Quito. 04 ene 99. La tolerancia y la búsqueda de una mayor
calidad caracterizaron al género. Los grupos que hacen temas
propios sobre la realidad ecuatoriana son la regla.

El que terminó puede calificarse como el mejor año del rock
ecuatoriano. Los grupos se han multiplicado por todo el país.
Muchas de las bandas ya consolidadas, fajándose por sí solas
-el apoyo de las entidades públicas o privadas es escaso,
cuando no inexistente-, han editado discos. Y, sobre todo, la
tolerancia se ha extendido como actitud en la gran mayoría de
conciertos.

En lo que se refiere a la aparición de grupos jóvenes, pueden
mencionarse, entre muchísimos otros, a Mortero, Full Silvato,
Mortum, Misil, Likaón, Tocata y Bulla, Beg, Acracia, Quitab,
La Pata Ñaña... Sin embargo, un grupo que se destacó
nítidamente fue Muscaria. Esta banda quiteña de hardcore
lanzó, el 19 de diciembre, "Combatiendo apatía", su ópera
prima, después de un año de exitosos conciertos en Guayaquil,
Quito y el centro del país.

La producción de discos y casetes también arrojó un saldo
positivo. Blaze, la ya legendaria banda guayaquileña de heavy,
lanzó el esperadísimo "Six feet in to reality". También del
Puerto Principal, los Ziper aportaron con un álbum que lleva
el mismo nombre del grupo. En Cuenca, Sobrepeso, una de las
bandas de fusión más populares en el país, presentó "La
ruleta". "La zona del metal" fue otro de los discos largamente
anunciados que vieron la luz. En él intervinieron Basca,
Blaze, Animal, Wizard, J. C. Velasco y otros.

Además lanzaron casetes profesionales Legión, de Portoviejo;
Necrofobia, de Riobamba; Insectus, de Atuntaqui; Mitilated
Christ, de Ambato; y Sear, Likaón, Casiel, Sueño Eterno y
Procesión, de la capital.

El mérito de estas producciones es doble, si se considera que
las grandes disqueras no están interesadas en producir a
grupos que no se ajustan a las fórmulas comerciales de éxito.
Por otra parte, resulta interesante el hecho de que aunque
muchos grupos no tengan discos, sus temas son coreados por
miles de jóvenes en los conciertos. La respuesta está en esa
gran red de distribución que funciona bajo el esquema: "A
graba el concierto de tal grupo, luego se lo presta a B, quien
hace lo propio con C...".

Desde hace ya algún tiempo, dos plazas en el centro del país
vienen apuntalando un movimiento rockero cada vez más fuerte:
Ambato y Riobamba. Esta última fue sede del hecho
probablemente más trascendente para este género en 1998: la
Semana del Rock Ecuatoriano, que se llevó a cabo entre el 23 y
el 28 de septiembre. Importante no tanto por la cantidad de
público que participó en él, como por el intenso debate sobre
la tolerancia entre rockeros.

El encuentro concluyó el sábado 28 con un concierto en el
Parque Infantil. En él tomaron parte Jaime Guevara, Muscaria,
Necrofobia -el ídolo local- y Némesis. Antes, se realizaron
exposiciones de fotografías, vídeos, afiches y un interesante
conversatorio, donde los asistentes establecieron dos
prioridades para el futuro: tolerancia y calidad o, dicho de
otra, forma respeto hacia y entre el público.

En Quito, en el género de la fusión, Cacería de Lagartos,
demostraron haber madurado musicalmente. Los creadores de la
popular "Comadre Rosa", pese a haberse presentado dos veces en
el año -la Fiesta de la Música en junio y el ciclo de
recitales "Una patada al oído" a inicios de noviembre-,
comprobaron que siguen manteniendo una hinchada fiel.

En el Mes de las Artes, el rock también tuvo su espacio. El 28
se presentó en la concha acústica de la Villa Flora el
concierto "Rock ecuatoriano: uno, diverso y nuestro". Allí
actuaron dos grupos de muy buen trabajo: Sparta y Basca. Este
último, de Cuenca, puede enorgullecerse de tener una barra
nacional, cuyos componentes dan a conocer su música
prestándose los demos de unos a otros (aunque el grupo ya sacó
un CD grabado en vivo).

Cuenca se ha ganado con creces la denominación de "institución
del rock". De ella han salido dos de los grupos más pujantes:
Sobrepeso y Basca. Además, el 4 de julio se reunió uno de los
mejores carteles del año, que incluía a Blaze y La Trifullka
del Puerto Principal; Cruks en Karnac de Quito; y Sobrepeso,
Caja Ronca y Ruido Blanco de la capital austral.

Pero hubo muchos otros conciertos importantes, sobre todo en
el segundo semestre del año. Por ejemplo, el "Rock en Sol
mayor", el 22 de agosto, en el Teatro Politécnico. Ese día,
ante un auditorio colmado de público, se presentaron Falc,
Octopus, Jaime Guevara, Sparta y el español Jesús de Kalle,
con temas inéditos.

"Rock sin fronteras", escenificado el 18 de diciembre en el
ágora de la Casa de la Cultura, convocó a 5 mil fanáticos.
Allí, además de vitorear a cinco agrupaciones, pudieron
disfrutar de un excelente sonido, aspecto pocas veces visto en
el pasado.

Guayaquil presenció un espectacular mano a mano entre el ídolo
local, Blaze, y Basca, de Cuenca, el 26 de diciembre. Hasta el
Coliseo Abel Jiménez Parra llegaron más de tres mil personas.

Finalmente, el último día de 1998 se escenificó una nueva
edición de "Rock al sur del cielo", todo un clásico para los
heavies del sur de la capital.

Entre los impulsores del movimiento, hay que citar en primer
lugar a ese quijote llamado Jaime Guevara. "El chamo", con
pocos recursos pero mucha, muchísima, voluntad, organizó
conciertos y defendió los derechos de los rockeros en varios
foros.

La Casa de la Cultura del Chimborazo, pese a la campaña en
contra de la prensa local, siguió adelante con la Semana del
Rock, que fue un éxito.

En la difusión de las grabaciones de los grupos y sus
conciertos han jugado un papel importante los programas
radiales. Entre estos cabe citar a "Rompiendo falsos mitos ",
con Carlos Sánchez (Radio Hot, de Quito); "La Zona del Metal",
con Hugo Beltrán, y "El charlatán", con Hugo Ferro (Planeta);
"Prohibido Prohibir", con Mayra Benalcázar, y "Hora Shock",
con Darío Ramos (Metro Stereo); y "Luna Negra", con Byron
Acosta (La Luna).

La conclusión más importante es que se está gestando un rock
nacional autorreferido. Hoy los grupos que tocan "covers" son
la excepción y los que componen temas propios referidos a la
realidad ecuatoriana, la regla. Prueba de ello fue el
concierto "Rockmiñahui", el 5 de diciembre, cuya era la
proclama: "El que seamos rockeros no nos aleja de nuestras
raíces".

Un rock creativo y auténtico

Así es, ni más ni menos. A pesar de que los prejuicios en
torno a esta forma de arte subsisten con cierta fuerza en la
sociedad oficial, el rock continúa abriéndose paso en nuestro
medio. Y lo hace gracias a la obstinada labor de un cada vez
más grande puño de músicos, conductores radiales y
organizadores, así como por el apoyo decidido de un amplio
sector de público juvenil.

Un rock diverso, prolífico y sobre todo poseedor de
características propias de nuestro país ha nacido y está
creciendo. A riesgo de tomar nuestros deseos por realidades,
creemos que a esa conclusión nos lleva una sucinta revisión a
lo hecho en el año recién terminado.

En el heavy, Basca (Cuenca), Sparta, Falk, Wizard (de Ibarra),
Espada Sagrada, Brahama, Abadón, Hitler Cuesta, Metamorfosis,
Sueño Eterno y Blaze (Guayaquil), entre otros, dan una idea de
la intensa actividad mantenida por este sector clave del rock.
Igualmente actuaron constantemente los ambateños Mamuth,
Circuito y 3X.

Los conciertos de heavy metal mejor logrados, según varios de
sus protagonistas fueron "Rock sin fronteras" (Agora, 18 de
diciembre), "Concierto en Sol Mayor" (Teatro Politécnico, 22
de agosto), "Expo Concert" (Patio de Exposiciones Quito,
junio), "Guamaní" (Teatro Casitagua, 14 de febrero), y los
realizados en la concha acústica de la Villa Flora: "Heavy
metal al sur del cielo" (31 de diciembre) y el correspondiente
al "Mes de las Artes" (29 de agosto).

Detalle muy importante lo constituyó del C.D. "Zona del
Metal", que incluye a Wizard, Sparta, Falk, Cry y Blaze.
Asimismo la salida al mercado del C.D. "Basca en vivo". Blaze
también editó un C.D.

En el Metal Extremo, un hecho destacable fue que la agrupación
Tocata y Bulla firmara con el sello norteamericano Profane
Existence. Procesión, Ente, Total Death y varios más de death
metal permanecieron en cartel. Muscaria lanzó su C.D.
"Combatiendo Apatía" con power metal. Mortum, de Atuntaqui y
Fato Morgana siguieron en acción. Los Hijos de Quién
solidificaron su plantel y surgieron con fuerza Misil, Morteno
y Pulpo Tres. También Adrenalítica hizo lo suyo y grupos como
Full Silbato y Tandacuchi fusionaron el power con el hardcore
y el ska. Editaron grabaciones en casete Procesión y Likaón,
así como Legión, de Manabí. Los integrantes de La Cafetera
Sub, de Ambato, demostraron un sensible mejoramiento.

En el punk y el hardcore, que a decir de algunos es el más
polémico por lo frontal de sus contenidos, se mantuvieron en
acción Kaes, Mortal Decision, Chancro Duro, N.CH., Enemigo
Público y Soluka Punk. Los guayaquileños Notoken y
Contraventores, de Ambato, hicieron lo propio. Aparecieron
nuevas bandas. Los puntas, Con las Justas y Los Tanque, son
algunas de ellas. Mortal Decision editó un casete.

Las infinitas fusiones. Sal y Mileto mantuvo su un buen nivel
de actuaciones y actualmente prepara un C.D. propio. Celeste
Esfera prosigue su senda, experimentando con nuevos
integrantes, y la formación Perros Callejeros, con su fusión
de rock, ritmos tradicionales y teatro. El Ska sigue
representado por Cacería de Lagartos.

Lo mejor fue la creatividad. A diferencia de otros tiempos, la
mayor parte de los grupos cualquiera que sea su estilo, están
interpretando obras de su cosecha. La creatividad demostrada
mediante un repertorio de autoría propia y la resonancia que
están logrando con él entre su público, nos animan. Como nos
alienta el contenido contestatario de sus canciones y las
realizaciones discográficas de más y más bandas. Sí, lo hecho
en 98 nos hace presagiar un fecundo futuro para el rock
ecuatoriano. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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