica.

El IESS pierde rentabilidad en sus inversiones, aseguran, pero
no hacen nada por pagar las deudas que tienen con la entidad
por concepto de aportes patronales y de porcentaje de
jubilación. Sólo en el IESS se da el caso sui-géneris de uqe
el deudor ponga las condiciones para pagar su deuda. Es como
pedir a una entidad bancaria que cambie de administradores
para cancelar un préstamo.

Otros, que deben grandes cantidades de dinero al IESS y que
mensualmente se quejan de los aportes que deben entregar,
impulsan al interior del Congreso Nacional una amnistía que
los exonere de dicha deuda. Ya en ocasiones anteriores el
poder Legislativo aprobó dos amnistías que representaron
grandes pérdidas económicas para el Instituto.

Existe dificultad para ser atendidos en los servicios de
salud, pero cuando logramos ingresar aprovechamos al máximo
los beneficios que éste ofrece y nos realizamos toda clase de
exámenes, sin tomar en cuenta que cada día de hospitalización
le cuesta millones al IESS. Sólo en el caso de diálisis el
IESS gasta 750 mil sucres por paciente a la semana, 3 millones
al mes, frente a un aporte del 20,5% del sueldo cotizado, es
decir un promedio de 30 mil sucres mensuales.

Los préstamos hipotecarios, mientras se otorgaron,
significaron casa propia para miles de afiliados, a quienes se
les descontó a 20 y 25 años plazo y a un interés que no
permita ni la recuperación de los gastos de recaudación, peor
aún de inversión.

A partir de los dos años de aportes, los afiliados podían acceder al
crédito quirografario que les permita solventar las necesidades más
urgentes; de igual forma, los intereses que se cobraban significan perdida
para el instituto, pero desde el mes de abril este tipo de
préstamos tendrá una nueva tónica, pues son entregados con un
interés que va de acuerdo ala tasa referencial del Banco
Central y para los jubilados dos puntos menos de ésta.

Los montes de piedad satisfacen urgencias mucho más inmediatas
y, por el tipo de interés que tienen, se puede recuperar los
gastos de administración y parte de inversión.

Origen de la crisis

El IESS es al momento "el patito feo" más codiciado, pies a
pesar de la burocracia, la lentitud y las diferentes falencias
que éste pueda tener, maneja presupuestos equivalentes a casi
el 40% del Presupuesto General del Estado. Las diferentes
administraciones que pasaron por él, siempre estuvieron bajo
el juego político de intereses y se granjearon la "simpatía y
apoyo" de quienes formaron parte del Consejo Superior, máximo
organismo del Instituto.

Pero ¿qué provocó la crisis del IESS? A criterio de varios
expertos, ex directores nacionales y personas involucradas con
la seguridad social, el Instituto tuvo una serie de problemas
que lo abocaron a la situación actual.

El no pago de la deuda pública, es una de las principales
causas del problema, pues impidió un normal flujo de recursos
para inversiones y se marcó una tendencia negativa en el
incremento de las reservas acumuladas de fondos capitalizados.

El Estado tiene que entregar al IESS, aportes patronales de
los servidores públicos, magisterio fiscal y seguro social
campesino por 0,30%; contribuciones estatales por el 40% de
pensiones pagadas, reservas matemáticas de jubilados,gráficos,
telecomunicaciones, magisterio fiscal, ferroviarios,
obligaciones de caja militar y policial y convenios de
asistencia médica IESS-Ministerio de Salud.

La deuda del estado, según cálculos oficiales del IESS y del
Ministerio de Finanzas, llega a 1 billón de millones de sucres
que no se los cancelará mientras no se reestructure la
entidad, según anunció el propio Ministro de Finanzas, César
Robalino.

Para el Gobierno, lo importante no es pagar la deuda, sino
reestructurar al IESS. Mientras tanto, el monto de inversiones
bajó considerablemente en los últimos años; pues mientras en
1980 significaba el 57,19% del total del presupuesto, en 1994
llega apenas al 20,24% del presupuesto general, que en este
año es de 1 billón, 532 mil 370 millones de sucres.

Un segundo factor de la crisis del IESS, según las personas
consultadas, es la mala política salarial que impera en los
últimos años, pues el Instituto no se creó con la concepción
de que se aportaría sólo en base a una parte del salario, sino
de la totalidad. Se establecieron una serie de bonificaciones
salariales no sujetas al aporte al Seguro, tales como los
décimos tercero, cuarto, quinto y sexto; igual situación se
presenta con la compensación por alto costo de la vida, que el
IESS debe pagar a pensionistas y jubilados pero no recibe
ingresos por este concepto.

Otro punto es la creciente burocracia que año a año se
incrementa en la entidad y que representa egresos económicos
que baten records en América Latina. Casi todos los países del
área andina tienen gastos administrativos que representan
entre el 8% y 12% de sus presupuestos, pero el IESS tienen un
24%. Sin embargo, estos países no dan préstamos de carácter
social y se dedican únicamente a pensiones y salud.

A diferencia del presupuesto de inversiones, los gastos
corrientes (operacionales) del IESS, se incrementan cada año,
pues en 1980 eran 42,81% del presupuesto, mientras que en el
94 son de 78,15%.

El IESS durante años fue una fuente de compromisos políticos,
pues quienes tomaron parte de una campaña electoral reclamaron
su puesto en la entidad, con lo que se politizó al IESS y no
se permitió el manejo con personal técnico capacitado.

Los sindicatos que existen en el IESS, más de 100, también
formaron parte en la confabulación que llevó a la crisis, pues
a pesar de autoproclamarse defensores del Instituto,
permitieron que sigan adelante cada una de las políticas
consideradas perniciosas y lesivas.

Durante años, los dirigentes sindicales se beneficiaron de los
viajes, becas y permisos y en ningún momento impulsaron una
acción que frene efectivamente la hecatombe a la que se
aproxima el IESS si no se tomam correctivos eficaces y
urgentes.

En cierto sentido, existen dos gobiernos paralelos, pues por
un lado está el Director General que tienen su propia política
de acción; y, por otro, el Consejo Superior que dictamina las
acciones generales. Desde hace años se critica la mala
administración del Instituto, ya que no se crearon programas
que sean aplicables a varios años, sino que cada director
ingresaba con una política diferente. En los 19 meses del
gobierno actual, se nombraron cuatro directores generales y
cuatro Ministros de estado, estos últimos, por sus múltiples
ocupaciones dedican cinco o seis horas a la semana al IESS.

Los préstamos hipotecarios son también un factor primordial de
la crisis, pues su rentabilidad no permitió mantener el
equilibrio financiero. Los intereses que se cobran por este
servicio no cubren los gastos de administración, peor aún de
inversión; de allí que un préstamo de este tipo significa
pérdidas para el IESS y exceso de ganancia para el afiliado.
Al momento están suspendidos y sólo se entregan en casos
especiales y trámites represados de dos años anteriores.

Las inversiones en general tuvieron un mal manejo, tanto en
las privativas (préstamos), como en las no privativas (compra
de papeles fiduciarios).

El Seguro Social Voluntario, lejos de ser un ingreso de dinero
para el IESS, significa egresos, pues alrededor de 200 mil
personas utilizan el servicio y salen, sin aportar más a la
entidad.

Según el cuadro de estadísticas del IESS, las personas que
ingresan a este servicio, en su mayoría son enfermos crónicos
que necesitan de tratamientos costosos y operaciones de alta
cirugía. Anteriormente podían acceder a una operación de
cirugía mayor, que en clínicas particulares cuesta
aproximadamente 18 millones de sucres, con el solo pago de
seis aportes mensuales, es decir alrededor de 66 mil sucres en
total. Una vez que obtenían el servicio, dejaban de aportar;
pero con la regulación quién desee afiliarse voluntariamente
deberá cumplir con un requisito previo, el examen médico y
únicamente tendrá acceso a la atención cuando cumpla un año de
aportes.

Existen otros factores que coadyuvaron a la situación actual
del Instituto, pero que no fueron calificados como principales
por las personas consultadas, sin embargo se inscriben entre
ellos: la falta de leyes adecuadas para la ejecución de la
seguridad social, el clientelismo político, mala concepción de
lo que es la seguridad social y el papel que dentro de ella
cumple el instituto, etc.

Tarea difícil

Salir de la crisis en que se encuentra el Instituto, es una
tarea difícil para todos los sectores involucrados con la
seguridad social; por ello, trabajadores, empresarios,
gobierno y organizaciones populares, presentaron varias
alternativas de reestructuración del IESS.

Las propuestas, más allá de significar un ingreso económico
para aquellas personas que las elaboran, reposan en los
archivos del consejo superior, organismo encargado de ejecutar
las políticas allí aconsejadas.

Tres son las alternativas más promocionadas y son: Dejar al
IESS como está con ciertos cambios administrativos; crear un
sistema mixto con la intervención de empresas privadas y el
Estado; y, la privatización total. Todos estamos conscientes
de que se necesita un cambio, pero la fórmula ideal que
satisfaga a todos los sectores involucrados, aún no aparece.
Todo lo que parezca a Administradoras de Fondos de Pensiones
(AFP), y que represente privatización total, no es aceptable
por los trabajadores y la gran mayoría de afiliados. Mientras
que los empresarios amenazan suspender el pago del aporte
patronal si no hay reestructuración. El Gobierno, por su
parte, plantea un sistema mixto, con la participación del
sector privado y en el que se elimina todo aquello que no es
pensiones y salud.

SISTEMA MIXTO

Este modelo se basa en la experiencia de muchos países
europeos y no exclusivamente en propuestas de reformas
recientes en América Latina, que no tienen la suficiente
maduración como para ser tomadas en cuenta como elemento único
de referencia. Lo mixto nos e refiere sólo al hecho de que en
la administración participe el Estado y compañías privadas,
sino que existen varios pilares integrados y complementarios
con objetivos y fuentes de financiamiento diferenciados.

La Pensión Mínima (PM) y el Beneficio Uniforme (BU), forman
parte de este sistema; la primera no es solidaria al interior
del sistema sino que la solidaria es del conjunto de la
sociedad para los que están dentro del mismo.

Mientras que el beneficio uniforme es progresivamente
redistribuido en el gasto y constituye un elemento de
integración de intereses diferentes al interior del sistema,
porque paga un aporte igual a todos los afiliados,
independientemente de sus ingresos.

El gobierno señala como ventajas de este sistema, las
siguientes: Se reducirá (no eliminará), la incertidumbre con
respecto al beneficio futuro, pues el beneficio estará
dividido, en dos componentes cuya evaluación estaría atada a
diferentes variables. El papel del IESS en el sistema mixto,
dependerá de la decisión que se tome con respecto a la
recaudación. Lo aconsejable, según el Banco Central y que fue
analizado por el grupo de consultores internacionales
PRIMAMERICA, es que el Ministerio de Finanzas recaude los
aportes y luego los redistribuya a las instituciones
encargadas de pagar beneficios u ofrecer prestaciones, lo que
bajaría los costos administrativos de recaudación.

Entre tanto, los organismo ejecutores de las políticas
sociales, estudian las alternativas de reestructuración y en
los próximos días o meses podríamos conocer a ciencia cierta
que es lo que se hará con el organismo ejecutor de la
seguridad social, el IESS, que hoy cumple 65 años de otorgar
beneficios a miles de afiliados del país y ser el botín
político de muchos gobiernos.

* Texto tomado de EL UNIVERSO (p.1 DOMINGO)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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