Quito. 25 nov 98. El Ministerio de Bienestar Social administra el
Hogar María Campi de Yoder. Desde hace seis meses la Fundación Dar
coopera para mejorar la atención.

En sus ojos plomos hay un fulgor especial. Una cobija blanca y
suave la abriga. El dedo pulgar redondo y rosado que succiona con
fuerza con su delgada boca calma el apetito de media mañana.

Lo único que se sabe es que nació en Ibarra y que su madre la
abandonó en las puertas del hospital. Las cinco auxiliares
parvularias, que son algo así como sus mamás temporales, la
bautizaron como María Elisa.

Tiene 12 días de nacida y hace ocho llegó a la Casa Hogar "María
Campi de Yoder", ubicada en la parroquia Pusuquí, a 10 minutos de
Quito.

Junto a la cálida cuna de María Elisa está la cama de Germán de
cuatro meses de edad. La situación de este pequeño de inmensos ojos
negros y espesas pestañas, es de total orfandad. Luego de un
estudio jurídico se confirmó que no existe referencia alguna de sus
padres o familiares. Ahora se encuentra en proceso de adopción.

En aproximadamente tres meses más llegará una pareja, que cumplió
con todos los requisitos, lo asumirá como su hijo propio, con todos
los derechos y lo llevará a su nuevo hogar en Dinamarca.

A las 10h30, en la sala de bebés de este orfelinato del Ministerio
de Bienestar Social, la luz entra por todas partes y calienta los
pies delicados de 10 niños y niñas que fueron abandonados por sus
padres, y que ahora crecen bajo la protección de esta institución.

En el salón de los niños más grandes, con la mirada perdida y el
rostro triste, está Luis, tiene nueve años y nació con parálisis
cerebral. Su madre lo abandonó cuando tenía un mes de vida.

Luis, al igual que Andrés que tiene hidrocefalia y que llegó de
Santo Domingo de los Colorados, gracias a la Cruz Roja, son dos de
los cinco niños de difícil adopción que viven en la Casa Hogar.

Marcela Tulcanaza, directora del Hogar explica que es muy complejo
conseguir que una pareja ecuatoriana adopte un niño con algún tipo
de discapacidad.

Lo mismo ocurre con los niños negros y los pequeños que pasaron los
siete años de edad.

"Pienso que hay mucho racismo y discriminación en el país. Muchas
parejas quieren niños de ojos azules y rubios y esta no es una
fábrica de muñecos. Con las parejas extranjeras cambia la
situación. Hemos tenido matrimonios de europeos y norteamericanos
que adoptan a nuestros niños negros o que tienen alguna
discapacidad. En el seguimiento que realizamos confirmamos que son
niños tratados con mucho amor, con los derechos de un hijo propio;
y en las fotos que se adjuntan a los informes que nos llegan de los
países con los que Ecuador mantiene convenios de adopción, miramos
que están sanos y que avanzan mucho en la superación de sus
limitaciones y en la integración".

La Casa Hogar "María Campi de Yoder", es el único orfelinato del
Ministerio de Bienestar Social en Quito, que acoge a los pequeños
abandonados, huérfanos o en situación de riesgo que requieren
protección especial.

La edad de admisión es desde los 0 meses a 6 años y la capacidad
física del Hogar es para 50 niños, sin embargo, hay épocas en las
que supera los 70 chicos.

Tulcanaza añade que diciembre es una temporada en la que hay más
abandono de niños, porque la pobreza es más evidente.

Actualmente 39 niños y niñas conviven en este Hogar fundado hace 28
años por la quiteña María Elvira Campi de Yoder que dedicó toda su
vida al voluntariado y a la obra social.

En Pusuquí la Casa Hogar funciona hace 16 años, desde entonces
miles de niños han pasado por sus habitaciones, aulas de
estimulación y espacios verdes.

Todos los niños y niñas que ingresan al Hogar llegan por orden del
Tribunal de Menores.

Una vez en el Hogar, están bajo la protección y el cuidado del
Estado que pasa a ser su representante legal.

A las 12h00 el vapor y el aroma de la sopa de verduras y el arroz
con menestra convoca a los pequeños de dos a seis años.

El comedor se llena en menos de un minuto y el almuerzo empieza, en
medio de risas y gritos.

El Ministerio de Bienestar diariamente asigna 4.000 sucres para la
alimentación y el material de aseo. La alimentación comprende el
desayuno, la colación de media mañana, el almuerzo, el refrigerio
de la tarde y la merienda.

Los servicios básicos de agua, luz y teléfono, al igual que los
sueldos del personal de planta están cubiertos por el Ministerio.

Sin embargo, las necesidades del Hogar no están completamente
solucionadas.

Existen vacíos en lo educativo-pedagógico, nutricional, médico y
formativo que la institución no alcanza a cubrir.

Por ello desde hace seis meses la Fundación Dar mantiene un
convenio de cooperación con el Hogar para apoyar en estas áreas y
mejorar la calidad de vida de los niños. Uno de los primeros pasos
que emprendió la Fundación fue contratar una coordinadora para que
trabaje a tiempo completo en el Hogar. De esta manera hay una
preocupación permanente de las necesidades de la Casa Hogar.

La Fundación está conformada por un directorio de cinco empresarios
privados que unieron sus voluntades para ayudar al desarrollo
integral de los niños del Hogar. Como apoyo trabajan 14
damasvoluntarias. Karla Cossío, una de las administradoras de la
Fundación Dar, señala que la prioridad es conseguir recursos para
lograr que los niños abandonados tengan un futuro mejor con la
posibilidad real de conseguir una familia que los ame y forme para
convertirse en ciudadanos útiles.

"Hemos desarrollado algunas estrategias para captar fondos, una de
ellas es la colocación de ánforas de solidaridad en algunos
restaurantes como Tropiburger, la cadena KFC y Pollos Gus. También
hemos colocado sobres de solidaridad en las habitaciones del Hotel
Dan Carlton para que los huéspedes depositen su aporte económico".

La cooperación de la Fundación Dar en el Hogar, muestra ya algunos
resultados: la calidad de la comida mejoró, gracias a la donación
de frutas y verduras que consiguieron de Supermaxi.

La salud de los niños y niñas también experimentó un cambio, luego
de los exámenes completos que hizo la Fundación a los 39 pequeños,
y la contratación de una nutricionista, añade la economista Carmen
Maldonado, de la Fundación Dar.

Para Vicente Salvatierra, director nacional de Protección de
Menores, la responsabilidad y la protección a los niños abandonados
y en riesgo no es un asunto que únicamente le corresponde al
Estado. El compromiso es de todos, por eso la cooperación de
fundaciones como Dar es una ayuda invalorable que revela el interés
de la empresa privada y de la sociedad. El trabajo conjunto entre
Estado y empresa privada es una buena estrategia para que proyectos
sociales como este no se pierdan, añade.

A las 13h00 la pequeña María Elisa empieza la siesta.

La Directora del Hogar piensa que esta bella y sana niña tiene
muchas oportunidades para conseguir una verdadera familia. La
adopción será su destino.

Las cifras de la Casa Hogar muestran que anualmente, de un promedio
de 50 niños, el 60 por ciento se reinserta con algún miembro de la
familia, muchas veces con el padre o la madre biológica; el 30 por
ciento es adoptado, el cinco por ciento va a casas de colocación
familiar y el otro cinco por ciento permanece en el Hogar esperando
una familia.

Si usted quiere convertirse en uno de los empresarios que apoyen a
la Fundación Dar y así ayudar a los niños abandonados llame al
555622 o diríjase a las oficinas de la Fundación en la Moreno
Bellido 223 y Av. Amazonas. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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